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![]() Ir al centro de Buenos Aires no resultó ayer una buena idea. El trastorno alcanzó también a los colectivos, que tuvieron que desviar su recorrido y a los taxis, que debieron hacer malabares para encontrar una ruta rápida. Al atardecer, el regreso fue más complicado que el arribo. Para los que viajaban a la zona norte, la Policía Federal recomendó no ir por la avenida Córdoba, para esquivar la zona de protestas estudiantiles, ni por la Avenida del Libertador, donde se recordaba el 25º aniversario del asesinato del padre Mugica. En lugar de esas vías, sugerían ir por Las Heras, que se convirtió en un virtual embudo. Tampoco fue fácil el regreso hacia el sur. Estudiantes del CBC de Avellaneda y de la Universidad Tecnológica cortaron a la noche el puente Pueyrredon, vía de salida hacia Quilmes y Lanús. Centenares de automóviles quedaron atascados en la autopista 9 de Julio, mientras otros penaban por cruzar el Riachuelo por el viejo puente Barracas. El padecimiento para los automovilistas comenzó bien temprano. La marcha convocada por la FUBA estaba prevista para las 11 en Plaza Houssay, pero antes de esa hora, estudiantes de numerosas facultades realizaron clases públicas en la calle antes de concentrarse (ver páginas 2 y 3). Así, hubo cortes frente a las facultades de Medicina y Sociales, en Paraguay y Marcelo T. de Alvear; en Junín al 900, en Paseo Colón al 800, y en Puán y José Bonifacio. Luego la policía fue cortando las calles por donde transitaba la movilización: Córdoba hasta Callao, desde allí hasta el Congreso, y luego por Rivadavia y Avenida de Mayo hasta la Plaza de Mayo. El acto terminó a eso de las 15.30. Una hora más tarde, el caos se trasladó a la Riccheri. Unos 700 puesteros del Mercado Central cortaron las dos manos de la autopista para reclamar bajas en los alquileres de los puestos y una reducción de impuestos. Los trabajadores adoptaron esa medida para forzar una reunión con el presidente de la Corporación Mercado Central, Julio César Lucattini, quien se había negado a recibirlos. Alrededor de las 18, Lucattini se hizo presente en el lugar y aceptó dialogar con los manifestantes, pero con la condición de que levantaran el corte de la autopista. A esa altura, se había producido un embotellamiento descomunal en ambas manos de la autovía. Los que fueron advertidos a tiempo lograron escapar por las colectoras, pero los que quedaron encerrados no tuvieron otra escapatoria que transitar unos metros por el césped. Los pasajeros que debían abordar un vuelo de la empresa British Airways, que salía a las 18, y estaban en camino avisaron por teléfono celular que no llegarían a la hora prevista. La partida se atrasó casi una hora. También sufrieron demoras vuelos de las empresas KLM, Air France, American Airlines y United Airlines. El caos volvió a la zona de Clínicas a eso de las 19. A esa hora comenzó una clase pública en Sociales, y poco después, un festival sobre la calle Uriburu, a la altura de la Plaza Houssay. La protesta universitaria habíasido un éxito, pero para los automovilistas el de ayer fue un día de furia.
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