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Pekín más y más cerca de Moscú

Ante el endurecimiento de la posición
china, los rusos quedaron casi como únicos  mediadores en el conflicto de Kosovo.

El enviado ruso, Chernomyrdin, y el presidente chino, Jiang Zemin.
Chernomyrdin comunicará hoy las nuevas propuestas ruso-chinas.

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The Guardian de Gran Bretaña
Por John Gittings Desde Pekín

t.gif (862 bytes) Ayer China aumentó su litigio con la OTAN después del bombardeo de su embajada en Belgrado, al amenazar con vetar cualquier discusión sobre paz en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a no ser que se le ponga fin a la campaña aérea. En un movimiento que fortalecería la mano de Rusia como mediador en las casi siete semanas media de guerra, el gobierno de Pekín dejó en claro que sólo apoyaría un acuerdo de paz que Slobodan Milosevic hallara aceptable. “Primero, la OTAN debe cesar los bombardeos inmediatamente, y segundo, cualquier plan debe tener la aprobación de Yugoslavia”, se dice que el vicepremier Qian Qichen le dijo a Viktor Chernomyrdin, el enviado de Boris Yeltsin a los Balcanes.
El presidente Jiang Zemin insistió en que las acciones de la OTAN amenazaban la paz mundial al igual que la de los Balcanes y que cualquier acuerdo con la ONU sería “un papel en blanco”, a no ser que los bombardeos pararan antes. Jiang citó el precedente de la lucha contra el fascismo a principios de este siglo, señalando a Moscú, y a Occidente, que China no está a favor de someterse a un compromiso. El apoyo de Pekín es vital si el Consejo de Seguridad va a apoyar formalmente las propuestas de paz acordadas en Bonn la semana pasada por el Grupo de los Ocho, incluyendo a Rusia. Estas incluyen apoyo a “presencias civiles y de seguridad internacionales” que la OTAN insiste significa autorizadas por la ONU, una fuerza armada de mantenimiento de paz a la cual ésta proveerá el núcleo.
El compromiso activo de China, muy inusual para un tema muy apartado del terreno asiático, parece que puede reducir el espacio de maniobra de la OTAN, ya que discutió con Rusia la composición de esas fuerzas, hasta dónde se retiran las tropas serbias y el status futuro de Kosovo. Irónicamente, el G8 había prometido informar a China sobre lo que se había acordado, consciente del creciente resentimiento en Pekín por no ser consultado por la crisis. Sólo unas pocas horas después ocurrió el desastroso bombardeo de la embajada, que muchos chinos todavía no creen que haya sido un accidente. Los funcionarios de la OTAN dijeron que esperaban que China reconsiderara su actitud cuando se calmaran los ánimos, pero reconocieron que los próximos días serían difíciles y que lograr una resolución de la ONU sería más difícil y tomaría más tiempo, que lo que se anticipaba la semana pasada.
Hoy, en Pekín, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, que aceptó dejar atrás una gran delegación de empresas y reducir su misión a una breve visita de trabajo que tratará sólo de Kosovo, intentará obtener algún progreso en las conversaciones. Algunas señales alentadoras fueron enviadas ayer, cuando los medios controlados por el Estado dieron a conocer por primera vez las disculpas atlantistas por el bombardeo de la embajada. China suspendió el diálogo con Washington sobre derechos humanos, los vínculos militares, el control y la proliferación de armas. Las relaciones entre Pekín y Washington ya son tensas por las acusaciones de Estados Unidos de espionaje nuclear chino, por contribuciones de campaña ilegales, por un déficit comercial que favorece de China, y por la oposición de Estados Unidos a que China sea miembro de la Organización de Comercio Mundial.
China ya empezó a bajar el tono de la campaña de denuncia contra la OTAN. A los empresarios occidentales con intereses en Shanghai se les dijo que no se verían afectados y las autoridades de turismo chinas también tratan de tranquilizar a los visitantes extranjeros, en cuanto a que están “perfectamente seguros”. Al mismo tiempo, la prensa sigue haciendo amargos comentarios sobre los “archicriminales” de la OTAN, indicando las actitudes ambivalentes hacia los Estados Unidos, tanto entre los líderes como entre el pueblo.
Traducción: Celita Doyhambéhère

 


 

CHINA EXIGIO MAYORES DISCULPAS NORTEAMERICANAS
Tienen que decir I’m sorry más fuerte


Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Aunque las protestas antiamericanas favorecidas por el gobierno chino se habían calmado ayer y una cantidad significativamente menor de huevos y tomates fueron arrojados contra las paredes de la sede diplomática en Pekín, en Washington se lidiaba con el sentimiento pesimista de que la bomba que destruyó la embajada oriental en Belgrado había herido gravemente la posibilidad de una solución diplomática para Kosovo. China y Rusia escalaron ayer sus demandas para que la OTAN deje de bombardear Yugoslavia. Pero Estados Unidos, como la OTAN, dijo que los ataques seguirán. “Continuaremos con la campaña aérea hasta que se cumpla con las condiciones exigidas por la OTAN. Esto y sólo esto será la razón por la que se interrumpan los bombardeos”, subrayó Joe Lockhart, vocero de la Casa Blanca.
La relación de Estados Unidos con China, crónicamente enferma, también ha empeorado y resulta difícil predecir cuánto tardará en volver a su condición preexistente. En los círculos políticos estadounidenses se temía que la entendible aunque sabiamente orquestada indignación china se reactive hoy, con una intensificación de las protestas violentas cuando los restos cremados de los tres funcionarios chinos muertos por las bombas de la OTAN arriben a Pekín.
Las autoridades chinas han exigido un pedido de disculpas oficial y “más completo” de Washington y la OTAN. También insisten en que se lleve a cabo una investigación minuciosa del ataque y que se castigue a los culpables. “Se mostraron tan indiferentes. Dijeron simplemente ‘lo siento’, se encogieron de hombros y se fueron”, se lamentó Li Zhaoxing, el embajador chino en Washington, en una entrevista con CNN. Según la explicación de EE.UU. –que había sido desmentida por la OTAN–, la bomba cayó en la embajada por una sugerencia errada de la CIA, que tenía un mapa desactualiazado de Belgrado.
Sin embargo, si la temperatura del antiamericanismo es muy alta en la nación liderada por Zemin, la fiebre antichina no es menos elevada en estos días en el congreso republicano. El espectáculo de multitudes de personas con los ojos rasgados arrojando piedras y gritando “Cerdos americanos, váyanse a su país”, ha endurecido aún más a los conservadores del Capitolio, ya poco propensos a admitir a China, el gigante comunista, en el juego empresarial de la Organización Mundial del Comercio. Además están las gravísimas acusaciones de espionaje. En los últimos diez años, China se habría apoderado de secretos cruciales en el campo nuclear y militar estadounidense. El senador republicano Trent Lott, líder de la bancada mayoritaria, ha sostenido que su país no debe cooperar con China en el intento de conseguir prestigio a través de la inclusión en el grupo que dicta las reglas del comercio mundial.
Varios observadores han señalado que China no llevará este enfrentamiento hasta sus últimas consecuencias porque no desea quedar aislada de Occidente, al que necesita para hacer prosperar a su enorme población. Pero, por el momento, aunque éste sea breve, lleva las de ganar. El misil en su embajada le está permitiendo condicionar la resolución del conflicto en Kosovo. Y en materia de imagen... sus espías parecieran bastante más hábiles que los de los servicios estadounidenses que manejan mapas viejos.

 

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