|
A Oscar Ruggeri se le sumó un nuevo inconveniente para conformar el equipo. A la lucha entre Fernando Galetto y Gustavo Zapata por el puesto de volante central, ayer se le sumó un nuevo pretendiente para la camiseta número cinco, aunque no es ningún juvenil de las inferiores. En medio del caos que se vivió en la ciudad por la protesta de los estudiantes y los docentes por el recorte presupuestario, el presidente Carlos Menem llegó en helicóptero a la ciudad deportiva de San Lorenzo y jugó un partido con viejas glorias de la entidad durante una ceremonia organizada por su amigo personal y titular de San Lorenzo, Fernando Miele, en la que lo designaron presidente honorario del club. El acto es una devolución de gentilezas, ya que Miele puso a disposición el plantel de San Lorenzo para un amistoso que se jugó en Catamarca durante la campaña electoral que llevaba a cabo Ramón Saadi. Entre los presentes estuvo el ex diputado nacional y candidato por el menemismo a intendente de La Matanza, Roberto Cruz, quien fue el impulsor de la llegada de Diego Maradona a la dirección técnica del desaparecido Deportivo Mandiyú de Corrientes. Menem apareció con la cinco de la nueva camiseta similar a la del Barcelona y realizó algunos jueguitos ante los camarógrafos. Luego participó del encuentro entre veteranos y hasta recibió un fuerte cruce que lo hizo caer. Claro que el agresor lo levantó y se disculpó varias veces por la imprudencia. Como en el partido que había jugado junto a Diego Maradona en cancha de Vélez con la Selección que dirigía Carlos Bilardo, Menem se paró en el círculo central y dispuso la libertad de no tener ningún adversario cerca. Ante los numerosos medios presentes, Menem pidió expresamente no dialogar sobre el conflicto educativo, ya que consideró que no era el lugar apropiado y que sólo iba a charlar sobre cuestiones deportivas. No bien llegó a la sede acompañado por el secretario de Prensa y Difusión, Raúl Delgado, reconocido hincha de San Lorenzo, y su médico personal Alejandro Tfeli, el Presidente se deshizo en elogios a las autoridades y a los simpatizantes del club, aunque también aprovechó la ocasión para adjudicarse parte del mérito por la construcción del Nuevo Gasómetro. San Lorenzo es una gran institución deportiva y esta obra que pudo hacer es producto de diez años de estabilidad del país, aseguró el jefe de Estado como si estuviera en plena campaña. Luego remarcó que el conjunto que dirige Ruggeri es un gran equipo, de disciplina rígida, muchos años de trabajo, que tiene un excelente presidente como mi amigo Miele, y a Oscar Ruggeri, que siempre me gustó como jugador, como persona y ahora como director técnico. Menem ya era presidente honorario de Peñarol de Montevideo, que luego de cinco títulos consecutivos este año ni siquiera se clasificó para la Copa Libertadores. El entrenador de San Lorenzo no perdió su humor y aprovechó para tirar una ironía. Está todo bien, que venga, que juegue. Total, después te manda la DGI y no tiene ningún problema, comentó Ruggeri. Para el final, el jefe de Estado se refirió al superclásico y admitió que su amado River está destinado a seguir siendo hijo de Boca. Boca nos dio todo tipo de ventajas; sin embargo, no pudimos torcer este destino que nos tiene condenados a ser hijos de Boca, señaló entre sonrisas.
|