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Por Nora Veiras Una clase pública en medio de la Plaza de Mayo preludió la asunción del gabinete del ministro de Educación, Manuel García Solá, en la Casa Rosada. Por segunda vez en tres días, el presidente Carlos Menem atravesó las puertas espejadas del Salón Blanco para respaldar al sucesor de Susana Decibe. Espléndidos, sonrientes, perfumados y vestidos para la ocasión no hicieron alusión a la marea de paros y movilizaciones que desencadenó el recambio ministerial. El problema está solucionado. Soy un hombre de fe, dijo García Solá al bajar del estrado y enfrentarse a la prensa. El permiso del Fondo Monetario Internacional (FMI) para incrementar el déficit en 150 millones y el rediseño en la ejecución de partidas es la fórmula que esgrime el Ejecutivo para desactivar el conflicto. El secretario de Etica, Luis Ferreira, repartía besitos mientras esperaba la entrada del resto del séquito presidencial. La ex senadora tucumana Olijela del Valle Rivas, enfundada en un trajecito color manteca, irrumpió al salón cuchicheando con Menem. Menem les tomó juramento como secretarios por Dios y los Santos Evangelios a Aníbal Jozami (Políticas Universitarias), Sergio España (Programación y Evaluación Educativa) y ratificó a Rivas (Cooperación Educativa Internacional). En Ciencia y Técnica también confirmó a Juan Carlos Del Bello, quien juró por Dios y la Patria. Olijuela (sic) del Valle Rivas dijo Menem y el ministro apeló a un pañuelo para ocultar la risa contenida mientras Del Bello viraba al rojo. No era sólo la vocal lo que motivaba sonrisas sino el recuerdo de la operación por al cual la ex senadora que había sido reemplazada por el entonces menemista Ramón Palito Ortega desembarcó en Educación. Son cuatro personalidades que llevan mucho tiempo cumpliendo funciones en el gobierno nacional, justificó el Presidente. Jozami estuvo en la Junta de Granos, de Carne, hasta ahora era rector en la Universidad de 3 de Febrero y es vocal del Banco Ciudad. Tiene un conocimiento profundo sobre el área, dijo sobre el Secretario de Políticas Universitarias que, precavido ante los siete meses finales del mandato de Menem, optó por pedir licencia en su cargo de rector. Elogió a Del Bello, a Olijuela y al amigo de siempre que trabaja sin alharaca, Ernesto Luis España. En realidad, España se llama Sergio. Son ilustres colaboradores del no menos ilustre ministro se despidió y bajó del estrado a fundirse entre los brazos de todos los que lograban acercarse. Uno de ellos fue el amigo del ministro, Antonio Tarragó Ros, quien al agacharse para abrazar a Menem dejó ver el tatuaje con el escudo de Boca en su incipiente pelada. García Solá se acercó a la sala de prensa y trató de explicar que el presupuesto educativo no se recortará. Destacó la fabulosa inversión educativa consolidada que pasó de 6192 millones de pesos en el 92 a 12 mil millones en el 98 y cortó abruptamente el diálogo cuando un cronista le preguntó: ¿Cómo explica entonces los 30 mil jóvenes en la calle? Ya contesté esa pregunta, no hay que mirar hacia atrás.
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