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Por Maximiliano Montenegro El último ajuste comandado por el Ministerio de Economía tiene una virtud. Revela, como ninguna otra poda del gasto público realizada anteriormente, que la tijera no tiene ninguna racionalidad, más que cortar donde sea más sencillo. Sin embargo, esta vez esa lógica chocó contra la movilización de la comunidad educativa. Página/12 seleccionó una serie de partidas de gasto social, incluidas las educativas, que demuestran la irracionalidad del ajuste. Dicen los expertos en finanzas públicas que es difícil que un programa de gastos soporte una poda superior al 25 por ciento, sin que sea afectada su propia finalidad. De otro modo: más allá de ese umbral caben dos hipótesis: o el programa no tenía razón alguna de existir o a nadie le interesa que se cumpla con sus objetivos mínimos. El asesor parlamentario de la Alianza, Horacio Rovelli, efectuó un detallado estudio sobre el decreto 455, publicado el jueves pasado en el Boletín Oficial. Allí queda en evidencia la desaprensión del viceministro de Economía, Pablo Guidotti, a la hora de orientar la guadaña. Hay áreas que no se pueden tocar, dijo un funcionario de Economía, cuando este diario le preguntó por qué no avanzaron en el recorte de los ATN que maneja el ministro Carlos Corach o de los fondos reservados de la SIDE. La contrapartida fue el ensañamiento con programas sensibles de gasto social, muchos de los cuales fueron descuartizados si se considera el presupuesto original con que contaban. Algunos ejemplos: Si una de las prioridades del Gobierno era ayudar a los afectados por las terribles inundaciones ocurridas en el Litoral el año pasado, después del ajuste, para cerrar las cuentas con el FMI, ya no lo es más: el programa fue recortado en un 95 por ciento. Si el gobierno nacional realmente creía que era necesario, dado los estudios de crecimiento poblacional, construir más aulas para los niños y adolescentes que se incorporarían al sistema educativo durante este año, entonces el ajuste que se realizó en esta área fue un despropósito. Guidotti pasó, con liviandad, la tijera por la mitad de los fondos presupuestados para este fin. Lo mismo sucede con el Programa de reformas educativas en las provincias: un recorte del 60 por ciento como había dispuesto Economía era darle el acta de defunción. En el área de la Secretaría de Desarrollo Social también resulta desproporcionado el ajuste del 28 por ciento en dos programas: acciones sociales compensatorias y desarrollo de capital social, ambos orientados a las familias pobres. El ajuste en el programa de atención de enfermedades del Ministerio de Salud alcanza al 13 por ciento del total de presupuesto para este fin. Pero lo crítico del área y el exceso de demanda sobre los servicios públicos de salud cuestionan severamente la lógica de este recorte. En igual sentido pueden evaluarse los 3,6 millones recortados del programa materno infantil. O el 9 por ciento de reducción en el presupuesto del INCUCAI, el instituto oficial de trasplantes. Aunque originalmente se decía que no habían sido afectados, de las planillas del decreto surge que hubo podas de magnitud tanto en el Instituto del Teatro como en el de Cine. El recorte de 137 millones de pesos en las viviendas financiadas por el FONAVI, representa el 15 por ciento de los recursos presupuestados y ya desató la rebelión de los gobernadores del propio oficialismo, donde se concentran las obras. Con la poda del 44 por ciento en el presupuesto de la Escuela de Economistas de gobierno, ¿Roque habrá querido hacerle un favor a futuros ministros de Educación?
GRUESA LISTA DE GASTOS SOSPECHOSOS PARA CORTAR Por Julio Nudler
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