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Pese a la presagiada catástrofe, Brasil baila con la caipirinha

Lejos de hundirse, la economía brasileña se aleja del supuesto abismo y cumple holgadamente las metas que le fijó el Fondo. Tras la devaluación del real, las variables están bajo control.

Presidente Fernando Henrique Cardoso y ministro Pedro Malan.
Los agoreros se equivocaron, y la economía muestra signos de retomar el crecimiento.

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Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) ¿La catástrofe brasileña fue un invento de economistas y banqueros? Así parece. ¿La catarática devaluación del real, a partir del 13 de enero, fue sólo la explosión de la caldera? Quizá. Pero los datos más frescos desmienten a los alarmistas. Ahora se sabe que en el primer trimestre el PBI desestacionalizado fue 1,02 por ciento superior al del cuarto trimestre de 1998, según datos del IBGE, lo que marca un impresionante vuelco en la tendencia, ya que en los trimestres segundo y tercero de ese año había caído 6,1 y 6,4 por ciento, respectivamente. Además, todas las metas comprometidas con el FMI salvo una están cumpliéndose con holgura. Y los capitales siguen sin espantarse ante las sucesivas reducciones dispuestas en la tasa de interés de referencia (llamada selic), que anteanoche fue bajada al 27,5 por ciento anual, nivel similar al que exhibía antes de la bancarrota rusa, en agosto último.
“La catástrofe no es tal”, confirma Guillermo Corzo, de Fundación Capital. Recuerda que hace poco Standard & Poor’s presagiaba un bajón de 6 puntos en el Producto brasileño para este año, pero ahora las nuevas predicciones recortan la caída a dos o a lo sumo tres por ciento. Sin embargo, Ricardo Fuente, de Ecolatina, advierte que desagregando el leve crecimiento del primer trimestre se descubre una caída de más de 6 puntos en el Producto industrial, salvada por un crecimiento de 18 puntos en el agro y una tenue expansión de servicios. Esta mala performance fabril se traduce en la creciente tasa de desempleo que sufre San Pablo, próxima ya al 16 por ciento.
Corzo propone, a su vez, repasar cómo marchan las cosas en relación con las metas y los escenarios indicativos trazados en el acuerdo con el Fondo:
u El real debía recuperar posiciones, para cerrar el año a no más de 1,70 por dólar. Ya está por debajo de ese listón.
u Para la inflación se marcó como objetivo un 16,8 por ciento. Ahora, proyectando los índices del primer trimestre se predice menos de un 10 por ciento. Esto implica que Brasil conseguiría finalmente una devaluación real del real, ya que la baja de éste triplicará el incremento de los precios.
u El PBI caería entre 3,5 y 4 puntos, meta que fue tildada de muy optimista. Arminio Fraga, el hombre de Soros que preside el Banco Central, pronostica ahora una contracción del 2 por ciento o menos.
* La tasa de interés debería descender al 20 por ciento para fin de año, promediando 28 por ciento en el año. Ahora está en 27 por ciento, cuando a fines de marzo volaba en el 45 por ciento. Este derrumbe fue bien resistido por las reservas de divisas, que siguen estabilizadas.
u El superávit fiscal primario (antes del pago de los intereses de la deuda) comprometido es de 3,1 por ciento del Producto. Ya en el primer trimestre superaron la meta, alcanzando un excedente de 3,3 puntos.
u El único compromiso que Brasilia ya reconoció que no cumplirá es el de obtener un superávit de 11.000 millones de dólares en el balance comercial. Aparentemente, lograrán unos seis mil. Lo cierto es que el primer trimestre –según los últimos datos que maneja la Fundación Capital– cerró con un rojo de 520 millones. Pero éste se debió a un déficit de 754 millones en enero, que se convirtió en superávit desde febrero. Está claro que la mejor evolución de la actividad económica pesa sobre los resultados del comercio exterior.
Para Fuente, “aunque los factores de corto plazo están bajo control, las investigaciones que están desarrollándose en el Parlamento son una amenaza de desestabilización”. Mientras tanto, el propio IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas) trata de enfriar a los eufóricos. “El escenario no es tan catastrófico como se esperaba, pero es aún demasiado pronto para decir que ha habido un giro total en la economía”, advirtió Roberto Olindo, coordinador técnico del IBGE. De hecho, el PBI del primer trimestre resultó aún un punto inferior al de igual tramo de 1998, conderrapes del 5,4 por ciento en la industria y del 4,8 por ciento en la construcción, contra una expansión del 9,2 por ciento en el agro.

 

“Dolarizar es un disparate”

El ex presidente español Felipe González aseguró que la idea de dolarizar las economías latinoamericanas, lanzada por el gobierno de Menem, “es un disparate”. En cambio, aseguró que “la región debería buscar un papel protagónico entre el euro y el dólar”. Y agregó que “la dolarización es una simplificación intelectual que no puede compararse al proceso de forjar una moneda común por un grupo regional”. Durante el mismo foro, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, sostuvo que “a mediano plazo la dolarización se concretará en América latina como consecuencia lógica de la apertura e integración de las economías regionales y la formación de bloques”. En respuesta a González, el director gerente del FMI, Michel Camdessus, declaró que “la dolarización ya es un hecho en gran parte de los países de América latina”. Y sugirió que la adopción del dólar “puede hacerse de tal forma que permita mantener la soberanía y dar beneficios a los países interesados”.

 

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