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Por Fernando DAddario ![]() El programa, que va todas las mañanas de 8 a 12, está en el aire desde hace tres años, y se acomodó entre los preferidos en una radio independiente que ya va por las once temporadas de emisión. Veinte columnistas (entre ellos la ombudsman de Buenos Aires, Alicia Oliveira) que abordan temas tan disímiles como teatro, salsa, derechos humanos, informática y deportes, móviles permanentes que recorren la ciudad (Pero no siguiendo locamente la actualidad, sino generando otro tipo de noticias, recreando historias de vida, con personajes urbanos. Ir a la casa de Corach a la mañana es una excepción ..., aclara Fabiana) y la posibilidad simultánea de sacar al aire a pesos pesado de la política nacional, dejan traslucir que, muchas veces, las limitaciones operativas más que un obstáculo constituyen una excusa. Es que a nuestra radio no podría definírsela ni como alternativa ni comunitaria ni barrial. Es distinta, sostiene De Lorenzi. Y más allá de aspectos formales (en el programa la conducción se diluye. No soy omnipresente, el programa se abre, y lo que se luce es el equipo de producción, cuenta), lo que adquiere nitidez es la ausencia de facilismo para abordar temas que se han convertido en un clisé de los medios de comunicación masivos: seguridad, pena de muerte, política inmigratoria, son ítems que no disparan un discurso único, sino que abren el juego a un debate en el que sólo se queda afuera la demagogia. ¿Cómo se elabora un discurso diferente en medio de un proceso de concentración cada vez más fuerte de la información? Es casi un antídoto. Como estamos viviendo una etapa de concentración de los medios, cada vez más la gente necesita un espacio abierto para no sentirse asfixiada. (F.L.) Teniendo una infraestructura menor, ¿se puede competir en igualdad de condiciones? Uno de los orgullos que tenemos es que cuando vemos trabajos comparativos que hacemos con otros programas radiales, nunca sentimos que nos quedamos cortos con algo. Es un trabajo de hormiga. Al principio llegábamos hasta a los concejales, después a un diputado, después a un ministro. Los legisladores y funcionarios se iban dando cuenta de que aquí se los trataba con respeto. Muchos cobran en el programa, pero saben que no existen los ataques gratuitos, ni se los va a gastar al aire. Entonces ellos también nos respetan. A Eduardo Menem lo criticamos más de una vez, Alberto Kohan dijo una vez de nosotros Estos siempre nos dan ... pero lo llamamos y nos atienden. Hasta ahora, el único que nos cortó la comunicación fue el general (R) Domingo Bussi. (H.D.L.) Muchos definen a su programa como progre. ¿Esa también es una etiqueta? No sé si definirlo como progre. Tenemos amplitud de criterios, lo que pasa es que somos irreductibles con algunos temas. Por ejemplo en lacuestión derechos humanos. Y por más pragmatismo que podamos evidenciar o por más aggiornados que estemos, un desocupado es un desocupado y un torturado es un torturado. (H.D.L.)
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