|
Por Pedro Lipcovich Hasta los zapatos de Perón se han vendido. Ayer se remataron los últimos efectos personales del Viejo, que su viuda había cedido a una fundación. Como muchos remates de objetos de difuntos, éste fue precedido por una escena tragicómica entre los deudos: unos envejecidos militantes dirigidos por Norma Kennedy quisieron impedirlo y terminaron llevados a la rastra por la policía. Poco dinero se pagó por las cosas del General; muchos se llevaron un recuerdo por cincuenta o cien pesos. Entre los compradores hubo simpatizantes peronistas, coleccionistas de discos y de primeras ediciones; algunos de los autores que le dedicaron libros al General recuperaron su dedicatoria. Otras cosas quedaron sin venderse. Como en todos los remates similares, el bullicio inicial se fue enfriando a medida que los objetos el chaleco rojo sin mangas, el reloj despertador, el llavero convocaban por última vez la figura del ausente. ¿Qué espera para firmar/ y en paz de una vez por todas/ a nuestro líder dejar?, preguntaba al Señor de los Decretos (en alusión al Presidente de la Nación) el cartel enarbolado por el grupo de seguidores de la dirigente justicialista Norma Kennedy. Ella era terminante: ¡Ningún peronista comprará los zapatos de Perón!. Una de las seguidoras de la Kennedy gritaba que Menem no le pagó a Rotundo y Rotundo se quiere cobrar con las cosas de Perón. Los kennedystas habían bloqueado la entrada a la casa de remates J. C. Naón y no dejaban entrar a los compradores, hasta que, a las 16.15, un grupo de policías se llevó al grupo de manifestantes mientras una de ellas, casi anciana, abría un bolso viejísimo y trataba de desplegar un cartel donde Perón, muy joven, sonreía para todos. Mario Rotundo, presidente honorario de la Fundación por la Paz y la Amistad de los Pueblos, dijo a este diario que en 1990, la viuda de Perón donó estos objetos a la fundación. Desde entonces los ofrecimos en venta a autoridades del orden nacional y provincial, pero no hubo eco. Según se anunció, el producto del remate se destinará a diversas entidades de bien público. El señor Rotundo, que suele oficiar de vocero de Zulema Yoma, en 1989 fue recaudador en la campaña presidencial de Carlos Menem, a quien luego acusó judicialmente de deberle dinero. A las 4 y media la gente ya estaba entrando. La concurrencia era heterogénea. Graciela, que no es militante peronista pero tengo mi corazoncito ahí, quería algún objeto que haya tocado él. Una señora de elegantes arrugas parecía haberse quedado allí desde el día anterior: Vengo a ver si quedó algo del remate de Lavalle Cobo o de Bullrich, porque ayer me fui a las seis y faltaban vender un montón de cosas. A las 16.52 salió a la venta el primer lote, una placa de oro 18 de sus paisanos y amigos de Lobos en su 75 cumpleaños: 1200 pesos pagó por ella un señor Guzmán. El segundo, un radiorreloj que salió en 300 pesos, fue comprado por Horacio, de unos 40 años, como recuerdo; él es afiliado peronista desde hace mucho. Por 50 pesos, Jorge Rodríguez consiguió 12 discos simples, entre ellos Pinocho canta sus éxitos, de Juan Carlos Mareco, y Chiquillada de Leonardo Favio. El comprador, coleccionista de discos, comentó que son placas difíciles de lograr: las de Mareco no se consiguen, y es el primer disco que grabó Favio; se valorizan todavía más por las dedicatorias a Perón. El remate se hacía lento porque los precios son muy bajos, según explicó a este diario un comprador profesional que finalmente no encontró nada digno de ser revendido. Cinco años después, con dedicatoria de Antonio Cafiero a Perón, fue comprado en 150 pesos por el secretario de Industria y Comercio, Alieto Guadagni, para regalárselo al autor. Para otros, como la edición original dedicada de la muy buena novela Al vencedor, de Marta Lynch, no hubo respuesta al ruego Tomo la oferta que sea... del rematador. La sala, con sillas plegadizas, tenía el clima impersonal de una casa de velatorios, y la melancolía se acentuaba a medida que pasaban los objetos:el chaleco sin mangas de lana roja que se vendió en 70 dólares, las veinte fotografías diferentes del año de su muerte, 1974, que el comprador Jorge A. se llevó en 60 dólares. La primera edición del otrora best-seller Manual de zonceras argentinas, de Arturo Jauretche, dedicada al General, llegó a los 150 pesos. Mejor fortuna tuvo ¿Qué es el ser nacional? de J. J. Hernández Arregui, que el cual se pagaron 240 pesos.Dijo Perón..., las palabras que el General pronunció ante el jefe de la comuna rosarina en 1950, salieron por cien pesos. A las seis y cuarto, aparecieron los famosos zapatos del General. Eran tres pares. El primero, de cuero negro hecho por Bally, en Suiza, fue comprado en 250 pesos por el médico Orlando Carnovale: Sin ser peronista, me enorgullece tener algo importante de un hombre que hizo parte de la historia, dijo a este diario, y aseguró su disposición a ceder los zapatos el día que se haga un museo de Perón. Recién a las seis y media llegó el director del Museo Histórico Nacional, Juan José Cresto, quien poco después compró para la institución, por 1310 pesos, un pergamino dedicado al General por los trabajadores de Fiat Caseros y Palomar, que representa bastante lo que fue el Movimiento Peronista en su momento, según el funcionario. Amalio Reyes, un hombre, del poeta Cátulo Castillo, acompañado de una carta del autor a Perón fechada en 1971, fue comprado por 150 pesos por un joven que no había nacido entonces: Es que la persona que busca el recuerdo no pudo venir.
|