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CUATRO MILITARES RELEVADOS POR ESPIONAJE
Los viejos métodos

Son dos suboficiales y dos oficiales, uno de ellos es un coronel  que se desempeña en la Capital Federal. Una jueza los acusa de  hacer inteligencia sobre testigos en dos causas de desaparecidos.

El jefe del III Cuerpo de Ejército, general Juan Manuel Llavar.
Tres de sus hombres fueron relevados. El cuarto trabaja en la Capital.

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Por Sergio Moreno

t.gif (862 bytes) Dos altos oficiales y dos suboficiales del Ejército fueron relevados y puestos a disponibilidad por el jefe del arma, general Martín Balza, al haber sido involucrados por una jueza de Córdoba en una maniobra de espionaje interno –prohibido a las Fuerzas Armadas por la Ley de Defensa–realizado contra testigos en dos causas vinculadas con la desaparición de personas que se sustancian en esa provincia. Un teniente coronel y los dos suboficiales revistan en el III Cuerpo de Ejército con asiento en esa provincia. El otro militar es un coronel que trabaja en la Capital Federal, supuestamente en dependencias de la jefatura II (Inteligencia).
“Ante presuntas acciones ilegales cometidas por personal militar en jurisdicción del Tercer Cuerpo del Ejército (Córdoba) informadas por su comandante, general de división Juan Manuel Llavar, el jefe del Estado Mayor General del Ejército resolvió el día ayer (14 de mayo) relevar y colocar en disponibilidad a un coronel, un teniente coronel y a dos suboficiales. Se están labrando actuaciones de Justicia Militar para investigar responsabilidades administrativas independientemente de lo que en el ámbito de su competencia investiga la Justicia Federal”. La nota, emitida ayer por el Ejército, está firmada por el mayor Emilio Rodríguez, del departamento de prensa del Ejército.
El teniente coronel al cual hace referencia el escrito oficial es el jefe de la Central de Reunión de Información 141 (inteligencia) del III Cuerpo, Abel José Guillamondegui, y los otros dos relevados son el suboficial mayor Luciano Quiroga y el sargento ayudante José Orsoli.
Quiroga fue detenido anteayer por falso testimonio por la jueza Cristina Garzón de Lascano cuando el suboficial estaba atestiguando en la causa abierta que lleva la magistrada por la búsqueda de la verdad, esto es, el destino final que tuvieron los desaparecidos en el área del III Cuerpo de Ejército. Garzón de Lascano, junto a la fiscal Graciela López de Filoñuk, también interviene en otro caso: el de la apropiación y destino de los hijos de los desaparecidos nacidos en cautiverio. Por estas causas podrían ser citados varios oficiales en actividad y en retiro, entre ellos quien fuera jefe del III Cuerpo, Luciano Benjamín Menéndez.
La jueza comenzó una investigación paralela a ambos causas (y abrió un tercer expediente) cuando comprobó que varios testigos estaban siendo vigilados y perseguidos. Otro dato que tuvo la magistrada para abrir la investigación es que cuando realizó un allanamiento hace semanas en la Casa Cuna de Córdoba –donde secuestró documentos vinculados con el robo de bebés–, el operativo, que debía ser sorpresivo, había sido anunciado.
El lunes pasado, en la Sede de Abuelas de Plaza de Mayo de Buenos Aires, la abuela Sonia Torres de Parodi y los abogados de la filial cordobesa de la institución, Elvio Zanotti y María Teresa Sánchez, denunciaron que estaban siendo amenazados. Recibieron cartas y llamados anónimos en los que se aseguraba que los iban a matar o que iban a sufrir un “accidente”. “La Patota de La Perla recorre mi barrio. Caminan con sus piernas asesinas, me miran con sus ojos asesinos”, aseguró la abuela Parodi reportaje publicado por Página/12 el martes. Parodi busca a su nieto que nació durante el cautiverio de su hija Silvia Parodi de Orozco y de su esposo Daniel Orozco.
A raíz de la denuncia por amenazas la jueza abrió una nueva causa y así habría descubierto una organización destinada a realizar averiguaciones sobre sus investigaciones. La semana pasada un hombre se habría presentado en los tribunales y haciéndose pasar por periodista hizo preguntas y grabaciones relacionadas con la declaración de un testigo. En los tribunales comentan que la propia jueza y sus colaboradores son seguidos por individuos sospechosos y se sabe que son víctimas de acciones de Inteligencia.
La incorporación a esta red de espionaje interno de un coronel cuya labor militar se desarrolla en la Capital Federal y no en Córdoba agravóla dimensión del episodio. Anoche, al cierre de esta edición, en el III Cuerpo esperaban un radiograma de la Jefatura del Ejército con nuevas instrucciones a seguir.

 

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