Por Adriana Meyer
Un amigo y
colaborador de Ricardo Gangeme aseguró que la línea interna del justicialismo que tiene
como precandidato a gobernador al intendente de Comodoro Rivadavia, Marcelo Guinle, hacía
un pequeño aporte económico en el semanario que dirigía el fallecido editor
periodístico. Por otra parte, el informante desmintió ante Página/12 que Gangeme
pidiera aportes publicitarios a sus potenciales financiadores a cambio de no publicar
denuncias que los involucraban, tal como sugirió a este diario una alta fuente policial.
Los que dicen eso son quienes le tenían pánico porque son unos corruptos con el
traste sucio, fue la defensa que hizo de su amigo asesinado el jueves pasado.
El amigo de Gangeme explicó que El Informador Chubutense se fundó sin aportes de capital
y su dueño se endeudó comprando todo a plazos. El editor habría puesto un
edificio de su propiedad, que vale unos 300 mil pesos y está ubicado en la calle
Paraguay, al lado del diario La Jornada. Allí instaló las máquinas con las que hacía
el semanario. Y alquiló las oficinas de la calle Italia al 265 para montar la redacción
que tuvo sólo cinco meses de vida.
El socio del editor aseguró que el duhaldista Guinle está enemistado con las autoridades
radicales del municipio y de la provincia, y como aspira a ser el futuro gobernador
le venía bien que el semanario destapara toda la corrupción de esos funcionarios,
de modo que ése era el aporte de El Informador para el peronismo. En el número 22
puede leerse una entrevista a Guinle en la que declaró que el gobernador radical Carlos
Maestro le entregará una provincia fundida. El informante recuerda que
Gangeme iba a imprimir unas 5 millones de boletas para que el justicialismo usara
enlas elecciones de octubre y con eso iba a sacar 50 o 60 mil pesos para pagar las deudas
que tenía.
La fuente consultada negó que el dirigente desarrollista Rogelio Frigerio hubiera sido
uno de los sostenedores del semanario, tal como publicó ayer un diario local. Lo cierto
es que el año pasado Frigerio había viajado a Trelew por un asunto partidario y fue
visto en compañía de Gangeme. Tenían una relación de amistad. A los 14 años Gangeme
se inició en la revista Qué, primera publicación de la inteligencia
frondizista, de la mano de Marcos Merchensky. El abogado de Gangeme es un ex funcionario
del mismo partido.
Gangeme pagaba los gastos de impresión con lo recaudado en la venta de los semanarios (la
tirada promedio era de 3 mil ejemplares), y apenas le sobraba algo de dinero,
describe el informante. Y agrega que le debía dos meses al personal y todavía hay cuotas
pendientes de las máquinas. La publicidad que aparece era regalada o de canje. Los
pocos avisos que aparecían eran para confundir porque aún no había armado el
departamento de publicidad. También colaboraba una amiga de su compañera y en los
últimos tiempos aparecieron dos anunciantes de Puerto Madryn que llegaron solos. Su
distribuidor, Jorge Barreto, también le acercaba algunos avisos del Partido Acción
Chubutense PACH y los pequeños aportes de varios kioscos de revistas de la
ciudad, concluyó. El semanario se jactaba en su primera plana de ser el
único medio que no recibe dinero en publicidad oficial.
Al día siguiente del crimen de Gangeme, Guinle declaró a la prensa que hay que
leer el semanario detenidamente para encontrar alguna clave. Gangeme y su medio eran
fuertemente críticos del gobierno provincial y lanzaron serias denuncias de corrupción.
Por eso todas las hipótesis tienen que estar abiertas y creo que el más preocupado para
desentrañar el hecho tiene que ser el Gobierno. Espero que haya tomado todos los
resguardos para hacer una eficaz y rápida investigación. Esto afecta la libertad de
expresión, porque es evidente que tiene que ver con la actividad de periodista de Gangeme
y con una maraña de intereses del poder. El Gobierno debe evitar que aparezca en Chubut
otro caso Cabezas que no le haría bien a la provincia. Guinle no aparece alineado
aún ni con el duhaldismo ni con el menemismo, aunque lleva como primer candidato a
diputado a Mario Das Neves.
APARECIO UN IDENTIKIT DEL PRESUNTO HOMICIDA
Crece la maraña de versiones
Por A.M.
Durante el operativo que
se realizó el sábado a la noche en las calles y en los dos cabarets de esta ciudad que
eran frecuentados por Ricardo Gangeme, la policía demoró a dieciocho personas poco
conocidas en la zona, una de las cuales podría haber visto al asesino del editor y
estaba en condiciones de elaborar un identikit que se dio a conocer ayer (ver en esta
misma página). Así lo reveló a este diario una alta fuente policial.
Un joven de 29 años le dijo a los investigadores que entre la 1 y la 1.30 de la noche del
crimen volvía de su trabajo caminando por la vereda de enfrente al edificio en donde
vivía Gangeme y vio a una persona parecida a la que fue descripta por los medios como el
presunto asesino.
Los allegados de Gangeme siguen tejiendo especulaciones en una historia en la que sienten
que tienen algo de protagonismo, mientras toman café en la confitería Exedra, vidriera
social de Trelew que el editor solía frecuentar. Sugirieron que la reaparición del
testigo César Gringo Vázquez un homosexual fichado por la
policía, tiene la intención de ensuciar a la víctima. Vázquez
habría declarado que estuvo con Gangeme el sábado 8, pero sus amigos dicen que pueden
probar que estuvieron con él hasta las 4 de la mañana. Además, esa fue la misma noche
de las presuntas amenazas de muerte pronunciadas por el empresario local Héctor
Fernandes. Sin embargo, una alta fuente judicial aseguró que la hipótesis del
homosexual no está descartada.
Mientras tanto el juez Florencio Minatta continuó tomando declaración testimonial a los
ex empleados de Gangeme. El magistrado quiere saber si el editor había recibido en los
últimos días visitas o llamados de algún funcionario prominente
denunciado en el semanario, pero todos coincidieron en que no pasó nada extraño en su
redacción.
El abogado de Gangeme, Luis López Salaberry se mostró escéptico en cuanto a la
información que pueda obtenerse de las pericias cuyos resultados podrían conocerse hoy.
Con respecto a una colilla de marca diferente a la que fumaba habitualmente Gangeme, el
letrado explicó a Página/12 que el editor quería dejar de fumar y entonces no
comprabacigarillos sino que pedía a los amigos. Por otra parte, la policía no
encuentra el arma que solía portar Gangeme porque se la llevó su compañera Norma a
Buenos Aires.
Una causa por espionaje en busca de sus
jueces
La causa que involucra a la Fuerza Aérea
por espiar a periodistas y una asociación de mujeres no tiene juzgado donde tramitarse. |
|
Por A.M. y S.M.
La causa abierta tras la
publicación de Página/12 sobre el espionaje que realizó la Fuerza Aérea a periodistas
de éste y otros diarios, y a la organización Mujeres Agropecuarias en Lucha estuvo de
paseo por diferentes oficinas de los Tribunales Federales de Retiro porque el juez que la
llevaba adelante decidió desprenderse de ella en compensación por otro
expediente que había recibido con anterioridad. Ahora está en manos de la Cámara
Federal que decidirá dónde sigue su trámite. Mientras tanto, el fiscal federal Miguel
Angel Osorio no tiene a quién hacerle sus requerimientos.
Este diario descubrió que durante setiembre de 1997 la Jefatura II de Inteligencia de la
Fuerza Aérea ordenó investigar los datos filiatorios y demás antecedentes de nueve
periodistas de diarios nacionales, entre ellos Carlos Rodríguez y Sergio Moreno de
Página/12. Todos ellos habían escrito artículos referidos a la privatización de los
aeropuertos y a la seguridad de los mismos. Esa dependencia también monitoreó las
actividades de las participantes del acto por el Día Internacional de la Mujer realizado
ese año. La Fuerza Aérea presentó a la Justicia una copia del sumario interno realizado
después de que tomó estado público el espionaje, a modo de autodenuncia. El fiscal
Osorio impulsó la acción penal para establecer si los aviadores espías
realizaron inteligencia interior, violando la Ley de Defensa que lo prohíbe
de manera explícita. El juez instructor era el federal 8, Jorge Urso.
Hace unos días, este magistrado remitió el expediente al juzgado federal 5, ocupado por
Norberto Oyarbide quien continúa de licencia por depresión. En su lugar
está trabajando el juez federal número 4, Gabriel Cavallo. Urso eligió desprenderse de
ella utilizando una práctica habitual dentro del poder judicial. Se trata de un mecanismo
de compensación por el cual un magistrado que recibe un expediente puede enviar a ese
mismo juzgado otro que él haya estado tramitando. El objetivo es evitar recargarse de
trabajo. Una fuente cercana a Urso explicó a Página/12 que eligió esa causa porque
tiene un perfil similar a la que él había recibido, es decir que es
proporcional en cuanto a su magnitud, al número de imputados y se encuentra en un estado
parecido. Todas éstas son las condiciones que deberían ser tenidas en cuenta a la hora
de intercambiar expedientes. Pero Cavallo no se quedó con la causa porque
entendió que Urso la enviaba en compensación por una que él no considera suya sino del
federal 2, a cargo de Jorge Ballestero. Este juez se había excusado de intervenir en un
proceso en el que el ministro de la Corte Suprema Adolfo Vázquez era el denunciante, con
el argumento de que él lo había sobreseído con anterioridad en el juicio por presuntas
coimas, cuando fue acusado por el estudio de Julio Oyhanarte. El juzgado de Cavallo fue
elegido por sorteo para decidir, pero también se excusó porque a su vez
había sido el denunciante contra Vázquez en la causa Oyhanarte. Le tocó entonces a Urso
quien no tuvo inconveniente en tomar el expediente pero decidió compensar enviando otro a
cambio. Según Cavallo, Urso debe compensar con Ballestero y no con él.
A esta altura es posible que el lector se haya perdido en algún pasillo de los tribunales
de Comodoro Py. Sin embargo, la investigación de los aviadores tampoco se quedó en el
federal 2. Ballestero consideró que no era compensable porque ya
intervinieron dos jueces y la que él había enviado tiene un sólo imputado, mientras que
la de los aviadores tiene seis. Entonces se la devolvió a Cavallo, quien decidió
remitirla a la presidencia de la Cámara Federal, para que la cuestión no siga
dilatándose.
|