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La OTAN salió ayer a atacar en tres frentes: el frente militar en Yugoslavia, donde concentró sus bombardeos en bases de tropas serbias e infraestructura civil y petrolera, el frente de las críticas por el ataque a la aldea kosovar de Korisa (que ocurrió en la noche del jueves y que hasta el momento se cargó al menos 80 muertos, según fuentes serbias), y el frente de las supuestas divergencias internas entre Estados Unidos y el mando militar de la Alianza Atlántica sobre la utilización de los helicópteros Apache y sobre la posibilidad de una invasión terrestre a Yugoslavia. Sobre el bombardeo a Korisa, la OTAN reiteró ayer lo que había manifestado el sábado: que las víctimas eran parte de un escudo humano formado por los serbios para proteger a sus tropas. Y conociendo la forma de actuar de Slobodan Milosevic, se puede pensar que los refugiados fueron utilizados no sólo militar sino políticamente, dijo el secretario general de la OTAN, Javier Solana, quien remarcó que Korisa había sido limpiada étnicamente a fines de abril y sólo los militares vivían allí. El Pentágono, por su parte, se refirió explícitamente a la hipótesis de escudos humanos aunque sin contar con pruebas para sustentarla y añadió que este hecho obligará a la Alianza a fijar mejor los blancos de sus ataques. Pero no a una detención de los bombardeos. Según el New York Times de ayer, es precisamente la discusión sobre un cambio de estrategia la que estaría originando divisiones en el interior de la OTAN. Especialmente, sobre la utilización de los 24 helicópteros antitanques norteamericanos Apache que están estacionados en Albania. Mientras el comandante de la Operación Fuerza Aliada, el general Wesley Clark, quiere utilizar cuanto antes los Apache de los cuales dos ya se estrellaron en operaciones de entrenamiento, el Pentágono opina que aún es demasiado arriesgado hacerlo. Y estos helicópteros sólo pueden ser usados tras una autorización especial del gobierno norteamericano. El portavoz de la OTAN, Jamie Shea, dijo ayer que las divergencias no existen y que los Apache son en este momento plenamente operativos. El otro punto de la discordia entre los aliados sería la decisión sobre una invasión terrestre a Yugoslavia. En una entrevista publicada ayer por el diario inglés The Observer, el premier británico Tony Blair desmintió su desacuerdo con el presidente norteamericano Bill Clinton, que se opone a una intervención terrestre.
Una
fuerza especial de las Naciones Unidas se estableció ya para evaluar y enfrentar los
efectos a largo plazo sobre la salud humana y el medio ambiente de la guerra en Kosovo. El
bombardeo de refinerías de petróleo y de plantas químicas y el petróleo derramado
causaron ya la polución del río Danubio con manchas de 10 kilómetros y nubes de humo
tóxico. También creció la preocupación por el uso de armas con uranio empobrecido, ya
usado en la Guerra del Golfo y acusado de causar el Sindrome de la Guerra del
Golfo.
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