Por Laura Términe Desde Roma
El 21 de octubre
próximo, la Justicia italiana iniciará un proceso contra siete militares argentinos
acusados del asesinato de siete ciudadanos italianos y la desaparición de un bebé,
hechos cometidos durante la dictadura militar. El juez de indagaciones preliminares,
Claudio DAngelo, decidió ayer enjuiciar a los generales Guillermo Suárez Mason y
Santiago Riveros, responsables de la primera y la cuarta zona militar de Argentina,
respectivamente, durante la década del setenta, al entonces jefe de la Prefectura Carlos
Gerardi y a cuatro de sus subordinados, los militares Luis Porchetto, Alejandro Puertas,
Oscar Héctor Maldonado y Roberto Rossin. El magistrado rechazó todos los argumentos que
llevaron al tribunal de Roma los abogados defensores de los militares, Giovanni Aricó y
Marcelo Melandri. El gobierno italiano será parte civil en el juicio.
El juez afirmó en su sentencia que en todos los casos se trató de delitos políticos
cometidos contra ciudadanos italianos, dos de las tres condiciones que según el Código
Penal de este país permiten la intervención de un tribunal nacional sobre
acontecimientos sucedidos en el exterior. La tercera es la necesidad de que el ministro de
Justicia autorice el debate en las instancias preliminares. Sobre este punto,
DAngelo desestimó un pedido de la defensa de los militares que consideraba no
válida la solicitud realizada por el ministro Clelio Darida en 1983.
Considerando la naturaleza política de los crímenes imputados, que encuentran su
raíz en la despiadada opresión de la oposición, con la sistemática supresión de los
opositores a la dictadura militar y casi siempre de su cadáver, represión y supresión
científicamente deliberada y actuada por la Junta militar; y considerando el interés del
Estado italiano y del respectivo gobierno de ver garantizados y no suprimidos con la
exterminación física de sus portadores, los derechos inviolables de los ciudadanos
italianos, leyó el juez para explicar la apertura del proceso. Además,
DAngelo consideró legítimos los testimonios presentados por los familiares de
desaparecidos, tomados de las declaraciones realizadas en Buenos Aires durante el Juicio a
las Juntas, que habían sido cuestionados por Aricó.
Durante la exposición, que incluyó un elogio a Diego Maradona por lo que le dio a
Nápoles, Aricó insistió con el argumento de enterrar las culpas de
quienes ejercieron violencia de Estado en Argentina, considerando las leyes de obediencia
debida, punto final y los indultos, como el final de un período histórico que debe
entenderse dentro de los límites de Argentina.
El abogado de Familiares, Marcelo Gentili, utilizó durante su alegato -que duró una hora
y media la sentencia emitida en 1985 por la Cámara Federal y el acto de
extradición de Suárez Mason realizado por un tribunal de la ciudad de San Francisco en
1987, para demostrar el acuerdo que existía entre Suárez Mason y Riveros para realizar
operaciones clandestinas y la responsabilidad del ex jefe del I Cuerpo de Ejército sobre
20 cárceles ilegales. Gentili realizó una minuciosa descripción de la situación en que
desaparecieron y fueron asesinados los siete ciudadanos italianos Laura Carlotto, Pedro
Mazzocchi, Norberto Morresi, Luis Alberto Fabri, Daniel Ciuffo (bajo responsabilidad de
Suárez Mason) y Mario Marras y Martino Mastino (delitos imputados a Riveros y Gerardi), y
sobre la desaparición de Guido Carlotto, nacido en cautiverio. La peor injusticia
para esta gente es el asesinato en secreto; el debate que propone el fiscal será un
resarcimiento moral, concluyó Gentili antes de pedir la apertura del proceso.
El fiscal Francisco Caporale evaluó que una de las pruebas que definió la apertura del
proceso fue el testimonio de Morris Fidball-Binz, jefe del equipo argentino de
antropología forense y responsable de la identificación de los cuerpos de Mazzocchi,
Morresi y Laura Carlotto.Según Caporale, su declaración dio cientificidad a
los testimonios que ayudaron a la reconstrucción del mapa de la tortura y la muerte de
los desaparecidos italianos en Argentina.
NORBERTO JULIO MORRESI, PADRE Y QUERELLANTE
Nuestros hijos nos han parido
Por Romina Calderaro
Norberto Julio Morresi
hubiera querido ser historiador o abogado, pero no pudo lograrlo. Lo secuestraron el 23 el
abril de 1976 y lo mataron ese mismo día. Tenía 17 años. Su padre, Julio Morresi, como
descendiente de italianos, fue uno de los que en 1989 solicitó a la Justicia de ese país
la apertura de un proceso penal contra los militares que mataron a su hijo. Ayer,
conversó con Página/12.
¿Cómo recibió la noticia de que la justicia italiana va a abrir juicio contra
Suárez Mason y otros militares?
Sentimos la alegría de que dé frutos una lucha de tantos años. Nosotros no
pedíamos venganza, sino justicia. Hubiésemos deseado terriblemente que fuera nuestra
Justicia, pero esto, más allá de que sea un juicio simbólico va a servir para que el
genocidio que vivimos tenga la repulsa de la sociedad, para que el nunca más
sea una realidad. Repito, no como venganza, sino como un reaseguro a una democracia tan
incipiente como la nuestra.
¿Cómo era Julio?
Era un chico de unas condiciones humanas extraordinarias, estaba siempre
preocupándose por los demás. Tengo tantas anécdotas ... Un día de mucho frío llegó a
la casa sin el pulóver y la madre le preguntó dónde estaba. Mamá, no te enojes,
pero acá en la otra cuadra había un chico que estaba muerto de frío y se lo dejé a
él. Yo tengo tres o cuatro, le dijo.
Esos son los rasgos de solidaridad que tenía esa generación tan linda que se perdió.
Los militares argentinos lograron que la Argentina se convirtiera en el desastre que es
hoy, sembraron el terror. Por eso la inseguridad, la pobreza extrema.
¿Tiene esperanzas de que la situación del país cambie?
Como homenaje a ese hijo que dio su vida a los 17 años, quiero seguir pensando que
ese mundo con el que él soñó puede ser realidad, que puede haber una Argentina mejor.
En realidad, nuestros hijos nos han parido a nosotros.
| Respuestas democráticas Cuando el juez italiano leyó la sentencia, en la sala del Tribunal de Roma,
Angela Boitano no pudo contener su emoción. Me siento sola, decía y era un
poco cierto. Era la única familiar de desaparecidos que estaba presente a pesar de que
los casos de sus dos hijos, Miguel Angel y Adriana, desaparecidos en 1976, no están entre
los siete por los que la Justicia de Italia procesará al general Suárez Mason y a otros
seis militares argentinos. Boitano, que vivió en Italia entre 1979 y 1983, es testigo de
16 años de laberintos judiciales y políticos, de búsqueda de pruebas y testimonios, de
momentos en que todo parecía volver a cero.
Estela Carlotto había salido de Roma por la tarde casi convencida de que vencerían la
larga batalla. El juicio servirá para romper la impunidad a nivel internacional y
reforzar para que no procedan actos similares en el futuro, había dicho, un
estado democrático como Italia dará respuestas democráticas a través de su
Justicia. Elena Alfaro también había regresado a París, donde vive desde hace
más de 20 años, cuando escapó de Argentina después de haber estado secuestrada siete
meses en el campo El Vesubio y de perder para siempre a su compañero Luis Fabri. El
abogado Marcelo Gentili, que acusó al ex oficial nazi Erich Priebke por la masacre de las
Fosas Adreatinas, y que acompaña los intentos de enviar el tema de los desaparecidos
italianos a juicio desde el principio, estaba exultante. Ni se acordaba del imprevisto
corte de luz durante su intervención de la mañana y de los esfuerzos por continuar a la
luz de un pequeño farol, en una sala que lo continuó escuchando a oscuras. |
PROCESOS ALREDEDOR DEL MUNDO |
Todo juicio está bien
Por Hebe de Bonafini*
Me parece que todos los juicios que se abran están bien, pero las Madres de la
Asociación pensamos que hay que considerar los crímenes como lo que son: crímenes de
lesa humanidad. Entonces, la realidad es que no pueden tomarse como casos aislados porque
la humanidad somos todos, no solamente los franceses, los españoles o los italianos. Por
eso, el 28 de mayo iremos a Roma y presentaremos una acusación particular que ya ha sido
aceptada en otros lugares considerando el tema más globalmente.
* Presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo
Esto es un aliciente
Por Tati Almeida *
Es fantástico lo que ha ocurrido en Italia. De a poco, los genocidas van teniendo su
juicio. Esto es un aliciente, es demostrar nuevamente que los derechos humanos se están
globalizando y tiene que servir como antecedente para los otros países que tienen juicios
por desaparecidos en este país. Esto está ocurriendo gracias a la labor de los
organismos de derechos humanos, de la prensa y de la sociedad. No nos conformamos con los
juicios simbólicos, pero rescatamos lo que estamos logrando. Nos da oxígeno.
* Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Alto valor simbólico
Por Rosa Roisimblit*
Es muy importante que se le inicie un juicio a los militares, que se los convoque, pero no
creo que se presenten porque no les interesa, no quieren figurar, y si saben que si salen
de acá van a ser detenidos por el FBI. El valor simbólico, en cambio, es muy importante
en el sentido de que estamos demostrando que estos sujetos hicieron cosas tremendas,
aberrantes, que
aunque aquí hayan sido
perdonados, pueden ser condenados en el exterior. Eso es muy importante.
* Asociación Abuelas de Plaza de Mayo |
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