Por Fernando Almirón
El
presi está furioso, venite ya mismo para acá con la renuncia en el
bolsillo, escuchó Antonio Erman González el jueves por la noche apenas levanto el
teléfono en el hotel colombiano en el que estaba alojado. Al otro lado de la línea
estaba el ministro del Interior, Carlos Corach. Cuando colgó supo que su camino de
regreso iniciaba el de salida del Gobierno. Apenas unos minutos antes, en Buenos Aires,
había sonado otro teléfono, el que une a Interior con la quinta de Olivos.
¿Dónde está Erman que no lo podemos encontrar?, le preguntó Ramón
Hernández al secretario privado de Carlos Corach. En esos momentos el ministro de
Interior se encontraba reunido con el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez. Ambos
funcionarios cruzaron miradas nerviosas e intentaron evitar una respuesta mediante una
excusa vaga que no conformó a Olivos. El propio Presidente se puso del otro lado y pidió
hablar con alguno de ellos. Ninguno se atrevía a atenderlo.
Finalmente fue Corach quien tomó la comunicación (siempre el mismo cagón este
Rodríguez, reprocharon los hombres de Interior) y le reveló a Menem que Erman
estaba en Cartagena de Indias. De inmediato tuvo que alejar el tubo de su oreja. Los
gritos del Presidente a través del auricular fueron escuchados por todos en el amplio
despacho. ¡¡Lo quiero ya en Buenos Aires!!, fue la orden de Menem antes de
cortar abruptamente el diálogo.
Erman aterrizó en el Aeropuerto de Ezeiza a las 8.35 de ayer y de inmediato se trasladó
hasta la quinta de Olivos, donde lo esperaba un Menem realmente enojado. El encuentro
entre los dos amigos de juventud Erman González también es riojano y cursó
estudios en la Universidad de Córdoba, al igual que el Presidente fue a puertas
cerradas y sin testigos. Afuera, los hombres de prensa de la Presidencia fueron hasta la
sala donde esperaba novedades medio centenar de periodistas y los acomodó en el salón de
conferencias, anticipando el resultado del encuentro.
Cuando enfrentó los micrófonos, Erman ya no era funcionario. Y dijo: Vine (a
Olivos) por decisión propia a presentarle mi renuncia al Presidente porque no quiero
causarle de ninguna manera algún problema de imagen al Gobierno. Después agregó:
Es el mejor paso para evitar que continúe este acoso y esa imagen negativa que yo
mismo me voy a encargar de aclarar. Y que: No había mentido cuando aseguró
que no había cobrado el cheque de 200 mil pesos, ya que ese dinero, si bien
ingresó en su cuenta, será destinado a donaciones para mantener (mi)
coherencia.
Sin embargo, cuando fue consultado sobre quiénes serían los beneficiarios de dichos
fondos, aclaró que no estaba obligado al gesto de beneficencia ya que ese dinero
legalmente me corresponde, pero que no haría público el destino de su donación
porque no quiero hacer un show con ello.
Los problemas para el ahora ex ministro comenzaron a principios de esta semana, cuando se
supo que desde marzo recibía, además de su salario como ministro, una jubilación de 8
mil pesos, tras lo cual cobró un retroactivo superior a los 222 mil por su paso como
funcionario de la administración riojana cuando Menem era gobernador de esa provincia.
El lunes pasado, tras un día de silencio sobre el tema, Erman llamó a una conferencia de
prensa para defender su derecho a cobrar ese dinero. Justo cuando el ministro de
Economía, Roque Fernández, había propuesto un recorte en los salarios de los pasivos,
el que no afectaba a las jubilaciones de privilegio como la que goza el ahora depuesto
riojano. Esto originó el primer gran enojo de Menem contra quien fue a lo largo de toda
su gestión uno de sus hombres de mayor confianza (ver aparte).
En el Gobierno también señalan como detonante la filtración a la prensa de un contrato
a nombre de la ex jefa de Audiencias y ex cuñada presidencial, Amira Yoma, como asesora
de su cartera con un salario de 4 mil pesos mensuales. Yo hablo muy bien el
árabe, argumentó cuando un conductor radial la consultó sobre sus conocimientos
en temas laborales (ver aparte).
Corach ahora está muy preocupado por la causa de las armas, y teme que Erman
termine preso, aseguró un legislador después de analizar la situación judicial de
Erman, quien con su renuncia pierde los fueros que lo mantenían alejado del juez federal
Jorge Urso y del fiscal Carlos Stornelli (ver aparte). No tengo temor de quedar
preso, porque nunca cometí ningún delito, respondió confiado el ex ministro,
quien a principios de este año logró evitar que el Congreso le iniciara juicio político
por su presunta vinculación en el contrabando de armas, gracias al apoyo de los
legisladores del oficialismo. Y agregó que renunciará a ser candidato a diputado
para que no se diga que busco nuevos fueros.
¿Vos crees que Urso lo puede meter en cana?, ¿pero ése no era de los
tuyos?, le preguntó ayer por la noche un hombre del Congreso a Carlos Corach.
Son varios los que ahora se quieren borrar de la servilleta, fue la respuesta
que dio el ministro.
En Olivos tampoco reinaba la tranquilidad. El propio Menem se vio obligado a salir en
defensa de la gobernabilidad después de perder a dos de sus ministros en menos de dos
semanas. Contrariamente a lo que manifiestan los fracasados de siempre, el poder
está intacto, y la posible renuncia de un ministro no hace perder poder sino que
consolida poder, dijo antes de que se conociera la salida de Erman.
Por la noche debió repetir las palabras ante la cúpula de la CGT, que perdió a un
ministro con el que mantenía aceitadas relaciones. Rodolfo Daer y Armando Cavalieri
estuvieron a punto de indigestar al Presidente cuando en medio de la cena compartida en
Olivos le plantearon la necesidad de que culmine este mandato que le dio el
pueblo, y que no se repita la historia de los 80, al recordar el
retiro anticipado de Raúl Alfonsín. El poder sigue intacto, insistió Menem.
El dos que ahora es uno
El flamante ministro de Trabajo, José Alberto Andrés Uriburu, ocupó su primer cargo
público como secretario privado del gobernador de Córdoba José Camilo Uriburu, su
padre, que estuvo en esa función sólo por dos semanas. Córdoba es la víbora roja
de la subversión a la que hay que cortarle la cabeza, dijo José Camilo Uriburu y
luego fue sorprendido por la revuelta popular que, en su honor, fue bautizada El Viborazo.
José Alberto Andrés Uriburu, amigo personal de Erman González, fue segundo en el
Ministerio de Trabajo desde 1997. Allí fue uno de los impulsores de la reforma laboral.
El escándalo por la jugosa jubilación del otrora Sup-Erman hizo que ascendiera a
titular. Abogado recibido en la Universidad del Salvador, casado y con cinco hijos, José
Alberto Andrés, de 49 años, proviene de una familia de alcurnia a la que perteneció el
primer general golpista del país.
Un año antes de obtener su diploma, en 1971, el ministro fue secretario privado de su
padre, gobernador de la autoproclamada Revolución Argentina. Después hizo carrera en la
Justicia. En 1976 era secretario de un juzgado comercial e intercedió para que los
militares confirmaran al entonces juez, Antonio Boggiano, a quien luego denunció por
irregularidades.
Entre 1978 y 1990 ocupó cargos en el Instituto de Servicios Sociales para el Personal de
la Industria de la Carne, en la Dirección Nacional de Recaudación Previsional, fue
director titular del Banco de la Provincia de Buenos Aires, asesor y síndico del Banco
Central e interventor de Petroquímica Bahía Blanca. Actualmente está de licencia en
altos cargos directivos de varias empresas privadas Pelikan, Lockwood, Editorial
Estrada, Hoteles Argentinos, SNIAFA y GEMA y la uruguaya MOSCA. Uriburu volverá de
Colombia hoy y después de una reunión con Erman González se entrevistará con el
presidente Carlos Menem. |
AMIRA SALIO A EXPLICAR COMO ES SU
NUEVO TRABAJO
No hago nada en especial
Poco se
sabe de lo que Amira Yoma hace como asesora en el Ministerio de Trabajo. Tan es así que
ni siquiera ella misma parece tenerlo claro. A mí no me contrataron para nada en
especial, me contrataron para hacer trabajos en el Ministerio, declaró ayer la ex
cuñada presidencial. Amira no precisó si en retribución por esos trabajos
percibirá cuatro mil pesos mensuales, pero sí se quejó, en cambio, de que se la
cuestione por su apellido. En defensa propia, argumentó: ¿Cuánta gente hay en el
país que no hace su trabajo como corresponde y sin embargo le pagan?.
Amira fue contratada en Trabajo por el hasta ayer titular de esa cartera, Antonio Erman
González. Su continuidad en esa función está atada a lo que resuelva su designado nuevo
jefe, José Uriburu. Yo estoy contratada por el Ministerio, no por el
ministro, aclaró, por las dudas, la propia interesada.
Aun cuando Uriburu decida rescindir el contrato que une a Amira con Trabajo, la ex
directora de Ceremonial de la Presidencia de la Nación no se quedará sin empleo:
después de un largo paréntesis en la función pública a causa de su vinculación con el
Narcogate, la ex cuñada presidencial consiguió retornar a los despachos oficiales el
año pasado. Entonces, la Secretaría de Cascos Blancos a cargo de Octavio
Frigerio la reclutó también como asesora, con un sueldo de 1730 pesos al mes, por
sus conocimientos del idioma árabe.
Amira no pudo precisar ayer cuál será su función en Trabajo. En un diálogo por
momentos áspero que mantuvo con Nelson Castro, por Radio Del Plata, comentó que no
me contrataron para nada en especial y se negó a revelar detalles de las tareas que
desempeñará. No lo puedo decir antes de que hable el ministro, fue su
excusa.
No estoy pidiendo que me regalen nada, ni estoy robando, ni le estoy faltando el
respeto a nadie, se defendió Amira, antes de repetir el mismo argumento que poco le
sirvió a quien le abrió las puertas de Trabajo, Erman González, para evitar que el
escándalo de su jubilación de privilegio terminara con su carrera dentro del gabinete
nacional: No estoy haciendo absolutamente nada ilegal. Después, pidió:
Antes de ser criticada, denme tiempo para demostrar si puedo trabajar o no.
¿Cuánta gente hay en el país que no hace su trabajo como corresponde y sin
embargo le pagan?, no fue el único argumento que Amira ensayó en su defensa.
Visiblemente molesta porque Castro insistía en averiguar qué conocimientos en temas
laborales tenía que justificaran su nombramiento como asesora en Trabajo, se preguntó en
otro momento si toda la gente que está en el ministerio son profesionales.
Amira también dio vía libre a su enojo en el tramo de la charla en que salió el tema de
su conocimiento del idioma árabe. ¿Y cuál es el problema? ¿Tengo que hablar
inglés, francés o alemán para que me contraten?, retrucó entonces al periodista,
al que llegó a reprochar: ¿Ustedes qué son: jueces o periodistas?. Eso sí: entre
tanta queja y evasiva, ni siquiera confirmó si por la asesoría cobrará cuatro mil pesos
mensuales.
Un viaje sin escalas del poder a los
Tribunales
Speroni y Urso citarán a Erman a
indagatoria.Si siguen adelante será acusado de delitos que pueden llevarlo a la cárcel. |
|
Por Eduardo Tagliaferro
Las desgracias nunca
vienen solas. El ahora ex ministro de Trabajo, Antonio Erman González, regresa al llano
tras haber acompañado durante 10 años y desde distintos ámbitos la gestión del
presidente Carlos Menem. Y además queda al alcance del brazo de la Justicia. El juez en
lo Penal Económico Julio Speroni y su colega del fuero federal, Jorge Urso, quienes
investigan la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia, se preparan para citarlo a
prestar declaración indagatoria. Urso sospecha que Erman es partícipe de la falsedad
ideológica de los decretos presidenciales que ampararon la venta ilegal del armamento que
fue enviado a los Balcanes, delito castigado con penas de uno a seis años de prisión y
excarcelable. Por su parte, Julio Speroni imputó a Erman ser partícipe del contrabando
agravado de armamento, incluyendo 230 toneladas de pólvora. Este delito está reprimido
con pena de hasta doce años de prisión y no incluye el beneficio de la excarcelación.
Ayer, funcionarios vinculados al Ministerio del Interior estaban seriamente preocupados
por el futuro de Erman González. Más que la posible citación del ex ministro, los
hombres de Corach temen que Erman termine detenido. Especulan que Urso un juez
sindicado como afín al Ministerio del Interior (ver nota central) comenzó a
despegarse del Gobierno. La falta de inmunidad de González es el escenario
propicio para que el magistrado muestre y hasta sobreactúe su independencia
del oficialismo. La citación ya había sido decidida antes. Urso pidió
infructuosamente en dos ocasiones el desafuero del ex ministro a la Cámara de
Diputados. Tras la renuncia de ayer sólo falta ponerle fecha y hora a la indagatoria de
Erman.
Speroni también espera la declaración del ex ministro. Esta semana, el magistrado lo
había citado como imputado en el contrabando de 230 toneladas de pólvora que se
exportaron sin ser autorizadas por ningún decreto presidencial. Conocedor de la inmunidad
que Erman González tenía hasta el día de ayer, Speroni le había otorgado la
posibilidad de declarar por escrito.
En ambos casos, la indagatoria es una oportunidad para que Erman ejerza su defensa. Tras
ella, los jueces que lo investigan tienen 10 días para decidir su situación procesal, y
si bien Urso puede concederle el derecho a la excarcelación, es poco probable que la
acusación de contrabando agravado le permita seguir en libertad, en caso de que Speroni
encuentre elementos para dictar su procesamiento.
Urso está de licencia y regresa recién el miércoles próximo. Es casi imposible que la
citación se haga antes de esa fecha. El juez Juan José Galeano cubre interinamente el
juzgado de Urso, y nada indica que asuma la responsabilidad de decidir algo con relación
a Erman González.
Sup-Erman es consciente de su delicada situación procesal, por ese motivo, en la
improvisada conferencia de prensa realizada al salir de la quinta presidencial de Olivos,
donde presentó su renuncia al presidente Carlos Menem, señaló que nunca tuvo miedo de
ir preso.
Nunca cometí ningún delito, y para que nadie sospeche que busco ampararme en
algún tipo de inmunidad, me retiraré de la lista de diputados justicialistas que se
presentará en los comicios de octubre, de manera que no me escondo detrás de ningún
fuero, fueron los dichos con los que el ex ministro insistió en su inocencia y su
disposición a ser investigado por la Justicia.
Durante la gestión de Erman al frente del Ministerio de Defensa, se impulsaron los
decretos 1697/91 y 2283/91, que con la firma del presidente Carlos Menem autorizaron la
venta del armamento argentino, con supuesto destino a Panamá, y finalmente embarcados
hacia Croacia. Erman también es acusado por la firma del decreto 1633/92, que autorizaba
una venta finalmente frustrada de material bélico con destino a Bolivia.
En su acusación presentada en octubre pasado, el fiscal Carlos Stornelli sostuvo que
es evidente que las ventas de armamento se concertaban de antemano. La urgencia
evidenciada en todas y cada una de las negociaciones analizadas, con pedidos de
importantes cantidades de materiales para ser embarcados en pocos días, hablan de una
necesidad de no perder demasiado tiempo en las tramitaciones.
El abandono del Gobierno y del poder que éste otorga es el escenario más temido por el
menemismo. Si bien este escenario tiene fecha y hora luego de que Carlos Menem entregue la
banda presidencial el próximo 10 de diciembre, para Erman González se adelantó
inesperadamente.
DIPUTADO, CUATRO VECES MINISTRO, DIEZ AÑOS EN
LA CIMA
Apto para todo servicio
Fue el
ministro comodín de Carlos Menem, el elegido por el Presidente para ocupar las carteras
de Salud y Acción Social, de Economía, de Defensa y de Trabajo. Antonio Erman González
fue también quien, durante los diez años de gobierno menemista, había logrado
mantenerse dentro del círculo íntimo del poder más allá de cualquier embate. Pero esta
vez, ni sus uñas de guitarrero ni la vieja amistad que lo une a Menem le alcanzaron para
salvarlo del incendio.
En los diez años de gobierno menemista, Erman González había enfrentado gravísimas
acusaciones. Como ministro de Economía, estuvo en el centro del escándalo del Swifgate,
la denuncia de la embajada de Estados Unidos por un pedido de coima a una empresa de ese
país. Cuando estuvo al frente del Ministerio de Defensa firmó el decreto que permitió
la triangulación de armas a Ecuador y Croacia. Fue acusado también por su archienemigo
Domingo Cavallo como el nexo del suicidado Alfredo Yabrán con la Casa Rosada. Y en los
últimos meses fue señalado como dueño de un patrimonio estimado en más de un millón y
medio de dólares, una fortuna difícil de explicar a partir de sus ingresos como
funcionario público, que rondaban los 5 mil pesos.
El riojano que más cargos ocupó en el gobierno menemista conoció al Presidente en sus
años de estudiante. Erman era un gran cantor de boleros y, como Menem, amante del
folklore. A las noches de serenatas riojanas se sumó un destino común en la Universidad
de Córdoba, donde uno estudiaba abogacía y el otro, Ciencias Económicas. En 1983 se
convirtió en el contador del clan Menem-Yoma y funcionario del gobierno de La Rioja;
aunque provenía de la Democracia Cristiana, Menem lo convocó para ponerlo al frente del
Banco Central y luego lo nombró su ministro de Hacienda.
Cuando en 1989 su viejo amigo llegó a la Casa Rosada, el contador ocupó un despacho en
la Cámara de Diputados. Fue por poco tiempo: la muerte del ministro de Salud y Acción
Social Julio Corzo en un accidente de aviación lo catapultó como su reemplazante. Y
desde allí, apenas tres meses más tarde, saltó al Ministerio de Economía.
En las elecciones del 93, cuando nadie apostaba un peso por la suerte del PJ en la
Capital Federal, dejó su cargo de ministro de Defensa para encabezar la lista de
diputados nacionales. Ganó la elección frente a Marta Mercader, en lo que fue la última
victoria del menemismo en territorio porteño. Años después perdería frente a otra
mujer, Graciela Fernández Meijide, que cortó su aspiración a convertirse en senador.
Después, por un corto tiempo ocupó la embajada de Italia; en diciembre del 97 el
Presidente volvió a llamarlo para que ocupara la jefatura del Ministerio de Trabajo. Su
suerte comenzó a desbarrancarse la semana pasada, cuando salió a la luz que desde marzo
recibía una jubilación de 8 mil pesos. Se supo luego que había cobrado más de 200 mil
pesos en concepto de pagos retroactivos. Ayer, al confirmar su renuncia, Erman no
resistió la tentación de oficiar de vocero de su viejo amigo: El Presidente me
expresó su gran reconocimiento por la labor realizada y acepta legalmente que está todo
correcto afirmó; me voy porque es el mejor paso para evitar el acoso y la
imagen negativa.
|