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PANORAMA POLITICO

Los que tienen coronita

Por J. M. Pasquini Durán


t.gif (862 bytes)  Era locutor en La Rioja, pudo ser cantor melódico y siempre fue guitarrero. Desde ahí,na04fo01.jpg (11403 bytes) montado en el barrilete menemista, se alzó hasta el Poder Ejecutivo nacional, como ministro de lo que hiciera falta, legislador, diplomático y otros menesteres por encargo. Hasta supo ganar una elección en la Capital Federal, allá lejos, cuando su Jefe era alto, rubio y de ojos azules. Brevísima crónica del ascenso y auge de Antonio Erman González, alias Sup-Erman, que se complementa con los datos de la decadencia: jubilado de insoportable privilegio (a los 52 años de edad, con más de siete mil pesos por mes y 220 mil de retroactivo), acusado por fraude en las últimas internas porteñas del PJ, imputado en los tribunales por contrabando de armas y solicitado en el Congreso para juicio político por conducta impropia de funcionario público. Encima, flamante empleador de Amira Yoma, mujer fatal para sus favorecedores. La historia personal de González bien podría simbolizar la década del menemismo. A él le costó, por ahora, el cargo de ministro y la candidatura porteña, y va derecho a deponer en el juzgado federal.
No es el único caso, por cierto. El canciller Guido Di Tella, porteño y de familia afortunada, que no es guitarrero ni cantor pero maneja dos lenguas con facilidad, acaba de salvar sus fueros de inmunidad ante la Justicia, que quiere investigarlo en relación con el tráfico de armas, gracias a los votos de los diputados bonaerenses que responden a Eduardo Duhalde. El gobernador, dicen los que escuchan sus reflexiones íntimas, quiso poner a salvo las “relaciones carnales”, posición favorita del ministro, con Estados Unidos. Quizá el “sucesor natural” cree, como otros, que si la investigación por el envío de armas a Ecuador y Croacia hinca el diente hasta el hueso encontrará la explicación última en un compromiso derivado de esa carnalidad, además del negocio fácil de algunos aprovechados.
Duhalde también le sacó las papas del fuego a Roque Fernández, otro ministro que colgaba de un hilo delgado desde que se le ocurrió desafiar a la sociedad con recortes presupuestarios en programas educativos y sociales. El bonaerense desbloqueó la oposición de los gobernadores al recorte, con una fórmula que mandó la deuda a las obligaciones del próximo gobierno. Sin esta descompresión, con el Congreso en contra y la agitación popular, Fernández estaba a punto de caerse de la silla, después de haberla tumbado a Susana Decibe de Educación. Con Granillo Ocampo (Justicia) y Corach (Interior) involucrados en la bochornosa disputa por presuntos fraudes cometidos en la interna metropolitana del PJ, con Domínguez (Defensa) parado sobre la gelatina militar mientras se le mueve el piso al general Martín Balza, de todos los ministros sólo parece ajeno el ministro de Salud, Angel Mazza, al que nadie acierta porque es invisible.
Las tribulaciones en el Gabinete, en realidad, son la espumilla de retortijones más hondos. Expresan el centrifugado de un régimen terminal que hizo ley de la desigualdad y de la protección de los favoritos, del que unos son expulsados y otros huyen por su cuenta. Refleja, sobre todo, el malestar generalizado, expuesto cada día en múltiples movimientos localizados de protesta popular. La marcha multisectorial del miércoles, con 12 mil asistentes según la cuenta más baja de la policía, el nuevo paro nacional agrario, la persistente movilización de empleados estatales y la Carpa Blanca de los docentes son distintivos de un vasto descontento que tiende a crecer a medida que se acerca la renovación presidencial.
Por el momento, si alguien tiene respuestas para tantas demandas imperativas no se las cuenta a nadie. En los últimos días, Duhalde volvió a prometer, esta vez sí (dice), “revolución productiva” y “salariazo”, mientras interviene en la interna de la Casa Rosada en lugar de alejarse como le recomiendan sus asesores de imagen. La Alianza regurgita eldiscurso redentor del programa inminente, con la misma expectativa que depositó en la ya olvidada Carta a los Argentinos. Sería reconfortante para el ánimo popular si, en cambio, impusiera templanza y disciplina de convivencia democrática en sus propios hombres, como el gobernador del Chaco, el radical Angel Rozas, que lanzó a su policía brava a impedir el emplazamiento de una Carpa Blanca provincial.
La solidaridad corporativa, en estos casos, es tan nociva para el propio cuerpo y para la salud pública como lo fue el argumento militar de la obediencia debida. Tendrán que aceptar la protesta popular en espacios públicos, como una forma incómoda de diálogo, en tanto no ofrezcan otras vías para desahogar la presión social, aun la sobreexpectativa y hasta la intolerancia. El conflicto social, en situaciones de injusticia tan desmesurada como la actual, contrapesa las presiones del “otro lado”, de los beneficiarios del menemismo y, en esa medida, puede ser un aliado útil para los gobernantes que quieran reparar el daño en la sociedad.
En la última edición de su informe anual, Panorama social de América Latina, la Cepal comprobó la raíz de la injusticia: “En Chile y Argentina se produjeron alzas importantes del ingreso per cápita, pero en el primer país la distribución se mantuvo estable y, en el segundo (Argentina), empeoró”. De doce países analizados, siete empeoraron: Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay y Venezuela. El libre mercado, el crecimiento de la macroeconomía y la deflación, por sí solos, no son suficientes para garantizar estabilidad política y social, en una región que sigue siendo la más injusta del mundo en la distribución de ingresos. En medio de la guerra de los Balcanes, el tema ocupó la atención de Madeleine Albright, canciller norteamericana, que levantó voces de advertencia en nombre de sus propios intereses nacionales.
El “mercado”, atento a esas voces, desconfía por igual de Duhalde y de De la Rúa, aunque por distintos motivos, ya que su modelo favorito es Menem. Como el Presidente está agotado, ha decidido apostar por Domingo Cavallo. Así, el Mercado de Valores se deprimió por un comentario del ex ministro sobre la convertibilidad en una oportuna entrevista del Financial Times, como si fuera la palabra del futuro presidente, cuando en la mejor de las encuestas la expectativa de voto por su candidatura no supera el diez por ciento. Intentan imponer como árbitro de la economía futura al gestor del modelo que empeoró la distribución del ingreso en el país, tercero lejos en las preferencias electorales de la mayoría.
Cavallo es el que licuó la deuda privada al final de la dictadura militar, el que secó las fuentes de crédito para voltear al alfonsinismo en 1989 y el que ahora comienza a sugerir que la devaluación será inevitable y con ella retornará el caos, apenas haya un programa económico que no tenga su visto bueno. El capital financiero, con George Soros a la cabeza, quiere más de lo mismo. Los que fueron apaleados en el Chaco anhelan lo contrario. Esta es la opción verdadera, de fondo, que deberán decidir los candidatos. Cavallo ya optó, en su línea de siempre. De la Rúa y Duhalde lo están pensando.

 

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