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Por David Cufré El financista que forzó la devaluación de la libra esterlina en 1992, al que se le adjudica haber hecho estallar la economía rusa el año pasado, y que poco antes de la devaluación del real puso en duda la fortaleza del gobierno brasileño para sostener la moneda, ayer habló de Argentina. En medio de crecientes rumores sobre la devaluación del peso, George Soros subrayó en una conferencia en Chicago que la moneda argentina está sobrevaluada, que el país paga un alto precio por la estabilidad del peso y que el costo de la convertibilidad es la recesión. De inmediato, sus palabras resonaron estridentes en Buenos Aires, San Pablo, México y otros mercados, emergentes o no. Carlos Menem, sin ocultar su molestia y preocupación, respondió que la convertibilidad seguirá a rajatablas. Por más que algunos economistas o inversores, como el caso del señor Soros, digan que el peso está sobrevaluado, la política económica del Gobierno seguirá a rajatabla, con un peso igual a un dólar, enfatizó el jefe de Estado por la noche, en su intento por reforzar los paredones del dique en medio de la crecida de las aguas. Menem asumió personalmente la tarea de responder a Soros, a pesar de que Roque Fernández participó de la misma conferencia en Chicago en la que estuvo el financista. La influencia de Soros en los mercados financieros quedó cabalmente demostrada en 1992. Ese año apostó contra la libra esterlina, se batió a duelo con el gobierno inglés y no cedió hasta que las autoridades mordieron el polvo y decretaron la devaluación. Desde entonces es el hombre de la bolsa en todo sentido para cualquier gobierno. Menem lo sabe y por eso salió al cruce de sus declaraciones de ayer sin demoras. La convertibilidad es un logro importantísimo del gobierno y en ningún momento se pensó ni se pensará en cambiar la paridad cambiaria, afirmó. El Presidente ve resquebrajarse de a poco las bases de su gobierno, lo persigue el síndrome del final de mandato de Alfonsín, y está dispuesto a invertir todo su capital político en la defensa de la economía. No soporta que le bombardeen el bastión por el que suele ufanarse de la idílica imagen según su concepto que el mundo tiene de la Argentina. Sin embargo, analistas e inversores extranjeros ya comenzaron a mencionar el efecto tango. En rigor, el nombre con el que se bautizaría una crisis en Argentina, cuya consecuencia sería el quiebre de la paridad uno a uno con el dólar, aguarda en gateras desde la devaluación de Brasil. En Economía dijeron que Roque, quien participó de la conferencia en la que estuvo Soros, aseguró que sus palabras fueron sacadas de contexto. De todos modos, los escuderos del ministro se pasaron el día aclarando a inversores que la convertibilidad está asegurada. Además, Roque afirmó que tenemos más que suficiente dinero para cubrir cualquier ataque especulativo contra el peso y que el 99 por ciento de la población quiere que siga el sistema actual. La sorpresa de Roque fue mayúscula cuando se enteró de las declaraciones de Soros según contó a Página/12 un estrecho colaborador del ministro, dado que la noche anterior había estado cenando con el financista y en ningún momento le expresó su opinión sobre la sobrevaluación del peso. Roque también compartió momentos con el multimillonario inversor ayer por la mañana, y lo único que le advirtió fue que cuide la situación fiscal, ya que de por sí Argentina es observada por los mercados por la transición hacia el cambio de gobierno. Por lo tanto, en Economía insisten en que las expresiones de Soros fueron mal interpretadas. La suma de factores económicos y políticos disparó las versiones de devaluación. Cuando Domingo Cavallo sugirió el lunes en el prestigioso diario inglés Financial Times que se debería explorar una salida del uno a uno, los inversores encontraron la excusa para poner en la mira la convertibilidad. De acuerdo con su visión, Argentina es la ficha del dominó a la que le tocaría caer después de los traspiés de México, el sudeste asiático, Rusia y Brasil. En las últimas tres de esas crisis, Soros aplicó un sutil empujón al Gobierno que se debatía para no verse arrastrado por la corrida cambiaria. Argentina aún no sufrió un ataque especulativo contra el peso, puede defenderse con armas más poderosas que aquellos mercados emergentes, pero presenta debilidades que algunos financistas podrían aprovechar, apostando contra el peso. En ese contexto, Soros salió a decir ante influyentes economistas e inversores que el peso está sobrevaluado. El hecho de que el peso argentino esté amarrado al dólar lo convierte probablemente en una moneda sobrevaluada, que ellos deben pagar con una recesión, señaló. Argentina paga un alto precio por la estabilidad del peso, añadió, lacerante.
José
Luis Machinea, el economista referente de la Alianza, se encolumnó ayer entre los
defensores de la convertibilidad contra el embate del financista George Soros. No
estamos para nada de acuerdo en que el camino sea la devaluación, dijo, al tiempo
que recordó que en la plataforma del bloque opositor enumeramos una serie de
medidas y sostenemos que el mejor camino para defender la estabilidad es mantener la
convertibilidad. LAS ACCIONES CAYERON 4,3 POR CIENTO POR LOS
RUMORES La city
volvió ayer a inundarse de especulaciones sobre una posible devaluación del peso, y los
precios de las acciones y los títulos públicos reflejaron la incertidumbre. El índice
de acciones líderes MerVal perdió 4,3 por ciento, extendiendo a 6,4 por ciento la caída
semanal. En lo que va de mayo, el derrape llega al 9,3 por ciento. El dólar futuro, a 180
días, se negoció a 1,004 peso contra 1,001 de una semana atrás.
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