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 Obligado por
las circunstancias, en medio de los insistentes rumores sobre la devaluación del peso, la
salida forzada de Erman González y de las turbulencias en el mercado bursátil, Carlos
Menem ratificó en el cargo al ministro de Economía por segunda vez en ocho días.
“Roque Fernández se queda hasta el final”, aseguró ayer el jefe de Estado.
Presionado en varios frentes a la vez, Menem quiere dar señales claras de que el manejo
de la economía es prioridad al final de su mandato. Y busca así ahuyentar los fantasmas
de la caída de Alfonsín.La confirmación de Roque se conoció a media mañana a través de un comunicado dado a conocer en Olivos, minutos antes de que el ex ministro de Trabajo oficializara su salida del Gobierno. En la nota de prensa, presentada como si las declaraciones presidenciales hubieran sido formuladas a un medio periodístico, Menem se presentó políticamente firme. “El poder está intacto”, sentenció. “Contrariamente a lo que manifiestan los fracasados de siempre, el poder está intacto y se mantiene con firmeza desde 1989, lo que ha despertado admiración a nivel nacional e internacional”, añadió. Por otra parte, aseguró que “la posible renuncia de un ministro no hace perder poder, sino que consolida ese poder”. Frente a la crisis, el jefe de Estado está decidido a ponerse a la delantera de la defensa de su propia administración. Ya no se trata de buscar los atajos para impulsar el proyecto de re-reelección. Ante un clima de rumores que dominó a la city, Menem se dio cuenta de que las palabras de sus ministros no alcanzan. De hecho, ayer por la tarde Roque, con su nueva desmentida de renuncia, no pudo detener la caída de las acciones, que retrocedió 4,3 por ciento. Y, por la noche, el primer mandatario salió personalmente al cruce del financista George Soros, quien afirmó, como si no tuviera inversiones en Argentina, que “el peso está sobrevaluado” (ver aparte). Incluso, explicó que las declaraciones de Domingo Cavallo al londinense Financial Times -detonantes de la ola de rumores– fueron “malinterpretadas y eso creó alguna incertidumbre”. “Quiero creer que no existió mala fe en este ex funcionario”, remató Menem. La avalancha de especulaciones sobre la suerte de la Convertibilidad, los últimos movimientos en el Ejecutivo y las marchas y contramarchas de Economía generaron inquietud entre los empresarios y los hombres del campo. u Ignacio De Mendiguren, secretario de la Unión Industrial: “El problema de fondo de la economía es muy grave. Por eso me encantaría tener una transición política ordenada. Rechazamos de plano la devaluación, pero hay que tomar medidas urgentes de shock. No alcanzan las aspirinas. Si esto no sucede, vamos en camino de una caída en el nivel de actividad. Y eso me asusta”. u Jorge Di Fiori, presidente de la Cámara Argentina de Comercio: “La puja política no debe postergar decisiones importantes que apunten a mejorar las condiciones de producción y de empleo. En tanto no se controle el gasto público, las perspectivas para el país se complicarán. No podemos esperar a marzo para tomar medidas”. u René Bonetto, presidente de la Federación Agraria: “El Gobierno llevó el país a un tembladeral económico y social. Nosotros no alentamos la ingobernabilidad, pero advertimos que esta situación se iba a producir. Queremos que el Gobierno termine el mandato de forma ordenada”. u Raúl Lamacchia, titular de la CAME: “Hoy todos queremos ver al Presidente y al ministro de Economía fuertes y enfrentando la situación, pero no aplicando el piloto automático. Necesitamos un gobierno con fortaleza y poder”. u Orlando Ferreres, ex viceministro de Economía: “Los rumores de la renuncia de Roque y del riesgo de una devaluación los echaron a correr algunos fondos de inversión que usaron declaraciones de Cavallo para hacer negocios en río revuelto”.
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