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Ya no hay discriminación para la sangre: se levantó una prohibición

Por una decisión del Ministerio de Salud ya no se impedirá a homosexuales o bisexuales donar sangre. Se consultará sólo por
conductas de riesgo. La Asociación de Hemoterapia, en contra.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes)  La Argentina se convirtió en el primer país en levantar una restricción, que rige a nivel internacional, que impide donar sangre a las personas homosexuales y bisexuales. La medida fue tomada ayer por el ministro de Salud, Alberto Mazza, en respuesta a un reclamo presentado meses atrás por la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina (Sigla). Según confirmó a Página/12 Eduardo López, asesor de Mazza, la flamante resolución modifica una normativa de 1993 que habilitaba a los bancos de sangre a preguntar a los donantes sobre su inclinación sexual y a rechazar a quienes no fueran heterosexuales. La decisión fue aplaudida por Sigla, pero cuestionada por la Asociación Argentina de Hemoterapia. “Es una barbaridad porque hasta la fecha, las estadísticas indican que los homosexuales son el grupo con mayor incidencia de hepatitis B y C y de VIH-sida, y no hay en el mundo ningún método de control de la sangre que reduzca a cero el riesgo de que esté infectada con alguna enfermedad virósica”, opinó el secretario de la entidad, Abraham Kohan, quien adelantó que no cumplirá la nueva norma.
En el país, todos los donantes deben responder un extenso cuestionario donde se les pregunta, entre otros aspectos, si han tenido “aunque sea una vez” relaciones homosexuales o con personas que hayan mantenido sexo con gays. A quien contesta afirmativamente, no se le recibe la sangre. Este interrogatorio se basaba en la resolución 702/93, que ayer fue modificada por el ministro Mazza.
“Ahora, los cuestionarios deberán estar orientados a detectar conductas de riesgo y no la identidad sexual del donante”, señaló con euforia Rafael Freda, titular de Sigla. Y anunció que la organización promoverá en Onusida el debate para conseguir que se elimine la prohibición de donar sangre que rige para los homosexuales en todo el mundo, a la que consideró “discriminatoria” y carente de una justificación científica.
En lugar de excluir permanentemente como donantes a los gays y bisexuales, la nueva norma de Medicina Transfusional impide dar sangre a “los que tengan o hayan tenido relación sexual con alguien que tenga o haya tenido diagnóstico por infección de VIH-sida” y a “los que tengan antecedentes de promiscuidad sexual”. Además, quedan inhabilitados como donantes en forma transitoria quienes “dentro de los 12 meses precedentes hayan tenido antecedentes de tatuaje o exposición no estéril a sangre, perforación no estéril del lóbulo auricular o hayan estado en estrecho contacto con un individuo con hepatitis viral”. La prohibición continúa para prostitutas y personas que hayan tenido sexo con ellas, entre otras restricciones.
Según precisó el asesor de Mazza, Eduardo López, la modificación de la resolución 702/93 fue tomada teniendo en cuenta un dictamen emitido por especialistas de los programas nacionales de Sangre y de Lucha contra el Sida, del Ministerio de Salud.
Sin embargo, el secretario de la AAHH “descalificó” la resolución del ministro. “Tendría que haber consultado a especialistas en vez de tomar una medida para quedar bien políticamente”, criticó Kohan, titular de los servicios de Hemoterapia del Hospital de Clínicas y del Instituto Fleming. Kohan opinó que la exclusión de homosexuales y bisexuales “no responde a un criterio discriminatorio” sino a recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, y la Asociación Norteamericana de Bancos de Sangre. “No es un capricho de un hemoterapeuta. Es una medida que apunta a proteger al receptor. La donación de sangre no es un derecho ni una obligación: se dona si se está en condiciones de hacerlo. Todos los estudios que se hacen para detectar si un donante es portador de alguna virosis asintomática, como el VIH-sida, son lo más seguros que pueden ser pero no de riesgo cero. Y hasta la fecha los homosexuales siguen siendo el grupo de mayor incidencia de esa enfermedad y de la hepatitis B y C, y en ambas existe un `período ventana’, que puede extenderse hasta 6 meses, en el cual no se puede detectar si la persona está contaminada”, sostuvo Kohan.

 

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