El País
de Madrid
Por Lola Galán
Desde Roma
El asesinato
en pleno centro de Roma de Massimo DAntona, de 58 años, jurista, profesor de
derecho laboral y asesor del ministro de Trabajo italiano, Antonio Bassolino, causó
profunda conmoción en Italia por la factura terrorista del atentado. Horas después de
que DAntona, herido en el pecho por tres balas disparadas por un hombre joven,
falleciera en un hospital el jueves, era localizado junto a la sede de un periódico
romano un largo documento con el símbolo de las Brigadas Rojas en el que la antigua
organización terrorista se responsabilizaba del atentado.
En el documento, escrito con computadora, a la estrella de cinco puntas le sigue un texto
en el que, al parecer, se alude a un pacto de trabajo firmado hace unos meses en Italia y
a la guerra en los Balcanes. La organización afirma que se propone jugar un papel
en la vanguardia en continuidad objetiva con el programa de las Brigadas Rojas y, por esa
razón, asumimos la responsabilidad política de adoptar ese nombre. El motivo
principal del asesinato fue el rol de DAntona en negociar un acuerdo de flexibilidad
entre el gobierno y los sindicatos. Los extractos publicados ayer sugieren que el tema
dominante fue el entreguismo de la izquierda tradicional y la confederación
sindical CGIL. Los guerrilleros afirman que el CGIL hizo todo lo posible por legitimizar
el rol de la OTAN en el conflicto de los Balcanes. Desde que empezaron los bombardeos hubo
más de 30 ataques contra oficinas locales de los Demócratas de Izquierda, cuyo gobierno
ha colocado 11 bases aéreas a disposición de la OTAN y enviado más de 7000 soldados. El
fin de semana pasado DAlema llamó a una tregua para permitir que Rusia y China se
adhieran al plan del G7, pero dijo que si Belgrado lo rechazaba él embarcaría a los
italianos en una ofensiva terrestre.
La totalidad de las fuerzas políticas y sindicales italianas expresaron su dolor y su
preocupación por un atentado, de fría ejecución en palabras de la ministra
de Interior, Rosa Russo Jervolino, que recuerda a demasiados episodios sangrientos vividos
en la Italia de los llamados años de plomo, en la década de los 70 y, con menor
intensidad, en los 80. El primer ministro Massimo DAlema, de visita a la sede
de la OTAN en Bruselas, se confesó abrumado por el asesinato del profesor,
militante de su mismo partido, el de los Demócratas de Izquierda (DS), y estrecho
colaborador también del principal sindicato italiano, CGIL (Confederación General
Italiana del Trabajo).
La conmoción impidió casi articular palabra al ministro de Trabajo y alcalde de
Nápoles, Antonio Bassolino, para quien DAntona trabajaba desde octubre pasado. El
presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, expresó también su consternación por
un asesinato que, para el líder de CGIL, Sergio Cofferatti, golpea a un símbolo de
la legalidad y de la colaboración entre el mundo sindical y político. El profesor
fallecido había sido viceministro de Transportes en la breve etapa de Gobierno de
Lamberto Dini, en 1995.
DAntona, profesor en la Universidad de La Sapienza, de Roma, acababa de dejar el
portal de su casa, en Via Salaria, en un sector de la calle próximo a la universidad,
cuando un individuo, vestido con ropa de tela jean y una camiseta rosa, según los escasos
testigos presenciales, disparó contra él alcanzándolo en el pecho con tres disparos. El
asesino huyó a pie unos metros hasta reunirse con un cómplice y ambos abandonaron la
zona, desierta a esa hora, a bordo de una moto. DAntona fue ingresado urgentemente
en el Policlínico de Roma, donde murió una hora después.
La hipótesis de que el asesinato de Massimo DAntona, casado y padre de una hija de
24 años, fuera obra de un grupo terrorista, había sidobarajada por la práctica
totalidad de los líderes políticos italianos, que organizaron un debate sobre el
terrorismo en la Cámara de Diputados. Fuentes sindicales señalaron la
impresionante analogía que guarda este atentado con uno ocurrido hace 15
años en Roma, en el que perdió la vida otro docente vinculado a un sindicato, el
profesor de economía del trabajo Ezio Tarantelli, asesinado también por las Brigadas
Rojas.
EL MEDIADOR QUE NO MEDIA
Rusia es más pesimista
Por Rodrigo Fernández
Desde Moscú
Rusia reconoció ayer que
todavía se mantienen importantes divergencias entre Rusia y EE.UU. en lo que concierne a
la posible solución del conflicto de los Balcanes, mientras que el mediador ruso para
Yugoslavia, Víktor Chernomyrdin, canceló inesperadamente las reuniones que debía
mantener con el enviado especial de la ONU, Carl Bildt, y el canciller griego Gueorguios
Papandreu, alegando falta de tiempo.
Tratamos todo el espectro de problemas relacionados con el conflicto de
Kosovo, dijo Ivanov refiriéndose a sus conversaciones con Bildt y Papandreu. La
discusión entre ellos no se limitó a las tareas inmediatas, sino que abarcó también
los problemas que surgirán una vez finalizado el conflicto. Sorprendentemente, ni Bildt
ni Papandreu pudieron reunirse con Chernomyrdin, quien no encontró mejor explicación que
decir que no tenía tiempo. La justificación de Chernomyrdin no puede ser más absurda,
si se tiene en cuenta que su actual trabajo consiste precisamente en reunirse con todo el
que pueda contribuir a buscar una solución al problema yugoslavo y a encontrar puntos
comunes entre las posiciones de Rusia y la OTAN. Las razones pueden ser tres. La primera,
que el mediador ruso simplemente quedó tan agotado y frustrado después de sus largas e
infructuosas conversaciones del jueves en la noche con el subsecretario de Estado
norteamericano, Strobe Talbott, y el presidente de Finlandia, Martti Ahtisaari, que
simplemente no se encontró con fuerzas para ver a Bildt y Papandreu; la segunda, que
realmente haya recibido, como se especulaba ayer, el ofrecimiento de ocupar un puesto
importante en el gobierno. La tercera y más probable razón es que Rusia esté pensando
seriamente en la posibilidad de retirarse de las negociaciones sobre la crisis yugoslava
en vista de la inflexibilidad de la posición de EE.UU. sobre los bombardeos. El clima en
Moscú es de pesimismo, lo que se reflejó en la discusión que los diputados tuvieron
ayer sobre Kosovo con el ministro de Defensa, Igor Serguéyev y el vicecanciller Alexandr
Avdéyev.
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