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BILL CLINTON DESHOJA LA MARGARITA SOBRE KOSOVO
Invado, no invado, invado...

Mientras aumentan los ataques de la OTAN contra Yugoslavia, Estados Unidos no se  decide sobre el envío de fuerzas terrestres.

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t.gif (862 bytes)  Tras dos meses de bombardeos aéreos contra Yugoslavia, el gobierno norteamericano evoca cada vez más abiertamente la posibilidad de enviar tropas terrestres de la OTAN para concluir la guerra. En una columna de opinión publicada ayer en The New York Times, el presidente norteamericano Bill Clinton confirmó su cambio de postura respecto de las tropas terrestres: indicó que la Casa Blanca impulsaba el despliegue en Macedonia, limítrofe con Kosovo, de una fuerza de paz de unos 50.000 militares de la OTAN. El Pentágono aclaró que esos efectivos sólo entrarán en la provincia yugoslava para garantizar la aplicación de un acuerdo de paz previo.
Por primera vez desde el inicio del conflicto, Clinton no descartó el envío de tropas terrestres, aclarando que ninguna opción estaba descartada de antemano y que la OTAN debía cumplir su misión “de una u otra manera”. Pero el gobierno de Estados Unidos, ante las presiones crecientes para una invasión terrestre a Yugoslavia encabezada por Gran Bretaña, aseguró en todo momento que dicha fuerza terrestre sólo entraría en acción como fuerza de paz para permitir el retorno de los refugiados, una vez alcanzado un acuerdo con el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic.
“Estas tropas terrestres tendrían que ser más que una fuerza de paz. No estamos hablando de gente con cascos azules y armamento liviano. Su objetivo será entrar y proteger a Kosovo cuando los serbios se estén retirando”. Estas declaraciones de ayer del canciller británico Robin Cook a la BBC de Londres resumen la postura británica. Para Cook, Estados Unidos debe apoyar un plan terrestre tanto para “contextos no hostiles como para contextos hostiles”, parafraseando la descripción que alguna vez hizo la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright.
El diario griego Kathimerini publicó ayer un plan de administración de Kosovo filtrado de la OTAN. Junto al envío de estas tropas de 50.000 hombres, la llamada Operación Guardián Conjunto prevé la supervisión del espacio aéreo kosovar por parte de una autoridad extra-OTAN y la partición de la provincia yugoslava en cuatro zonas: una de exclusión aérea, otra controlada por la OTAN al sur del paralelo 44, una línea verde en las fronteras de Kosovo con Montenegro y Serbia y una zona de seguridad de 25 kilómetros entre Kosovo y Macedonia.
Sin embargo, para todo esto habrá que esperar una decisión norteamericana sobre una hipotética invasión terrestre. Dos son los factores que la dificultan: la impopularidad que implicaría esta medida para Clinton (tan complicada como una ofensiva aérea cada vez más prolongada y donde los “errores” se multiplican), y la reticencia que los republicanos mantuvieron desde el inicio del conflicto respecto de una intervención norteamericana en los Balcanes, a pesar de la aprobación reciente de .un fondo especial para la guerra.

100.000 RUSOS LUCHARIAN JUNTO A LOS SERBIOS
Los paneslavos sean unidos

El País
de Madrid

Por Rodrigo Fernández,
Desde Moscú


t.gif (862 bytes) El movimiento de reclutamiento de voluntarios para ir a luchar a Yugoslavia ha sido muy amplio en Rusia. Cuando el oficial Vitali Bulaj, de 34 años de edad murió en un enfrentamiento con el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK), la prueba no se pudo dudar. Los ataques de la OTAN contra Yugoslavia han provocado el rechazo de la mayoría absoluta de los rusos, que ven en ese país, con el que comparten su carácter eslavo y la religión ortodoxa, un aliado natural. Históricamente, además, existe cierto paternalismo hacia Yugoslavia por parte de Rusia (Serbia obtuvo su independencia en el siglo pasado gracias a los rusos, y por ella ingresó en la Primera Guerra Mundial), que hoy se traduce en la aspiración de muchos hombres a ir a combatir al lado de los serbios.
“¿Que por qué me inscribo? ¿Acaso no ve la televisión, no ve cómo bombardean Yugoslavia? Por mis venas fluye sangre eslava y yo soy creyente ortodoxa. Destruyéndolos, nos destruyen”, dice, exaltada, Natasha, una joven enfermera de pelo negro y tez blanquísima. Esta aspiración espontánea de los rusos de acudir en ayuda de los serbios fue aprovechada por partidos políticos y organizaciones en su afán de ganar adeptos en vísperas de las elecciones parlamentarias. Los que más activos se han mostrado en esta campaña son el Partido Liberal Democrático (PLD), del ultranacionalista Vladimir Zhirinovski, y el Partido Comunista, que ha actuado principalmente a través de movimientos aliados. Uno de ellos es Dujovnoie Nasledie (Herencia Espiritual), que ha inscrito a 841 personas en la capital y 374 en la provincia de Moscú. Si a esto se le agregan los registrados en otras ciudades, más los inscritos por el PLD, resulta que hay cerca de 100.000 personas dispuestas a ir a Yugoslavia.
La mayoría de estos rusos nunca llegará a los Balcanes. Las razones son numerosas, pero la más importante es que muchos se inscriben como una forma más activa de protesta y en su fuero interno saben que nadie los enviará a Serbia, sobre todo si no tienen la preparación militar que se requiere. A Serbia llegan sólo los viejos lobos, los que han pasado su prueba de fuego en alguno de los conflictos locales en la ex URSS, principalmente en Moldavia o Chechenia. Volodia es uno de ellos. Ahora ha decidido ir a combatir a los Balcanes. Piensa llegar a través de Bulgaria. “Otros prefieren pasar a través de Rumania”, dice Volodia. Volodia ronda los treinta y no parece un mercenario.
Una participación muy masiva de voluntarios rusos en el conflicto de Kosovo sigue siendo improbable, al menos mientras la OTAN no lance una operación terrestre. Pero si las tropas de EE.UU. y de sus aliados europeos entran en Kosovo, cabe esperar el envío de miles de rusos. Entonces el movimiento de voluntarios puede adquirir carácter oficial y no será raro que los aliados realmente capturen a más de un ruso.

 

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