Game over for NATO Por Claudio Uriarte
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La OTAN se está moviendo en dirección a la invasión de Kosovo con tropas terrestres porque la mediación rusa está fracasando, y la mediación rusa está fracasando porque con Boris Yeltsin pasa algo parecido a un viejo chiste que circulaba en los días que rodearon la larguísima defunción del Generalísimo Francisco Franco. El chiste contaba que el médico personal del Caudillo se apersonaba al rey Juan Carlos para comunicarle de la muerte de Franco, a lo que el monarca contestaba: "Bueno, es hora de anunciarlo a la Nación". A lo que el médico, demudado, objetaba: "Sí, pero, ¿quién se anima a anunciárselo a Franco?". Yeltsin, en efecto, está muerto pero nadie se lo ha dicho, y en el ínterin juega a la mímica de la vida despidiendo a un primer ministro --Yevgueni Primakov-- vital para la negociación pero con una popularidad demasiado ascendente para el gusto del zar Boris, cargando las tintas en la relación del Estado con la Duma y restando toda la concentración que necesita Viktor Chernomyrdin, su enviado especial a los Balcanes, para que la mediación rusa pueda volverse creíble, tanto para la OTAN como para Slobodan Milosevic. Pero el sustrato de fondo de cualquiera de los dos escenarios --una Rusia concentrada y una solución negociada, o una Rusia dispersa y la entrada en Kosovo de tropas de tierra-- es que, pase lo que pase, la OTAN no sólo ya ha fracasado, sino que además está llegando al fin de sus días. Esto es por tres razones: 1) Después de más de 60 días de las más salvajes tempestades de fuego aéreo desde Hiroshima y Nagasaki, la Alianza Atlántica no ha logrado doblegar a una potencia sudoeuropea de segundo orden como Yugoslavia. Es decir; ha perdido credibilidad, ya no es una Armada Invencible a los ojos de nadie y todos los delincuentes internacionales del planeta, desde Saddam Hussein hasta Osama bin Laden, están descorchando champagne (o agua, según sus confesiones). 2) Después de que los primeros bombardeos no surtieron efecto, la OTAN entró en pánico y empezó a bombardearlo todo, incluyendo refugiados, hospitales y embajadas y acarreando cientos de bajas civiles. Es decir, la OTAN ha perdido todo derecho a proclamar su superioridad moral. 3) Finalmente, la OTAN cambió su doctrina defensiva por una ofensiva, en que se arroga el derecho a defender los derechos humanos "desde Canadá hasta Kazajstán". Visto desde su impotencia ante Serbia, esto no resiste el menor análisis, pero si fuera cierto, estrenaría un imperialismo peligrosísimo.
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