En medio de
la tormenta de especulaciones en torno a la posibilidad de una devaluación, el gobierno
argentino recibió ayer el salvavidas más deseado: una manifestación de confianza del
secretario de Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, en el régimen cambiario argentino.
Los mercados bursátiles, sin embargo, siguieron haciéndose eco del ruido generado a
partir de las declaraciones del financista George Soros el último viernes: la bolsa local
cayó en un 2,69 por ciento, mientras que San Pablo retrocedió casi un 5 por ciento, con
el dólar medido en reales nuevamente en alza (ver página 4). En forma
coincidente, el oficialismo y la Alianza salieron a responder a las presiones del mercado
con una concesión que busca tranquilizar el ánimo de los inversores especulativos: la
promesa de aprobación de la ley de convertibilidad fiscal.
En declaraciones a la prensa, Rubin señaló en Washington que Argentina tuvo un
compromiso exitoso, con la disciplina necesaria, para mantener una tasa de cambio
fija. Existen todas las razones para pensar que ese compromiso sigue
firmemente en pie, concluyó. Por otra parte, Rubin indicó que por el momento no
hubo discusiones formales entre Washington y Buenos Aires sobre una eventual dolarización
de la economía argentina.
Las reiteradas aclaraciones del gobierno argentino y de economistas y empresarios en el
sentido de que no habrá devaluación no alcanzaron a tranquilizar a los mercados. La
caída en las acciones se produjo pese a la unánime defensa de la vigencia del régimen
de convertibilidad.
El ministro del Interior, Carlos Corach, ratificó que el gobierno argentino no tiene
intenciones de devaluar la moneda, porque no se justificaría, al tiempo que
aseguró que la economía está en un momento de extraordinaria solidez. Por
su parte, el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, intentó descomprimir la
situación de incertidumbre al informar que Soros le envió un fax al presidente Carlos
Menem para aclararle que no habló de sobrevaluación cuando se refirió a la
moneda argentina, sino de una valuación más allá de ciertos parámetros.
Posteriormente, trascendió que lo remitido por el financista fue una copia del
ayuda memoria que utilizó en su exposición en Chicago. Corach, en
declaraciones en la puerta de su domicilio, señaló que lo más importante que
dijo Soros es que él jamás opinó que Argentina debía devaluar.
Por otra parte, la opinión de Soros es una más en el conjunto de analistas e
inversores internacionales, quienes coinciden totalmente con los analistas argentinos en
que Argentina no solamente no debe devaluar, sino que no se justifica de ninguna manera
esta posibilidad, destacó. En este sentido, opinó que Argentina tiene una
ley de convertibilidad muy clara, y además tiene 30 mil millones de dólares de reserva,
es decir que existe una extraordinaria solidez económica.
Recordó que la ley de convertibilidad monetaria va a ser reforzada con la ley de
convertibilidad fiscal (ver aparte). Indicó que la opinión de Soros en cuanto a
que se bajen los costos de producción y los impuestos es lo que también está
planteando el gobierno argentino, permanentemente. Al preguntársele a qué
atribuía el Gobierno la discusión que se ha planteado sobre la convertibilidad,
interpretó que es probable que existan intereses creados que piensen que para sus
conveniencias particulares sea mejor un peso menos fuerte.
En tanto, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y precandidato presidencial,
Eduardo Duhalde, sostuvo que la ley de convertibilidad ha sido un aspecto central de
la recuperación económica argentina. Junto con la apertura de la economía y
la reforma del Estado, constituye uno de los pilares más sólidos que tenemos, aunque
momentáneamente podamos estar perjudicados, indicó. En declaraciones radiales,
Duhalde dijo estar convencido de que en el mediano plazo este esquema (de
convertibilidad) va a ser muy conveniente, porque nos está obligando a la competitividad,
y nuestros productores, nuestros empresarios, van a lograr que salgamos
fortalecidos. Asimismo, Jorge Remes Lenicov, referente económico de Duhalde,
afirmó hoy que la competitividad argentina cayó un 15 por ciento por la apreciación del
dólar y la caída de los precios internacionales de las materias primas. Pero advirtió
que no hay una medida que resuelva las cosas, por eso estoy en contra de salir de la
convertibilidad. Los que quieren salir de este régimen monetario dicen que con la
devaluación nos salvamos, y en verdad nos hundimos, dijo a una emisora de radio.
Mientras desde el ala política del Gobierno se advertía sobre la falta de justificativos
para devaluar el peso, desde la oposición el economista de la Alianza, el radical Ricardo
López Murphy, sostuvo que recién a principios del 2001 podría quedar superada la crisis
económica argentina que, a su entender, fue peor que lo esperado, debido a la
imprevisión fiscal del Gobierno.
Desde la tribuna empresaria también se intentó inyectar calma en esta etapa. El
empresario Francisco Macri aseguró que la Argentina tiene que mantener la paridad
monetaria uno a uno y responsabilizó a la durísima campaña política, y no
a la economía real, por la incertidumbre que se creó en el exterior sobre el futuro del
país. El presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Jorge Di Fiori, afirmó
hoy que la devaluación del peso no soluciona las dificultades de
competitividad que enfrenta la economía argentina y sostuvo que una medida de este tipo
significaría una rebaja sustancial de los salarios.
Claves
* Ante la ola de rumores sobre la devaluación del peso, Estados Unidos salió a respaldar
la Convertibilidad.
* El oficialismo y la oposición, con sus respectivos economistas, salieron a rechazar la
posibilidad de una devaluación.
* Pese a todo, las acciones líderes bajaron 2,7%, arrastrando a San Pablo, que perdió
4,9.
* Paul Krugman, en un reportaje con Página/12, afirma que le parece razonable lo que dijo
Soros.
* Rudiger Dornbush, en cambio, menosprecia al financista y defiende la Convertibilidad.
* Miguel Kiguel le dijo a este diario que no cumplir con el FMI nos pondría al
borde de un abismo. |
Atrapados sin salida
El alto nivel de desempleo y la recesión son la consecuencia de mantener un tipo de
cambio fijo que, por otro lado, es muy difícil de mover, señaló ayer el gerente
general del Banco Credicoop, Carlos Heller. Creo que, efectivamente, nadie tiene
interés en tocar la convertibilidad: lo que nadie termina de explicar es cómo vamos a
reactivar la economía o vamos a hacer que el nivel de desempleo baje, y cuáles son las
otras variables que habría que considerar, planteó. También se refirió a la
convertibilidad fiscal, de la que opinó que no está mal que se plantee, pero lo
que no está dicho es que significa que habrá más restricciones presupuestarias, menos
presupuesto para atender a sectores excluidos, menos presupuesto para la salud,
educación, etc. Heller apuntó que acá hace falta sentarse a discutir todas
las variables juntas y ver cuál es el programa por el cual se puede ir desanudando este
corset que, así como está planteado, no deja muchas posibilidades para que haya
reactivación y crecimiento.
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MIGUEL KIGUEL, JEFE DE ASESORES DE ROQUE, CONFIA EN SUPERAR LA
CRISIS
Si hay un ataque, no tendrá éxito
Por David Cufré
Desde la semana pasada,
el equipo económico mantiene incesantes contactos con inversores extranjeros para disipar
temores sobre el quiebre de la paridad cambiaria. Miguel Kiguel, jefe de asesores de Roque
Fernández, le dijo a Página/12 que para evitar un ataque especulativo contra el peso se
debe mantener bajo control el déficit fiscal. Aumentar el déficit más allá de lo
acordado con el FMI nos pondría al borde del abismo, advirtió el funcionario. Aun
así, admitió que persiste el riesgo de una corrida contra la moneda, y reclamó a los
candidatos a presidente que ayuden al Gobierno a sostener la convertibilidad.
¿Se corre el riesgo de un ataque especulativo contra el peso?
Me da la impresión de que hoy no existe. Después de haber pasado el fin de semana
y de habernos abroquelado todos, el Gobierno, los candidatos a presidente y los
economistas, en defensa de la convertibilidad. Pero ataques especulativos puede haber
incluso sobre monedas muy fuertes. Durante la crisis asiática el dólar de Hong Kong
sufrió un ataque, que no prosperó porque ellos tenían muchas reservas y un sistema
financiero fuerte. La Argentina tiene muchas reservas, un sistema financiero sólido y
poca deuda de corto plazo, con lo cual tampoco es probable que un ataque especulativo
pudiera prosperar. Pero los mercados en ciertos momentos por ahí quieren testear, aunque
después no tengan éxito.
¿La Argentina se encuentra en una situación en la cual puede haber una posibilidad
de que se produzca un ataque?
Sí, desgraciadamente es una situación compleja. Estamos en campaña electoral y
los candidatos pueden hacer declaraciones aisladas que los mercados no vean muy bien, con
lo cual se genere nuevamente nerviosismo en el exterior.
¿Cómo se sale del ojo de la tormenta?
Un elemento importante es que el Congreso sancione la ley de convertibilidad fiscal.
Se daría tranquilidad respecto del largo plazo, a que se mantendrá la disciplina fiscal,
que es una de las preocupaciones que existen entre los inversores. Pero también es
importante que eso se materialice en una mejora real, por ejemplo en el diseño del
Presupuesto para el 2000. Por otra parte, es fundamental que los políticos, tanto los que
están hoy en el Gobierno como quienes pueden sucederlos, reafirmen el principio de
prudencia fiscal.
¿El paro agropecuario puede ocasionar nuevas tensiones en los mercados?
Va a depender mucho del impacto que tenga. En la medida que sea solamente un paro y
no implique anuncios de políticos relevantes de que darán marcha atrás con reformas
importantes, pienso que no tendrá mucho impacto. Es parte de la realidad. También hay
protestas de los ruralistas en Europa y no pasa nada.
Sin embargo, parece que el Gobierno tiene presiones cruzadas. Por un lado, los
mercados exigen señales de austeridad fiscal. Pero, por otro, aumentan las protestas
sociales. ¿Cómo se supera esa contradicción?
Los inversores hablan entre ellos y van llegando a un consenso sobre cómo va a
evolucionar la Argentina. Como la convertibilidad no se discute, el eje del debate son las
cuentas fiscales. En qué medida hay margen o no para que aumente el déficit. En función
de lo que vimos la semana pasada, mi impresión es que un incremento del déficit más
allá de lo que hemos acordado con el FMI (5100 millones para 1999) nos pondría en una
situación muy peligrosa. Estaríamos caminando prácticamente al borde del abismo. Ahora,
los sectores sociales lo que pretenden es que se atiendan sus reclamos. Nuestra labor es
asignar lo mejor posible recursos escasos a necesidades diversas. Es importante que los
políticos nos acompañen.
Usted remarca la trascendencia de las declaraciones de los políticos. ¿Cómo
influyeron las opiniones de Duhalde y Cavallo en la crisis de la semana pasada?
La tensión se originó con la efervescencia política después del recorte de
gastos. Ese fue el primer episodio. Después vino el aumento a 0,7 por ciento de la
inflación en Estados Unidos, con la posibilidad de una suba de las tasas de interés. En
ese contexto, el martes y miércoles pasados se discutió con los gobernadores el recorte
a las provincias de 350 millones de pesos. Toda esa situación llevó a que los mercados
miraran a la Argentina con preocupación. Y ahí llegaron las declaraciones desafortunadas
de Duhalde respecto de cambiar la relación con el FMI, y de Cavallo sobre dejar flotar el
peso. El toque final fue la opinión de Soros sobre que el peso está sobrevaluado. Pero
después todas esas opiniones fueron aclaradas, hubo una defensa muy firme de la
convertibilidad, y el panorama cambió de forma muy significativa.
¿Pero en cualquier momento la Argentina puede estar de nuevo en el centro de la
escena?
Mi impresión es que vamos a ir mejorando. Pero hoy en día, ya no depende sólo de
lo que diga el Gobierno o el equipo económico, porque nos quedan siete meses de trabajo.
Las opiniones de los candidatos a presidente y de sus equipos tienen una importancia muy
grande. Los inversores los escuchan atentamente para saber qué va a pasar a partir del 10
de diciembre.
LA CONVERTIBILIDAD FISCAL GOZA DE CONSENSO
Todo sea para tranquilizar al mercado
Atados de
manos por la convertibilidad, el gobierno actual y los aspirantes a sucederlo buscan dar
una nueva demostración a los mercados de que no harán ningún movimiento brusco ni
inesperado, atándose los pies. Menemistas, duhaldistas y aliancistas manifestaron ayer al
unísono su vocación por aprobar una ley de convertibilidad fiscal, que impondrá el
compromiso a futuro de renunciar al déficit presupuestario y el endeudamiento público
como instrumentos de política económica.
En respuesta a un eventual ataque especulativo contra el peso, el titular de Presupuesto y
Hacienda de la Cámara baja, Oscar Lamberto (PJ), señaló, con respecto al aludido
proyecto, que hoy tenemos un texto único acordado entre la bancada justicialista y
el Ejecutivo. Nos resta tener una charla con la Alianza para que nos acompañe.
Agregó que lo bueno sería que esto fuera una decisión de todo el Parlamento, de
todos los partidos políticos, porque es una de las leyes estructurales que va a regir
incluso más allá del 10 de diciembre.
Por su parte, el economista de la Alianza Adalberto Rodríguez Giavarini consideró que
la ley de responsabilidad fiscal cumple un rol fundamental, y anticipó su
confianza en alcanzar un consenso con el oficialismo. De hecho, se está trabajando
en eso, dijo, recordando que los senadores de la Alianza, ya en el dictamen de
la Comisión de Presupuesto y Hacienda, votaron a favor de una mayor responsabilidad en el
plano fiscal y esto es una señal para los mercados del mundo.
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