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DETUVIERON A DOS ESTUDIANTES ACUSADOS DE AMENAZAR CON UN REVOLVER A UN COMPAÑERO
Cuando las armas se meten en la mochila

Dos hermanos de 13 y 15 años fueron detenidos después de que un grupo de padres irrumpiera en la escuela de Balvanera en reclamo de una respuesta ante supuestas amenazas con un arma.

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El padre de los chicos detenidos acompañó al mayor a la televisión.

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La protesta de los padres  tuvo lugar en la escuela.


Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes)  Dos hermanos de 13 y 15 años, alumnos de una escuela porteña, fueron detenidos en la tarde de ayer, después de que el padre de un compañero denunció en la comisaría 18ª que habían amenazado a su hijo con un arma de fuego en la puerta del colegio, ubicado en el barrio de Balvanera. Se trata del primer caso de violencia escolar denunciado en la ciudad de Buenos Aires. La detención de los adolescentes, que a la noche quedaron con libertad, se produjo por la tarde y fue el corolario de una jornada agitada en el Comercial Nº 5 General San Martín: a media mañana, un grupo de padres autoconvocados irrumpió a los gritos en el establecimiento, en reclamo de una respuesta del rector. Ante la trascendencia de la manifestación –transmitida en vivo y en directo por radios y canales de televisión–, el supervisor de Educación Media de la zona se hizo presente en el lugar y luego de interiorizarse sobre el episodio, dispuso la “suspensión provisoria” de los dos chicos, presuntamente involucrados en el hecho. El gobierno porteño anunció que a partir de mañana iniciará una investigación del caso (ver aparte).
La denuncia fue presentada el viernes por Miguel Peñalva, cuyo hijo dijo haber sufrido la amenaza de parte del mayor de los hermanos, quien le habría exhibido un revólver. Los dos chicos son compañeros de 1er. año, 4ª división. Según contó ayer Martín Peñalva, de 14, ese día J., de 15, lo empezó a molestar durante una hora libre. “Me gritaba al oído y me tiró con un banco en el estómago. Me decía que no me haga el malo, porque pensaba que yo le iba a pegar”, señaló el chico. Agustín, amigo de Martín y supuesto testigo del episodio, completó la historia: J. “le dijo: ‘quedate sentado porque no sabés lo que te va a pasar en el recreo y a la salida’”. De acuerdo con el relato coincidente de ambos, en la puerta del colegio ellos dos y la hermana de Martín se encontraron con J., su hermano, de 13, y cuatro o cinco chicos más que los rodearon, en actitud amenazante. J. “sacó el arma y les dijo a mis amigos que si hacían algo me iba a tirar. Pero ellos no hacían nada porque estaban asustados. La única que habló fue mi hermana que les dijo que mi papá estaba por llegar y cuando él llegó, se fueron todos”, dijo Martín ante las cámaras de televisión. Otro compañero aseguró que no era la primera vez que J. llevaba un arma al colegio. Agustín ratificó la versión: “Una vez me la mostró. Sacó el cartucho del arma y vi que tenía balas chiquitas como las de carabina”, afirmó. Entrevistado en un programa de TV, J. reconoció haber tenido un altercado con Martín el viernes, pero negó, aunque sin demasiado énfasis, haberlo amenazado con un arma de fuego. “Nunca tuve un arma”, repitió.
La movilización al colegio fue organizada por Miguel Peñalva, ante la falta de respuestas frente al hecho de parte del rector del establecimiento, Raúl Dávila. “El mismo viernes fui a denunciarle las amenazas y me dijo que tenía que hacerlo por escrito”, criticó el padre. “Si hubiera actuado el viernes, el arma ya hubiera aparecido”, consideró y reclamó que el hecho “no quede impune”. Peñalva señaló, además, que el rector escuchó las advertencias que los jóvenes le hacían a su hijo para que “no hablara”. También denunció que en la escuela se venden drogas.
El grupo de padres y madres ingresaron por la fuerza alrededor de las 10.30 al colegio. Algunos llevaban carteles con consignas como “por paz y seguridad para los alumnos, paren la delincuencia ahora”; otros gritaban pidiendo medidas.
En medio de la tumultuosa protesta, llegó al viejo edificio de Entre Ríos, entre Independencia y Chile, el supervisor de Educación Media de la zona, José Azerrat. Tras reunirse con el rector, profesores, padres y los chicos presuntamente amenazados, Azerrat anunció al mediodía la “suspensión provisoria” de los dos hermanos acusados. Un par de horas más tarde, dijo a Página/12 que la medida podría ampliarse a un tercer alumno. “A partir del miércoles vamos a hacer una investigación muy especial. Si se comprueba que hubo un arma en la escuela, el o los culpables seránseparados de la institución. Para el sistema de convivencia se trata de una falta gravísima”, indicó el supervisor.
Tras la denuncia realizada en la comisaría 18ª por “amenaza” y “portación de arma”, tomó intervención en el caso la jueza de menores Nº 6, Adriana Leiras. Ayer por la tarde, la magistrada ordenó que los dos hermanos fueran llevados a la seccional. El mayor, de 15, fue detenido cerca de las 16, en la puerta de ATC, donde había participado con su padre de un programa. El menor, de 13, se presentó espontáneamente en la comisaría, tres horas y media después. Los dos hermanos fueron revisados por un médico legista, se les leyeron sus derechos y se determinó si tenían antecedentes penales, información que no trascendió. Al cierre de esta edición, los dos jóvenes permanecían en la seccional acompañados por su padre. El comisario Ricardo Areán esperaba una comunicación de la jueza para liberarlos.

 

El caso de la nena herida
Fue el viernes pasado. Esta vez no hubo espacio para amenazas. Un chico de 13 años apretó el gatillo y disparó. El balazo atravesó la cara de su compañera de séptimo grado. Estaban en la escuela Nº 27 de Boulogne. Había otros 18 chicos en el aula y la maestra, dijeron los investigadores después, había salido justo del aula.
Este caso es el último registrado en una escuela bonaerense. Está ubicada en Boulogne y los alumnos llegan en forma mayoritaria de un complejo de monoblocks conocido como el barrio Santa Rita. La policía pudo establecer que antes de disparar el chico sacó el arma de su mochila, la mostró y “tiró al bulto”. No pretendía herir a nadie. Tenía un revólver calibre 32 y cuando la policía secuestró el arma aún contenía dos balas en el cargador. La nena fue trasladada al hospital Materno Infantil de San Isidro y él a la comisaría de Boulogne. Estuvo detenido dos horas. La jueza de Menores Diana Pincardini resolvió entonces regresarlo a su familia. La nena está fuera de peligro.



“Es algo preocupante”

Por M.C.
t.gif (862 bytes) Para las autoridades escolares del gobierno porteño, el episodio denunciado en la escuela secundaria de Balvanera es “un hecho aislado”. “Es muy preocupante, pero no nos había ocurrido nunca hasta ahora”, señaló a Página/12 la directora general de Educación, Alicia Knopoff, y relacionó la presunta amenaza con un revólver de parte de un alumno “con la cantidad de armas de fuego que hay en las casas”.
El supervisor de Educación Media, José Azerrat, confirmó a este diario que el mayor de los hermanos acusados era repetidor. Pero advirtió: “No transformemos a los chicos en delincuentes. La violencia que existe fuera de las escuelas también existe adentro. Chicos con armas hay en todas las esquinas: algunos se cuidan de llevarlas al colegio, y otros no. Tenemos que actuar para que los alumnos tengan los límites que correspondan. Si tienen dificultades para insertarse escolarmente y no tienen posibilidades laborales, hay que ayudarlos para evitar que entren en una espiral de violencia”, consideró Azerrat.
Knopoff hizo una autocrítica: “Si se comprueba el hecho, la institución educativa tendría que reflexionar cómo no percibió la existencia del arma en la escuela”. Por otra parte, la funcionaria descartó la posibilidad de que se vendan drogas en el Comercial Nº 5, como también se denunció: “Me parece difícil”, indicó. En el mismo sentido opinó el rector del colegio, Raúl Dávila.


HACE UN AÑO HUBO UN CASO SIMILAR EN LUGANO
De la portación a la amenaza

t.gif (862 bytes) Existe un hecho que precedió al ocurrido en la escuela de Balvanera. El año pasado, en una escuela de Lugano, fue elevada un acta a la Supervisión de Escuelas por el caso de un menor que portaba un arma de fuego. El adolescente cursaba el primer año y después de un intento por incluirlo en un tratamiento, abandonó la escuela. A pesar de ello, distintos especialistas consultados por este diario limitan el caso de Balvanera a un hecho no representativo. De todos modos, la Defensoría de Menores porteña y el área de Mediaciones Escolares dan cuenta de la existencia de agresiones en las escuelas y “el reclamo a las instituciones para resolver conflictos de indisciplina generados en ellas”.
Alicia Konopoff, directora general de Educación, negó antecedentes de chicos con armas en escuelas dentro de la Capital. Sin embargo, Página/12 pudo comprobar la denuncia de un caso ocurrido en marzo del año pasado en la EMEM Nº 1 de Lugano. El director de la escuela, Carlos Mirés, indicó que se elevó un acta a la Supervisión de Escuelas por este tema: “Que el arma estaba era vox populi, pero ningún adulto de la escuela pudo dar cuenta de la existencia”. Como en situaciones de conflicto similares, los directivos citaron a los padres y luego de una entrevista se aconsejó un psicodiagnóstico para el menor. “Al otro día, el chico dejó de ir a la escuela, es un chico que se le escapó a la institución dado que uno de los principios de la escuela es garantizar las condiciones de escolaridad”, dice Mirés. A cargo de la Red de Defensorías porteña, Noris Piñata acota la trama de menores con armas en escuelas al caso mencionado de Lugano y al de Balvanera. “De todos modos, son distintos –insiste–, porque ayer por primera vez se tomó conocimiento de un chico que con su arma amenaza a otro”.
El caso de la escuela de Lugano fue sólo de portación de arma, aseguran las autoridades. Dentro de las contravenciones de menores, Piñata indica que “no existen registros de chicos detenidos por este motivo en escuelas o zonas aledañas”.
El caso de Balvanera, de todos modos, se convierte ahora en un dato. Pero en los últimos años se registraron casos de agresiones físicas, que fueron tratados en mediaciones realizadas por los propios chicos dentro de las escuelas. “Cada Defensoría –agrega Piñata– recibió el pedido, al menos de una escuela, para ayudarla a resolver problemas que tienen que ver con falta de disciplina.” Allí los responsables de la falta de conducta serían tanto adultos como chicos. Según Piñata, “muchas veces es la actitud de los propios docentes la que genera respuestas violentas en los chicos”. En la Defensoría existen más denuncias por discriminación: “Los docentes ponen notas arbitrarias y a esa arbitrariedad los chicos responden con violencia, falta de respeto o agresiones”, explicó.

 

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