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A veces creo que fue el destino, si no ¿por qué no lo levanté yo? Haydée Vaccaro suspira y la pregunta se le cuela entre las lágrimas desde hace un año, cuando su hija recibió una descarga eléctrica de 13.200 voltios al levantar el tubo del teléfono. Aún está la ficha telefónica derretida, una mancha negra en la pared y la marca del dedo de Verónica en el parquet de la pieza de los Nosiglia. Una carpeta con los recortes de diarios que hablan de la tragedia de Florencio Varela es lo único que cambia la fisonomía de la habitación de Verónica. Una causa civil se resolvió en instancia de mediación con un resarcimiento económico para los Nosiglia y una penal sigue su curso no todo lo rápido que ellos quisieran. Recién en marzo volvieron a levantar otra vez el tubo, ahora de una línea gratis de por vida que les dio Telefónica de Argentina. Había que animarse, arriesga Haydeé y vuelve a guardar el pañuelo en su muñeca, después de pasárselo otra vez más en los ojos. Gustavo Alberto Nosiglia tiene 47 años y una nueva costumbre: mirar el cielo cada vez que sale a la calle. Los cables en Varela son un desastre, no sé qué esperan, que se muera alguien más, y acelera las palabras como si temiera el silencio. Yo me entretengo en el trabajo, pero cuando vuelvo... ella me esperaba, dice. Y vuelve a apurar las frases. En la calle 25 de Mayo 234 el tiempo parece haberse detenido. La vieja casa chorizo alberga, inmutable, los recuerdos de Verónica, que con 22 años coleccionaba peluches, colgantes de Kitty y Snoopy. Una pila de perfumes y lápices labiales conviven en su pieza. Sólo un gran mueble la separa de la de su hermano. Y una puerta gastada, de la habitación de sus padres, ahí donde estaba el teléfono. Y donde se obstinan en poner el nuevo aparato. El 25 de mayo de 1998, a las 11 de la mañana Verónica dormía. Había ido a bailar a El Bosque, una disco quilmeña. Hacía dos días que estaban sin tono y habían hecho tres reclamos a Telefónica. Pero el día anterior el aparato empezó a hacer un ruido raro. Estábamos los tres, con mi marido, y ella lo levantó. Y yo les dije cómo levantan el teléfono, ¿no puede tener electricidad? Y se empezaron a reír. ¡Cómo el teléfono va a tener electricidad!, dijeron relata Haydeé. El lunes a la mañana empezó a hacer mucho ruido, yo pateé la ficha y no sé por qué no lo levanté, la llamé a ella, vino y lo levantó. La chica murió en el acto. Si yo hubiese estado en ese momento me hubiera matado dice Nosiglia padre. Dos años antes fue la primera vez que le pegué a mi hija. La luz se había prendido y apagado rápido y yo la llamé y no me contestó. Cuando me levanté la encontré tirada en el piso, como si le hubiese dado una patada. Entonces se dio vuelta y se empezó a reír. Era una broma. Y después se me muere electrocutada. Su abuela, Margarita Dalcastegne, tiene 87 años y lleva 60 viviendo en esa casa, pero los días nunca se le hicieron tan largos como ahora. El teléfono ni lo atiendo, no tengo ganas, dice con un chillido que se le ahoga en la garganta. La primera decisión de los Nosiglia fue no tener teléfono de línea: compraron un celular. Pero en marzo de este año Telefónica les mandó una intimación para que pagaran 31,97 pesos por mantenimiento de línea. No sabíamos si nos estaban cargando o qué. Pero después vino un señor de Telefónica a pedirnos perdón y nos ofreció una línea gratis de por vida, relata Haydeé. Después de consultarlo con los abogados decidieron aceptar. Sin embargo, aclara Nosiglia, cuando pueda elegir me cambio de compañía. La carátula de la causa pasó de averiguación de muerte por electrocución a homicidio culposo, mientras estaba en manos del juez en lo criminal de Quilmes, Jorge Falcón. Después de la reforma judicial bonaerense, cuando se formaron los juzgados de transición, la causa pasó al doctor José Nerguisian, del Juzgado de Transición Nº 2 de Quilmes. Sin embargo, para la familia la causa va muy lenta. El juez está haciendo todo de nuevo, se quejan. Las pericias ordenadas por Falcón a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata señalan que existe irresponsabilidad manifiesta en el tendido del cableado telefónico. Al mismo resultado llegó la Asesoría Pericial Tribunales, que indica que esimposible no detectar en el momento del montaje el contacto entre el par telefónico con el cable de energía. Sin embargo, consultado ayer por este diario, un vocero de Telefónica dijo: Las circunstancias por las que pasó esto no están comprobadas aún y reiteró que no circula electricidad por la línea telefónica. Por otra parte, en la causa civil, tras cuatro audiencias de mediación, de las cuales participaron Telefónica, Edesur, sus aseguradoras, las subcontratistas y los Nosiglia, se acordó que la empresa telefónica le diera a la familia un resarcimiento económico. El defensor del Pueblo de Florencio Varela propuso para hoy una singular medida de protesta: que quienes quieran solidarizarse con ellos no levanten el tubo a las 11.30. Producción: Sonia Santoro
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