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Por Carlos Rodríguez En la Argentina, por lo menos 214.000 chicos de entre 10 y 14 años se ven obligados a trabajar por pertenecer a grupos familiares que viven en situaciones de extrema pobreza. El número de niños que trabaja en el país constituye el 7 por ciento del total de los chicos de esas edades y es equivalente al 1,5 por ciento de la población activa. Las cifras se conocieron en Ginebra, a días de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se realizará entre el 1º y el 7 de junio. Allí se tratará un nuevo convenio internacional que prohíba y elimine en forma inmediata las peores formas de explotación infantil. La estadística dice que más de 250 millones de niños, en todo el mundo, son obligados a trabajar (ver aparte), principalmente en los países pobres, aunque el fenómeno ha reaparecido en Europa central y oriental, tras el derrumbe provocado por el abrupto pase a las pautas de la economía de mercado. El experto español Eduardo Araujo, miembro del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), estimó --pese a que no hay datos oficiales-- que si la encuesta se extendiera a los chicos de la Argentina que tienen entre 5 y 18 años, la cifra global "rondaría las 400.000 personas". Héctor Recalde, profesor de Derecho Laboral en la UBA y asesor legal del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), señaló por su parte que en un seminario sobre trabajo infantil realizado el año pasado se concluyó que "hay por lo menos 250.000 chicos de 5 a 14 años que trabajan, aunque otras informaciones elevaban el número al doble". Araujo, quien se encuentra en Ginebra, precisó que las cifras públicas de la Argentina indican que "sobre un total de 3.200.000 niños de entre 10 y 14 años, la población económicamente activa del grupo es de alrededor de 214.000 niños". Los datos surgen de "censos de población, encuestas y otros trabajos oficiales realizados por el Gobierno". Los datos de la OIT "no contemplan ni la población de 5 a 9 años, un grupo que nos interesa porque las experiencias muestran que el trabajo comienza ahora a muy temprana edad, ni tampoco la población de entre 15 y 17 años". Araujo adelantó que uno de los propósitos de la asamblea anual será, precisamente, "elevar hasta los 17 años la prohibición de trabajar". Esa será una de las cuestiones que podría estar contemplada en el nuevo convenio. De acuerdo con los datos reunidos por la OIT, buena parte de los chicos desarrolla "tareas agrícolas, en la ganadería y también en la pesca". Uno de los focos de trabajo infantil en la Argentina está situado en Chacabuco, a 200 kilómetros de la Capital Federal. En ese lugar, la actividad ladrillera comenzó en 1856 y hoy funcionan 200 hornos donde los niños "pisan el barro, cortan el adobe, apilan los ladrillos, cargan y hornean". La OIT recalcó que el trabajo en las ladrilleras "es muy perjudicial para la salud infantil por sus condiciones de salubridad y seguridad, y también porque afecta el desarrollo emocional". Con el apoyo del IPEC, en Chacabuco se creó un Comité Municipal sobre Trabajo Infantil integrado por directores de las escuelas locales, los productores de ladrillos y las asociaciones vecinales. La entidad ejecutora de la iniciativa es Defensa de Niños Internacional (DDI) y el objetivo es eliminar ese foco de explotación infantil. El proyecto incluye el otorgamiento de becas escolares, actividades recreativas y talleres de formación ocupacional para 130 niños. Al mismo tiempo, se iniciaron actividades productivas alternativas para los distintos grupos familiares, como la instalación de invernaderos, con el objetivo de aportar mayores ingresos que permitan eliminar en forma paulatina el empleo de mano de obra infantil. Se realizó una campaña de "sensibilización social del problema" y se dispuso de microcréditos que incluyeron la cesión de tierra a las familias involucradas. Edward Madinger, representante de Unicef en la Argentina, apuntó que es difícil saber si el fenómeno avanza. "Es complicado elaborar las estadísticas porque los padres mienten cuando son consultados" sobre si sus hijos trabajan, señaló el especialista. De todos modos, la hipótesis más probable es que, "por razones económicas, haya más chicos trabajando". Según Recalde, las cifras reales probablemente estén "muy por encima de los datos oficiales". Un trabajo publicado por la OIT en 1994 señala que en 1980 había en la Argentina 166.790 niños de entre 10 y 14 años que trabajaban. La cifra, según la misma fuente, se elevó a 194.473 en 1990, aunque en el mismo trabajo se barajó una estimación que llevaba el número a 214.138 chicos, es decir lo mismo que se estima hoy en forma oficial. Como síntoma del crecimiento, Recalde mencionó "la enorme cantidad de chicos que trabajan como vendedores ambulantes o que limpian parabrisas en Capital Federal y el Gran Buenos Aires".
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