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El gobernador de la provincia de Buenos Aires y precandidato justicialista a la Presidencia de la Nación, Eduardo Duhalde, dejó entrever ayer en declaraciones radiales que, una vez que quede firme la sanción judicial al arquero José Luis Chilavert, le conmutaría la pena para que pueda seguir jugando en el fútbol argentino. El gesto, casi una promesa formal, ha sido interpretado como un guiño de inequívoca significación política tomado en plena campaña preelectoral. En realidad, Duhalde no hace sino contestar con velocidad y en el mismo terreno político en que puso la cuestión el jugador de Vélez. Chilavert se había encargado de opinar a los cuatro vientos, no bien fue conocida su sanción, que se trataba de un acto de clara xenofobia, ya que en los considerandos, el fiscal de la causa había tomado como agravante la condición de extranjero del jugador. Ese argumento, cabe recordar también, no había sido tomado en cuenta sino desechado por los jueces. Pero eso no fue todo, ya que Chilavert, en medios argentinos y de su país, puso la cuestión en otro terreno al subrayar con énfasis la actitud contradictoria de un Gobierno que por un lado daba asilo a un corrupto asesino como el general Lino Oviedo (contra el cual Chilavert hace sistemática campaña) y por otro lo castigaba a él, obligándolo a abandonar el país para poder jugar. Esta actitud debe haber influido para que primero Menem y luego Duhalde se manifestaran con presteza en contra de la sanción aplicada al arquero, mientras el presidente de Vélez Sársfield, Raúl Gámez, que no ha vacilado en criticar duramente a Menem y al gobierno nacional por su proyecto de privatizar el fútbol, apuntaba oportunamente bien alto: Duhalde lo tiene que indultar, dijo hace unos días. Lo de ayer es la respuesta fríamente calculada del gobernador, del precandidato a presidente en campaña, en realidad. Duhalde, después de formular su reiterada oposición a la sanción de trece meses de inhabilitación que le correspondieron al arquero paraguayo de Vélez como pena accesoria por los incidentes que protagonizó en diciembre de 1994 en cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, le aclaró a Radio Mitre que no tiene, como gobernador de la provincia de Buenos Aires, capacidad para indultar a Chilavert pero que sí puede, en cambio, conmutar la pena, aunque no quiso adelantarse en esas consideraciones porque dijo sería una falta de respeto a la Justicia si lo hiciera ahora. La aparente cautela del gobernador tiene que ver con la necesidad de esperar que la sanción al arquero quede firme, una vez superadas todas las instancias de apelación y recursos interpuestos por su defensa, que le han permitido a Chilavert, por ejemplo, jugar en la fecha de este fin de semana. Dando precisiones que indican lo meditado del tema, el precandidato justicialista aclaró que dejaría la sanción penal de cuatro meses de prisión en suspenso y que sólo anulará la inhabilitación de Chilavert para jugar en el fútbol argentino. Es un disparate; la sanción penal hay que aplicarla, pero la accesoria, que no le permite trabajar, para mí es disparatada. Me parece un exceso, concluyó Duhalde. El gobernador explicó que al reducir la pena al mínimo quedará firme la condena penal de cuatro meses en suspenso, es decir que mientras no incurra en otro delito, el futbolista no deberá cumplirla en forma efectiva. La semana pasada también el presidente Menem se había manifestado en contra de la medida judicial tomada con Chilavert, pero recordando que esa decisión estaba en manos de Duhalde. Ahora, el precandidato justicialista ha dado señales inequívocas de su futura decisión.
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