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Por Fernando DAddario Hace quince años, la escena que se verificará esta tarde en la Plaza de Mayo no hubiese cabido ni siquiera en los sueños y pesadillas del inconsciente colectivo. Alejandro Lerner, Sandra Mihanovich, Lito Vitale, Víctor Heredia, Fabiana Cantilo, Pedro Aznar, Juan Carlos Baglietto y Jairo interpretarán hoy himnos y canciones patrias ante un público que quizá por primera vez en su vida cantará Aurora a la tardecita y sin la maestra inspeccionando el énfasis puesto en la entonación. Pero no es una sensación onírica ni una regresión a la infancia. Se trata de la puesta en escena, gratuita, de El grito sagrado, un proyecto encarado por la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad, que se plasmó primero en un CD repartido en los colegios porteños, presentado en sociedad con un recital en el teatro Colón. Ahora es el turno de la apuesta masiva, a tono con el espíritu patrio que se potencia en una fecha como la de hoy. Luego de estos conciertos, El grito sagrado comenzará a venderse al público a 8 y 5 pesos, en CD y cassete. La recaudación se destinará a imprimir copias para distribuirlo en 40 mil escuelas oficiales de todo el país. El festival, que será emitido en directo por Internet (www.ciudad.com.ar), se traducirá en una suerte de greatest hits de las canciones patrias. Primero el Himno Nacional, en la voz autorizada de Jairo. Lerner cantará su interesante versión de la Marcha de San Lorenzo, antes de despedirse de la gente con el tema que hace de cortina de Campeones. Fabiana Cantilo hará un Saludo a la bandera, Aznar entonará el Himno al General San Martín, y así sonarán, rejuvenecidos y despojados de espíritu marcial, otros clásicos recuperados directamente de lo más profundo de la escuela primaria. La idea, original en la concepción y en la puesta en práctica, es subsidiaria de hitos sueltos en la historia de la música popular argentina. En los 70, Billy Bond y la Pesada del Rock and Roll emprendieron una versión bizarra de la Marcha de San Lorenzo. Arco Iris, el grupo de Gustavo Santaolalla, se le animó a Aurora y, mucho más cerca en el tiempo, al comenzar los 90, Charly García escandalizó a la pacatería argentina con la grabación del Himno Nacional. Teniendo en cuenta que estos antecedentes escondían según los casos una aproximación paródica o la búsqueda de un efecto mediático, lo que se verá hoy será, sin duda, el primer intento institucionalizado de reivindicar las canciones patrias. En un momento de nuestras vidas, estas canciones las relacionábamos con la mierda de la dictadura militar, cuenta Lito Vitale, director musical del proyecto. Por eso esto lo siento como parte de una recuperación del sentimiento patriótico que teníamos torcido. Nunca nos dejaron querer a nuestro lugar. Me encanta que los chicos puedan cantar el Himno en los colegios sin esa cosa solemne y aburrida. Por eso en su momento todos estuvimos a favor de Charly. Y cuando grabamos este disco, nos emocionamos. Ahora quisiéramos que haya otros discos, aunque no esté yo en el proyecto. Un disco en el que canten Attaque 77, Los Auténticos Decadentes... Es probable que la cuestión generacional influya en la reelaboración del significado de ciertas canciones que para muchos mayores de 30 fueron algo así como parte de la banda de sonido de los años duros. Los participantes de este Grito sagrado convertido en festival tienen entre 35 y 45 años. Vivieron la última dictadura siendo jóvenes o adolescentes y guardan otro recuerdo de la más tierna infancia. No tienen vergüenza de cantar el Himno. No es el caso de Iván Noble, a quien llamaron para pedirle que participara el disco pero no aceptó. Nunca me llevé bien ni con las canciones patrias ni con la patria, subrayó el cantante de Los Caballeros de la Quema consultado por Página/12. No tengo nada con los que van a estar ahí, al contrario. Pero en mi caso no tengo nada que ver con eso. Si lo hacía iba a ser paródicamente y tampoco me interesaba. No sólo por el recuerdo de los milicos, sino porque a mí me hablan de Aurora y me recuerdo a mí mismo a las siete de la mañana, dormido, cantándola, todo mal. No son buenos recuerdos para mí. Víctor Heredia, en cambio, aun con su historia de militancia a cuestas y con una hermana desaparecida durante la dictadura, recuerda que su padre lo llevaba a ver con orgullo desfiles militares, recuerdo que le inspiró alguna vez el tema Aquellos soldaditos de plomo. Yo no tuve la confusión de las instituciones. Siempre distinguí a los hombres de la institución. Cuando hice Soldaditos de plomo mucha gente se confundió. Yo hablaba de un ejército popular y muchos lo asociaron con la guerrilla. Y yo estaba refiriéndome al Ejército, a mi ilusión de que recuperara el compromiso con la gente, el compromiso democrático que perdió hace tanto tiempo. Por eso estas canciones son como símbolos, que para mí van más allá de la ideología y entiendo que para unos signifiquen una cosa y para otros algo bien distinto. Vitale dice que le hubiese gustado hacer una versión rapera del Himno a Sarmiento, pero finalmente se decidió por una más convencional, que aggiornara tímbricamente a la original sin modificar su estructura. Heredia señala que hubiese querido cantar Aurora con un tono más tranquilo, pero Vitale, ese amigo del alma, le sugirió que lo grabara con un espíritu épico, que fue el que finalmente quedó plasmado en el CD. Esta tarde, cuando empiece a anochecer, se verá cuánto tienen de patriotas los músicos populares argentinos.
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