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Por Fernando Cibeira Nunca las referencias habían sido tantas y tan claras. Durante el acto de presentación de su propuesta de gobierno El gran cambio, los escándalos del gobierno menemista se convirtieron en el latiguillo favorito en los discursos de la fórmula presidencial de la Alianza. La investigación de la corrupción gubernamental va a ser mi trabajo como presidente. Voy a investigar, voy a auditar y estudiar los decretos ocultos y los contratos para empujar a los corruptos a la cárcel, afirmó el candidato presidencial Fernando de la Rúa. La política que construyeron Menem y Duhalde es una gran máquina de delinquir. Debemos tener mucha voluntad política, coraje y decisión para desatar los nudos y las mafias que nos dejan 10 años de política menemista, lanzó su compañero de fórmula Carlos Chacho Alvarez. El discurso unificado contra la corrupción, la insistencia sobre un nuevo camino más social y la difusión de su plataforma es el cóctel con el que la Alianza espera recuperar la iniciativa política y encarar los últimos meses de campaña. La insistencia pareció obedecer a una estrategia predeterminada. En las calles de la ciudad, afiches con frases de De la Rúa apuntaron en una misma dirección: atacar la corrupción y anunciar una etapa social. Se terminó la fiesta para pocos o Para sacar al país del abandono en que está, mostraban los afiches. Frases que, efectivamente, luego De la Rúa dijo a la noche. El candidato llevó escrito buena parte de su discurso que, por momentos, recordó textuales de sus recientes spots televisivos. Quiero la dignidad que perdimos, que la tuvimos y la vamos a volver a tener, dijo De la Rúa, sobre el escenario del Teatro Coliseo. Dentro de la coalición, el de ayer era visto como un día trascendente en la marcha hacia octubre. Los estrategas de la campaña siempre pensaron que presentar la propuesta con cinco meses de anticipación sería un buen golpe de efecto ante el justicialismo, cuando las encuestas marcan desde hace un tiempo una parálisis en la intención de voto. Por eso, dada la importancia del compromiso, desde antes de la hora indicada los dirigentes de la Alianza comenzaron a aparecer por el Coliseo, que lució colmado por unas dos mil personas decididas a aplaudir toda frase que se dijera desde el escenario. Y si en los días previos hubo algunos cuestionamientos por la supuesta tibieza de la plataforma, ayer no hubo nadie que no se saliera del libreto y no diera fe del carácter progresista del texto. La plataforma repartida está dividida en dos cuadernos. Una síntesis con seis puntos que forman el Contrato con la sociedad, algo así como las metas a alcanzar, al que se comprometen los integrantes de la fórmula. El segundo es una Guía de políticas, más exhaustivo, donde cada punto es desarrollado desde varios aspectos. Por ejemplo, la meta pleno empleo, tiene como contenido crecimiento sostenido, impulso a las PyMEs, desarrollo de las economías regionales, políticas específicas de empleo y así hasta completar una veintena de páginas. Los textos fueron realizados bajo la coordinación de los encargados del Instituto Programático de la Alianza (IPA). De la síntesis se ocupó Rodolfo Terragno, mientras que del restante se encargó Dante Caputo. En su discurso, Alvarez anunció que tratarían de que no quedara argentino sin leer la propuesta y que se haría una jornada especial sería el 20 de junio para distribuir los cuadernillos por todo el país. El acto arrancó pasadas las 19, cuando el locutor presentó a las fórmula presidencial y para la gobernación bonaerense de la coalición. Los militantes radicales los recibieron con el volveremos a ser gobierno como en el 83, un cantito que suele irritar a los candidatos frepasistas, siempre incómodos a la hora de ubicarse ante la última gestión radical. Justamente, Raúl Alfonsín fue el único dirigente de peso ausente. La razón oficial fue el delicado estado de salud de su madre, quien debió ser operada por una fractura de cadera. Aunque había quienes aseguraban que el faltazo se debía a que no había sido tenido en cuenta al momento de confeccionar la lista de oradores. Los cuatro candidatos saludaron con losbrazos en alto y luego bajaron hacia la primera fila de asientos, donde los esperaban sus familiares. Desde allí miraron en pantalla gigante un videoclip realizado con imágenes de campaña y cantaron el Himno Nacional, que sonó en la versión que hizo Jairo, conocido simpatizante radical. La encargada de abrir el fuego fue Graciela Fernández Meijide y en su discurso destacó la labor inicial de Alfonsín en la confección de la plataforma. La mención fue correspondida por una ovación de las barras ubicadas en el segundo y el tercer piso del coqueto teatro, identificadas con banderas de la Juventud Radical y Franja Morada. Graciela, de elegante tailleur color marfil, pareció responder a tantas simpatías alfonsinistas. No podemos volver para atrás, el pueblo no se lo merece, advirtió. La candidata a gobernadora desgranó una especie de decálogo sobre lo que significa gobernar bien en el que incluyó puntos como luchar contra la pobreza, respetar la ley y continuar con la obra pública. A Fernández Meijide la siguió Alvarez, acompañado por Pegue, Chacho, pegue de un grupo de jóvenes del Frepaso que, en minoría, mantuvieron un duelo de cantitos con la barra radical durante todo el acto. Alvarez seguro que no defraudó a los suyos. De entrada nomás, cuando comenzó explicando que el futuro gobierno debía sortear las asechanzas que rodean a la política, habló de romper la asociación con el delito que generaron diez años del gobierno del Partido Injusticialista. Muchos palos fueron para Duhalde. Ahora nadie participó de la fiesta menemista, nadie se puso una damajuana en la cabeza, nadie bailó en el cumpleaños del Presidente en Anillaco, nadie quiere hacerse responsable de esto, disparó. De la Rúa esperó su turno junto a su mujer Inés, su hija Agustina y su nieta Sol. El candidato empezó con una reafirmación de los valores patrióticos. Hace a nuestra entidad como nación cuando se han extraviado los caminos, lanzó. La gente respondió agitando las banderitas argentinas que habían repartido en la entrada. Además, jóvenes frepasistas caracterizados de French y Beruti habían repartido escarapelas y panfletos proclamando el fin del virreinato menemista. De la Rúa se dedicó a detallar los sufrimientos del pueblo ante el modelo económico. El pueblo sufrió la baja de los salarios, la pérdida del empleo, los jueces amigos del Gobierno y los asesinatos y robos en las calles, sostuvo, para redondear: Esto no es un éxito, señor Menem. Esto no es un modelo agotado por exitoso, señor Duhalde. Esto es un fracaso y lo vamos a cambiar. En el tramo final hizo eje en la corrupción y de ahí no se apartó. Los grandes delitos se producen justo dentro del Gobierno, dijo el candidato, entrando en un rubro que hasta hace poco no solía figurar entre sus predilectos a la hora de repartir críticas. Con un aplauso casi permanente de fondo, el candidato pidió: Despierta Argentina, es tiempo de despertarse de esta pesadilla. En el final, los candidatos terminaron bajo una lluvia de papelitos mientras se escuchaba un grabado Somos más, el estribillo del discurso de De la Rúa.
LA PLATAFORMA DE LA ALIANZA El
viernes pasado los convencionales radicales debatieron una plataforma que habían recibido
minutos antes en una edición fotocopiada a los apuros. Ayer, en cambio, el IPA se esmeró
y distribuyó dos prolijos documentos editados en papel satinado que comienzan con un
contrato con la sociedad, que consta de seis puntos.
Un cambio de rumbo para recuperar perfil opositor
Por José Natanson
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