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BALZA EXPLICA A PAGINA/12 POR QUE EL EJERCITO INVITO AL DICTADOR GALTIERI
“Yo no puedo ni tachar ni discriminar”

El presidente de la guerra de las Malvinas, buscado por Garzón,  fue  uno de los convidados por el Ejército para el chocolate del 25 de Mayo. Aquí, Balza da sus razones sobre la increíble presencia.

Martín Balza, jefe del Estado Mayor del Ejército. “Las normas indican invitar a todos.”
“Galtieri tiene estado militar. Para no invitarlo yo tendría que ser un censor.”

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Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) La escena fue impactante. Un dictador buscado por la Justicia internacional se acercaba a saludar al jefe del Estado Mayor del Ejército después del chocolate por el 25 de Mayo. ¿Quién había invitado a Leopoldo Galtieri? ¿Por qué Martín Balza aceptaba saludarlo? Tras el escándalo, de tarde, el mismo Balza aceptó un diálogo con Página/12.
–¿Se abrazó con Galtieri?
–No. Le di la mano como a cualquier argentino.
–¿Cuál fue el saludo de Galtieri?
–“¿Cómo le va, Balza?”.
–¿Y usted que le contestó?
–No sé. Había tanta gente para saludar...
–¿Por qué lo invitó a Galtieri?
–Yo creo que usted debe querer que un jefe de Estado Mayor respete las leyes y los reglamentos militares. Bueno, la norma de ceremonial en el Ejército indica que se invite a todos los generales en situación de retiro al izamiento de la bandera y al tradicional chocolate. El teniente general Galtieri tiene la condición de retirado. Lo indultaron en distintas causas en octubre del ‘89. Y no solo a él. A muchos. (Cristino) Nicolaides, (Ramón Genaro) Díaz Bessone, marinos... Muchos. El indultado antes de la condena no pierde el grado. Y por eso Galtieri tiene estado militar. Para no invitarlo yo tendría que convertirme en censor. Decir: “A éste sí y a este no”.
–¿Por qué censor? Es una selectividad moral, si usted quiere.
–No tengo facultades por razones morales, más allá del plano reglamentario y legal. Lo que usted me dice es tan peligroso... No se pueden hacer listas negras.
–Pero Galtieri es el que hacía las listas negras. Fue uno de los presidentes de la dictadura. Y dirigió el desembarco en Malvinas. Ahora, además, tiene un pedido de captura internacional del juez Baltasar Garzón.
–Ese pedido es ajeno a mi competencia. Le recuerdo, de paso, que los generales que perdieron el grado no fueron invitados.
–Jorge Videla.
–Entre otros. Para el resto, que son 300 y pico, el departamento de ceremonial no tacha ninguno por razones morales. No soy quien para discriminar a nadie. Sin excepción. Ahora, ¿le parece que un 25 de Mayo tengamos que estar hablando de Galtieri?
–Hablamos porque fue realmente impresionante ver en el chocolate del Ejército a uno de los ex presidentes de la dictadura.
–Yo siempre fui claro sobre mis diferencias con el Proceso y la conducción de la guerra de Malvinas, de la que participé en las islas. Soy coherente con mis convicciones democráticas y mi condena del pasado. De ahí a que yo no hable con quien disiento hay un trecho largo. Mire qué curioso. Muchos camaradas retirados (usted lo habrá leído en un matutino que no es Página/12) me critican por eso. Y otros me critican porque hoy fue Galtieri. Parece un contrasentido.
–No es un contrasentido. Son dos posturas distintas. General, ¿usted critica a la Justicia o al poder político porque no le quitaron el grado a Galtieri?
–No me haga chicana periodística. No hablo de quién tiene la culpa del grado militar. Me manejo con hechos. Estamos discutiendo si debe existir quien confeccione listas o no. Que la Justicia y el régimen jurídico obren en consecuencia.
–General Balza, paso al caso del general Eduardo Cabanillas. Cuando Juan Gelman escribió a principios de abril su primera carta abierta, usted contestó que Cabanillas le había asegurado que no estuvo en Orletti.
–Así es.
–Usted citó sus palabras. Pero Cabanillas admitió su presencia en ese campo de concentración en un reportaje que dio, también en abril, aldiario “La mañana del sur”. O sea que usted sabe que Cabanillas dijo otra cosa distinta.
–No conozco en detalle ese reportaje. Esos días yo estaba internado. Y repito que el general Cabanillas ratificó que él no estuvo nunca en Automotores Orletti. Yo no puedo ponerme a investigar dónde estuvo el general Cabanillas, porque estaría interfiriendo el accionar de la justicia. Sería ilegal. Si tuviera un elemento de juicio para decir algo distinto, lo diría.
–Lo tiene: es el reportaje.
–Bueno, no lo conozco en detalle. Además, el general Cabanillas me informó que se presentó en el juzgado del doctor (Adolfo) Bagnasco.
–Tengo entendido que no.
–Bueno, él me lo comunicó.
–Usted mismo envió al juzgado de Bagnasco el expediente de 1977 en el que Cabanillas admite haber sido jefe de la OT 18, como se llamaba a Orletti.
–Sí. No bien el juez lo reclamó, yo pedí los expedientes al Consejo Supremo, donde estaban archivados, y remití el sumario. Pero no lo leí.
–Lo publicamos en Página/12.
–Claro, claro. Pero el sumario está en manos de la Justicia. Y no le quepa duda de que si tenemos nuevos elementos de juicio los enviaremos al juez.
–En Rosario el general Cabanillas anunció que se presentará al tribunal de honor.
–Sobre el tribunal no hago ningún comentario público. Es confidencial. Discúlpeme.
–¿Sigue respaldando a Cabanillas como subordinado, como jefe del Segundo Cuerpo?
–Mi obligación no es respaldar a nadie. Ese es un término más bien político. Mi obligación es exigir el estricto cumplimiento de las leyes y reglamentos militares.
–¿Qué haría si un subordinado suyo reparte libros que critican a la Conadep como una mentira?
–Nunca cruzo el puente antes de llegar al río. Cuando tenga elementos de juicio, y no estoy hablando del caso Cabanillas sino en general, para dudar de la lealtad de un subordinado mío, obraré en consecuencia.
–Le evito el puente. El diario publicó que Cabanillas regaló un ejemplar de un libro de la agrupación Aunar, del general Fernando Verplaetsen, calificando de “mentira” al “Nunca Más”.
–Una vez ustedes publicaron que el Ejército había entrado una aparato de contrabando. Y no fue así.
–Le estoy hablando de un libro de regalo de Cabanillas con su propia tarjeta y su propia dedicatoria.
–El general Cabanillas me ha dado las explicaciones del caso.
–¿Fueron satisfactorias?
–Prefiero que él mismo dé otra explicación.
–¿Qué le dijo a usted?
–Que de ninguna manera comparte lo que dice el libro. Y que ni siquiera lo había leído.
–Pero lo regaló a otra persona. ¿Usted regalaría un libro de Verplaetsen?
–No se me ocurriría jamás. Pero también tengo que aceptar que a veces alguien regale un libro sin haberlo leído, ¿no?

 

Por qué no relevar a Cabanillas

–¿Usted quiere que la Justicia cite a Cabanillas? ¿O que lo cite el Congreso? –preguntó Página/12 a Martín Balza.
–Son decisiones ajenas a mi competencia. El Ejército depende del Poder Ejecutivo nacional. Cualquier general cumplimentará la orden que reciba del ministro de Defensa y del Presidente.
–¿Por ejemplo, la orden de pasar a disponibilidad a un general?
–Sí. Yo siempre cumplo las órdenes de mis superiores.
–En el caso del espionaje en Córdoba, usted mismo, sin embargo, pasó a disponibilidad a cuatro militares, uno de ellos un coronel de inteligencia.
–Sí. Tenía información del comandante de cuerpo.
–Usted, general, actuó muy rápido. ¿Tenía información del general Santiago Llavar, el jefe del Cuerpo III?
–Efectivamente.
–Y hay otro dato interesante en su decisión: usted los pasó a disponibilidad antes de que la Justicia siquiera los procesara.
–Le repito: tenía elementos de juicio aportados por el comandante del Cuerpo III.
–¿Y no tiene elementos de juicio en el caso de Cabanillas?
–No, no los tengo.
–Es que, general, el Cuerpo II nunca le dará información: el comandante es el mismo Cabanillas. Le pido un adelanto. El sábado es el último Día del Ejército que usted presidirá antes del retiro. ¿Qué dirá?
–Espere al sábado. Será un discurso importante.

 

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