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La mole de cemento de la nueva AMIA queda abierta

A las 9.53 comenzará el acto de reapertura de la mutual judía en el mismo lugar del atentado sin la presencia de las agrupaciones de familiares.

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El gran rabino Salomón Ben Amu y el presidente de AMIA, Oscar Hansman.

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Frente del edificio de AMIA, en Pasteur 633, donde flamean las banderas.


Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) A partir de las 9.53 de hoy, la misma hora del atentado, la AMIA volverá a funcionar en Pasteur 633, tras cuatro años y diez meses de forzoso exilio. La dirigencia de la mutual judía convocó para ese momento a un acto que se realizará en la calle, frente a la imponente mole de cemento. Oscar Hansman, presidente saliente de la AMIA, volvió a reclamar el castigo para los culpables: “Sabemos que los ataques contra la embajada y la AMIA tuvieron los mismos autores, ahora falta que se profundice la investigación”.
“Esperamos que vengan todos los sectores de la sociedad argentina .-le dijo Hansman a Página/12-.. Este edificio es para nosotros un símbolo de la lucha contra la destrucción. La comunidad judía está de pie, no tiene miedo y va a continuar con toda la fuerza, manteniendo el clamor para que se haga justicia”.
En el acto de hoy hablarán el propio Hansman, el embajador de Israel, Itzhak Avirán, el decano de la Facultad de Derecho de la UBA, Andrés D’Alessio y el procurador de Israel, Elyakim Rubinstein, una de las personas más respetadas de ese país. Rubinstein no sólo ostenta su cargo por ser considerada una figura sin mancha, sino que participó de las negociaciones de paz de Camp David y fue jefe de misión en las tratativas con Jordania y con la Organización para la Liberación de Palestina.
A las 9.53 sonará la sirena y habrá un recuerdo del momento del atentado. A continuación se leerán los nombres de las 86 víctimas del ataque, una breve oración y tras los discursos se hará un corte de cintas que estará a cargo de los cinco socios más viejos de la AMIA y los cinco empleados de mayor antigüedad. La puerta del nuevo edificio será abierta por el presidente electo, Hugo Ostrower.
El principal objetivo del acto de hoy estará puesto en el ingreso del público al edificio. Quien lo desee podrá recorrer la planta baja y elprimer subsuelo donde hay dos exposiciones, una referida al viejo edificio y la otra a los momentos inmediatamente posteriores al atentado. Se exhiben fotos y textos.
Los familiares de las víctimas decidieron no concurrir al acto. “Muchos de nosotros no podemos ni siquiera permanecer en la acera de ese lugar y mucho menos pasar por la puerta –explicó Sergio Burstein de Familiares y Amigos–. No vamos, porque no hay nada que celebrar. No se abre una nueva puerta sino que es un edificio que ha sido emplazado sobre su historia”.
También los familiares agrupados en Memoria Activa estarán ausentes. Todos consideran que el predio 633 debió preservarse como un espacio para la memoria y el reclamo de justicia, construyendo la nueva AMIA en otro lugar. En su momento, las autoridades de la mutual judía rechazaron esa propuesta por problemas económicos.
Indudablemente en el nuevo edificio hay rastros muy nítidos de que el peligro no pasó. La sede tiene todo tipo de medidas de seguridad, empezando por la distancia que se ha puesto entre la calle y la edificación: unos 15 metros. Además, las ventanas son pequeñas, la proporción de cemento es alta y se instalaron los más sofisticados equipos electrónicos de detección de explosivos.
Después de casi cinco años, para la AMIA se abre una nueva etapa, pero el fantasma de otro atentado está presente, básicamente porque no ha podido esclarecerse quiénes integraban la conexión local de los ataques anteriores a la AMIA, en 1994 y a la embajada en 1992.

 

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