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MIRAN MUCHA TELEVISION Y HASTA TARDE, SEGUN LAS CIFRAS DE UNA ENCUESTA
Radiografía de los porteños más chicos

Ven televisión en la noche y muchos tienen su propio aparato. Una buena parte usa computadora y comen muchas golosinas. Eso dice una encuesta que comparó a los porteños con otros chicos.

Golosinas, fuente de gasto. La televisión es una constante: entre una y cuatro horas por día.

Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) La permanencia de los niños frente al televisor queda bajo la absoluta responsabilidad de la programación. Al menos ése parece ser el nuevo paradigma entre los chicos porteños. Una encuesta entre 400 chicos de la Capital Federal señala las 22 como el pico de audiencia máxima. Un dato más: entre los que tienen cable, los horarios de máxima atención frente a la tevé son a las 15 y a las 23. La encuesta fue hecha a chicos de entre 7 y 12 años de la Capital Federal y forma parte de un estudio de mayor envergadura realizado en doce países a pedido de la señal de cable infantil norteamericana Nickelodeon. A la compañía virtual de la pantalla los chicos le agregan computadoras. Los argentinos son, entre los latinoamericanos, quienes más posibilidades tienen de contar con su PC. Seguramente la usan con algo en la boca: los chicos porteños mascan un 10 por ciento más de chicle globo que sus pares de otros países del mundo.
La consultora Just Kid Inc., asociada a Research International, entrevistó en doce países a 9700 niños y sus madres del segmento calificado de clase alta y media en sus tres variantes, alta, media y baja. Desde allí surgieron conclusiones vinculadas a la relación de los chicos con la televisión, aunque no fueron las únicas. Se les preguntó por deportes, actividades, artículos personales e incluso el destino del dinero propio. El motivo: una radiografía de cada uno de los potenciales espectadores del canal. Cuestión de marketing. “Quisimos saber cada una de las cosas que hacen los chicos desde que se levantan hasta que se duermen”, explicó a este diario Rebeca Bearden, vicepresidenta de Investigaciones de Nickelodeon.
De acuerdo a los datos de la encuestadora, los chicos del segmento consultado pasan de una a cuatro horas diarias frente a la tevé los días de semana. Esta franja crece sábados y domingos: allí las horas van de 4 a 6. La presencia infantil frente a la pantalla, además de adictiva, parece autónoma: el 46 por ciento tiene televisor propio. Las mamás revelaron un dato: el 79 por ciento de los que tienen su aparato lo ubican en la habitación. A los consultados se les preguntó sobre actividades preferidas y, aquí nuevamente, la televisión fue la moción votada por 93 por ciento. A esa opción siguieron las vacaciones y la playa. El dato encaja con un contexto en el cual entre las actividades compartidas por el grupo familiar, cinco días a la semana o más, mirar televisión aparece como constante: el 60 por ciento lo mencionó. Frente a esta alternativa, un 87 por ciento dijo gustar de compartir alguna comida y 67 por ciento de conversar.
Distinto a lo ocurrido tradicionalmente, la mayor exposición al televisor no aparece en el segmento de la tarde. En los hogares sólo con canales de aire, a las 22 se registra el pico de audiencia infantil. Ese auditorio comienza a crecer desde las 20.30. Hay un segundo pico, algo menor, entre las 14 y 15. Los datos son similares si se toma en cuenta las casas abonadas al cable: allí las mediciones máximas de audiencia infantil se dan a las 13 y a las 23. Esa persistencia frente al televisor parece devorar otras actividades. Entre aquello que “les encanta” un 89 por ciento de chicos respondió: “Mirar tevé”.
Para Edith Litwin, especialista en tecnologías educativas de la UBA, esta disposición del chico frente al televisor plantea un interrogante para la currícula escolar: “Hace 20 años la escuela se piensa como puente para reflexionar y estimular el pensamiento crítico entre el material de la realidad que envían los medios masivos y el chico”. Según la experta, esto es lo que está cambiando con la entrada del cable. “La segmentación que ofrece el cable no es información sino dibujitos y fútbol. A la escuela no le sirve ese material que todavía persiste en sectores populares donde la relación con el cable aún es distinta.”
Aquella búsqueda del prototipo Simpson frente a la caja de tevé fue cristalizada en la encuesta. Nickelodeon indica que el 60 por ciento de las familias afirma sentarse junta frente al televisor. A este dato Litwinle contrapone la segmentación: “Es falso que el chico comparta con la familia la programación, dado que la segmentación produce programas específicos para él”. El sueño corrido hacia horarios nocturnos es para la experta signo de ausencia de otros entretenimientos. Además, “en las casas donde el chico mira su programa –agrega– existe algún otro televisor prendido en otro canal”.
En el listado de preferencias lúdicas aparece –sólo entre los argentinos– un dato: la computadora. Un 23 por ciento la mencionó como actividad preferida. De los chicos latinoamericanos incorporados a la encuesta –que incluye a México y Brasil–, los argentinos son quienes tienen mayores posibilidades de tener una computadora. El 28 por ciento de los consultados la tienen y 23 por ciento la usan cinco días de la semana o más. Este indicador, considerado “alto” por Litwin, mostraría una actividad interactiva con la tecnología, aunque no está regido por el ahora anacrónico horario de protección al menor.

 


 

UN ALTO CONSUMO DE GOLOSINAS
El chicle, una pasión

Por A. D.

t.gif (862 bytes) Nada mejor que un chicle bien mascado. Es que ése parece ser el disfrute consensuado por chicos de todo el mundo. Sólo que entre los argentinos (sectores altos y medios, entre los que se hizo la encuesta) ese gusto tienen visos de obsesión. De acuerdo con los datos de la encuesta de Nickelodeon, un 47 por ciento de chicos de todo el mundo dice haber gastado su dinero del último mes –entre otras cosas– en chicles. Entre los locales ese número crece a 57. Los chicos fueron consultados además sobre sus ahorros y actividades recreativas: aquí aventajan en 10 por ciento al resto en su preferencia por el fútbol. El 93 por ciento dice tener bicicleta.
La goma de mascar no es la única variante golosa: mientras un 58 por ciento de sus pares extranjeros confiesa gastar su dinero en dulces y chocolate, los porteños lo hacen en un 66 por ciento. Sobre consumo de helados o gaseosas, los argentinos aparecen más medidos. El porcentaje de plata para helado es: 40 por ciento para los de afuera contra 28.
Como dueños de su propio dinero, los chicos también dieron cuenta de locales donde eligen hacer sus compras. El porcentaje más alto, 19 por ciento, lo hace en kioscos. Mientras el consumo de los otros países en minimercados crece a 19 por ciento, ese dato entre los porteños es sólo del 10. La nómina que resume lugares de compra incluye en el cuadro general las librerías, apartado que los de aquí no mencionan.
Los chicos de Japón, China e Italia son quienes más ahorro de dinero hacen. El orden es de 62, 60 y 59 por ciento. Entre los brasileños ese ahorro baja al 9 por ciento, y son vencidos por los argentinos que en un 35 por ciento dicen guardar cerca de un 60 por ciento del dinero obtenido.

 

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