Sting, Tina Turner, The Spice Girls, James Taylor, Lenny Kravitz y Janet Jackson, entre otras stars, participan del CD, que acaba de aparecer en la Argentina. Tomando el mismo texto que inspiró a Verdi su famosa ópera, Elton John y Tim Rice imaginaron un doble proyecto CD y musical que entienden una demanda contra la intolerencia.
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Por Lourdes Gómez desde Londres El excéntrico y polémico Elton John reincidió en la colaboración con Tim Rice, con quien ya llevó al éxito El Rey León, en una arriesgada aventura musical. Los compositores recuperaron el texto de Aida, que inspiró a Verdi su famosa ópera, y lo llenaron de ritmos de reggae, rock, balada y gospel para exponerlo a los oídos de un público actualizado en música. El proyecto partió en dos direcciones: un musical que se estrenará en Broadway y un disco interpretado por un abanico de artistas, que acaba de aparecer en la Argentina. El musical se encuentra todavía en su infancia y es objeto de continuas revisiones con la esperanza de ver luz en Nueva York el próximo año. El disco, en cambio, salió esta semana en todo el mundo con una selección de los 21 temas que ambos autores escribieron originalmente y que incluye el primer corte de difusión Written in the stars, un dúo a cargo de Elton John y LeAnn Rimes. Las Spice Girls, Tina Turner, Boyz II Men, Lenny Kravitz, Sting, Janet Jackson y otras voces de alto calibre colaboran en esta primera entrega de la adaptación. En un encuentro en Londres con un grupo de periodistas internacionales, John aceptó el riesgo implícito en este nuevo proyecto, que ve como un canto colectivo contra la discriminación, que aparece en el momento en que la intolerancia racial ha crecido. El proceso de selección de los temas e intérpretes y su estado mental tras abandonar definitivamente la bebida y las drogas. A todos nos educaron en la discriminación, subraya. ¿Qué lo motivó a componer una versión de una ópera tan popular como Aida? A mi edad me tienta hacer cosas que no se han experimentado. Probar y ver qué pasa. Tanta gente admira la ópera de Verdi que el proyecto conlleva un riesgo enorme. No nos acercamos para nada a su partitura. Realmente, no tengo la habilidad ni el deseo. Pero sí quiero ofrecer mi interpretación de una historia de amor tan intemporal y fantástica como Aida. ¿El disco es una vía para minimizar el riesgo? Siempre pensamos que grabaríamos el disco. En el preestreno del musical, en Atlanta, la música y los actores recibieron buenas críticas. La producción, en cambio, no funcionó. Desde luego, no estaba a la altura de La Bella y la Bestia o El Rey León. Disney tomó entonces una decisión drástica: despidió al equipo directivo original y optó por retrasar el estreno de Aida en Broadway hasta que no se rectifiquen todos los detalles. Los musicales son especialmente arriesgados, porque una mala crítica puede provocar su cierre inmediato. El ejemplo está en Cape Man, de Paul Simon, que no sobrevivió a las críticas. ¡Y él dedicó tanto tiempo de su vida a ese trabajo! ¿Cómo logró la colaboración de todos los artistas que seleccionó para interpretar los diferentes temas del disco? El punto de arranque fue veloz. Sting no sólo aceptó inmediatamente, sino que subió al primer avión rumbo a Jamaica en cuanto le pasé la maqueta con su tema, Another pyramid. Tina Turner, The Spice Girls, James Taylor y LeAnn Rimes también aceptaron sin vacilar. Con estos cinco artistas o grupos comprometidos resultó fácil convencer al resto. Con el tema Elaborate live no tuvimos tanta suerte. Yo quería que Barbra Streisand lo cantara y sigo pensando que mi elección era acertada. Pero, después de esperar su respuesta durante siglos, nos dijo que no. Otros intérpretes, Aerosmith entre ellos, no pudieron participar porque estaban enfrascados en sus propios proyectos. Por mi parte insistí mucho en lograr el equilibrio entre el número de artistas blancos y negros. ¿Intentaba mantenerse políticamente correcto? El musical tiene un reparto multirracial y me pareció importante que eso se reflejara también en el disco. El punto central en Aida es la historia dedos personas de diferente etnia y religión que conectan, se aman y consiguen cambiar actitudes. Contiene un mensaje político muy apropiado para esta época, en la que vemos tanta limpieza étnica y odio por motivos religiosos. Yo no me caracterizo por ser un individuo políticamente correcto, pero esta obra me da la oportunidad de decir, basta de odios raciales. Es importante que seamos tolerantes, que nos podamos enamorar de un musulmán, un cristiano o un judío. ¿Lo ve como su contribución personal a una situación que todavía sufren numerosos pueblos? Sí, la limpieza racial se practica desde hace siglos y, en este sentido, la leyenda de Aida no ha quedado desfasada. La narrativa del musical aporta esperanza a la gente. Desde pequeños nos enseñan, al menos ése fue mi caso, a no ser tolerantes y a mantenernos fieles a un único credo. Ya es hora de mirar a las personas como personas, de buscar las causas que nos incitan al odio y de preguntarnos por qué siguen sucediendo estas terribles persecuciones. Veintiún temas en 21 días. ¿Cómo pudo componer a un ritmo tan acelerado? No compongo con frecuencia, y, cuando estoy inspirado, cuanto más rápido compongo, mejor. Siempre trabajo así. Recientemente compuse la banda sonora de una película, The muse, en tres días y en los viejos tiempos llegué a sacar siete discos en cinco años. La tecnología no siempre acelera las cosas, con frecuencia las lentifica. El proceso de un disco puede ser tan largo y doloroso, eternizándose con cada canción, que quiero volver a la vieja costumbre de hacerlos en un santiamén. ¿Qué satisfacción le producen estas nuevas experiencias dentro del cine y los musicales? El proceso de colaboración es superdivertido. Disfruté trabajando con Tim en El Rey León y ahora en el musical. Nunca pensé que intervendría en una película de animación, y lo cierto es que me ha abierto muchas puertas. Ha liberado también mi mente de la trampa clásica de hacer un disco, video, promoción, gira... Me ha proporcionado otras vías para dar juego a mi creatividad, lo cual es muy saludable, especialmente a mi edad, porque me aburriría grabando discos exclusivamente. Al mismo tiempo, me previene de estar continuamente absorto en mí mismo, porque debo contentar al resto de la gente que también está involucrada en el proceso creativo. Puede ser humillante en tanto que debes aceptar cambios que otros sugieren, pero el trabajo en colaboración es bueno. Me divierte trabajar en equipo. Los últimos años fueron especialmente duros para usted, con la muerte de dos grandes amigos, Gianni Versace y la princesa Diana. ¿Cómo hizo frente a la tragedia? Sobreviví porque tuve que cuidar de gente que estaba probablemente más afectada que yo. No era el momento de compadecerse de uno mismo. Desde luego, es duro hacer frente a dos muertes innecesarias, una por accidente y otra por asesinato. Pero la vida debe continuar. La muerte forma parte de la vida y hay que saber aceptarlo. Menos mal que no estaba bebiendo cuando ocurrieron ambas desgracias, porque nadie necesitaba que yo estuviera quejándome todo el tiempo. He madurado en muchos sentidos y supe ofrecer mi apoyo a los que lo necesitaban. ¿Le ayuda el trabajo a superar las crisis emocionales? Sí, el trabajo ayuda. Yo soy un tipo de persona que, cuando tengo mucho tiempo libre, no paro de pensar y empeoro las situaciones. A veces, el viejo proceso entra en acción y mi actitud se torna negativa. Es un lujo que ya no puedo permitirme y que he aprendido a superar. ¿Cuál es la impresión equivocada que con mayor frecuencia tiene la gente de usted? Mucha gente me ve como un compositor de medio pelo, un tipo aburrido y normal. Hay algo de verdad en esta impresión, pero yo compongo aquello que a mí me gusta, y mis canciones, desde luego, no son aburridas. Como ya no me drogo y tengo mis años, la gente piensa que no queda nada de extremo en mi trabajo. Pero yo nunca he sido un artista extremo. No era un Iggy Pop, un Jimi Hendrix ni un Lou Reed.
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