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GONZALEZ CON MAS HINCHADA Y PROTAGONISMO QUE SU REEMPLAZANTE
Erman tuvo un velorio de primera

En la jura del nuevo ministro, Menem se deshizo en elogios hacia El Negro, que ahora, sin fueros ministeriales, queda a disposición de la Justicia.

“La política tiene un nombre, se llama lealtad”, explicó Menem.
Abrazó a su compañero de años y lo dejó a la intemperie.

Grande. Menem  dijo que el ex ministro era “uno de los grandes de la política nacional que ya ha logrado trascender a nivel internacional”.

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Por Fernando Almirón

t.gif (862 bytes) Antonio Erman González abandonó su último acto de gobierno en la carroza de las flores. Muerto pero adornado. Al menos ésa fue la clara intención del Presidente que después de obligarlo a renunciar a la cartera de Trabajo, no ahorró elogios para el hombre que se paseó por tres ministerios durante la gestión menemista. “La política tiene un nombre, se llama lealtad”, sentenció Carlos Menem antes de agregar que “el doctor González ha hecho un apostolado de la lealtad”; seguramente pensando en aquellos que abandonaron sus filas sin que los echen cuando el sol político abandonó Olivos y se mudó a San Vicente, la sede de Eduardo Duhalde. “Negro –dijo Menem al cerrar la despedida girando su cabeza hacia el ex funcionario ubicado donde se acaba la tarima–, te deseo mucha suerte.” Y Erman tragó saliva. Sabe que hay dos jueces ansiosos por llevarlo ante los estrados, y por lo menos un fiscal que quiere verlo preso. El sabe que los honores del despido no le otorgan fueros.
La asunción del nuevo ministro de Trabajo, José Uriburu, transcurrió en una ceremonia de despedida. Ayer, en el atestado Salón Blanco de la Casa de Gobierno la atención se concentró después de las seis de la tarde en el saliente jefe de la cartera, Antonio Erman González, quien el viernes pasado debió renunciar a su cargo por expreso pedido del presidente Menem. A lo largo de esa semana, el entonces funcionario había invocado públicamente su derecho a cobrar una jubilación de privilegio de 8 mil pesos mensuales, más un retroactivo de 220 mil pesos más, mientras que al mismo tiempo percibía su sueldo ministerial.
Apenas Menem ingresó por detrás del cortinado y caminó con paso decidido hacia el centro de la escena para presidir la jura de los nuevos hombres del Gabinete, le llamó la atención la cantidad de gente abigarrada bajo el fresco que conmemora la Independencia Nacional. “Es que Uriburu tiene once hermanos”, justificó Granillo Ocampo. “... Algunos serán de la familia, pero los demás son del Negro”, especuló Menem tomando nota de la barra propia que había convocado Erman González para su salida del gobierno. Una barra a la que no defraudó.
A la hora de las palabras Menem dijo que el ex ministro era “uno de los grandes de la política nacional que ya ha logrado trascender a nivel internacional”. Y después adjudicó la renuncia de González a maniobras arteras: “Se han ensañado con él aprovechando la amistad que todos saben que nos une para en realidad dañarme a mí”. De inmediato les pidió a los nuevos funcionarios que “continúen con las políticas implementadas por el doctor González”, con lo que tranquilizó a los representantes de la CGT y de las cámaras empresarias sentados en primera fila con objeto de leer esta afirmación de los labios de Menem. Ellos querían a Erman.
El nuevo ministro emergió apenas del segundo plano al que lo relegó el protagonismo de Erman en una conferencia de prensa que dio después de la jura. Paradójicamente, Uriburu, quien llegó a donde llegó por una denuncia sobre jubilaciones de privilegio, dedicó la mayor parte de su exposición a minimizar el tema. “No quisiera traer una especie de revanchismo que la sociedad no quiere”, pontificó, y luego, campero, explicó que publicar listas sobre jubilaciones de privilegio es “hacer como el avestruz, meter la cabeza en el hoyo para no ver nada”.
El equipo que acompañará a Uriburu en los últimos seis meses que le quedan a este gobierno está integrado por Gerardo Maristany como secretario de Trabajo, Alberto Ciaravino a cargo de Empleo y Capacitación Laboral, y el ex orteguista Santiago De Estrada, quien vuelve a la Secretaría de Seguridad Social, cargo que ya ocupó en 1976 durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla.

 

Otra “tormenta ética”

El anuncio llegó en el mismo momento en que Erman González se despedía formalmente del Ministerio de Trabajo. En una conferencia de prensa convocada en la sede de la Procuración del Tesoro, Rodolfo Díaz dio por abierta la investigación sobre las jubilaciones de privilegio otorgadas por provincias y transferidas a la Nación y anticipó que si encuentra irregularidades recomendará “las acciones legales correspondientes”.
El jefe de los abogados del Estado cumplió así con una orden del presidente Menem que, en un intento por recuperar la iniciativa, le había encomendado la investigación 24 horas después de la renuncia forzada de su ministro. Díaz se ocupará de chequear qué otros funcionarios o ex funcionarios perciben este tipo de ingresos y a su vez cobran un salario, a través de información que proveerán la ANSeS y las gobernaciones. El procurador no dio un plazo de finalización para esta tarea, pero anticipó que sus resultados serán públicos, y podrán ser consultados por cualquier ciudadano en la mesa de entradas del organismo.


 

UNA AMPLIA MAYORIA CREE QUE MENEM CUMPLIRA
El traspaso a la hora señalada

t.gif (862 bytes) Se instaló en las últimas semanas. Y ganó un lugar en el discurso de los principales dirigentes políticos del país. El fantasma de la entrega anticipada del poder ni siquiera estuvo exento de las afrentas epistolares de Carlos Menem, quien ayer volvió a atacar por esa vía a quienes hablan de “crisis de gobernabilidad”. Pero si fuera por la opinión de la gente, el Presidente no debería preocuparse demasiado. El 83,3 por ciento está convencida que no habrá un revival de los últimos años de Raúl Alfonsín y que el mandatario justicialista terminará su mandato a la hora señalada.
El dato surge de un estudio de opinión realizado por la consultora Equis en la Capital Federal y 23 partidos del conurbano bonaerense. La encuesta telefónica se llevó a cabo entre el 21 y el 25 de mayo y el tamaño de la muestra fue de 440 casos, con ponderación diferencial en la zona sur de Capital Federal y el II Cordón Bonaerense, para compensar la menor homogeneidad en la distribución de teléfonos por hogar en dichas zonas y así evitar el sesgo de la muestra.
La equiparación entre el final del mandato de Alfonsín y el de Menem fue alentada no sólo por la oposición. También dentro del Gobierno se elevaron voces en ese sentido. Hace dos semanas Roque Fernández le dijo a Menem que si no se iba a fondo con el ajuste presupuestario iba a terminar como Alfonsín. El ministro de Economía tocó uno de los puntos más sensibles del Presidente. Fueron días en que la continuidad del funcionario en su cargo se puso en duda.
Los encuestados por la consultora que dirige el sociólogo Artemio López no están tan seguros de que el jefe del Palacio de Hacienda llegue hasta el final. Los que dicen que se va de la Casa Rosada con Menem son el 53,1 por ciento. Los que están convencidos de que será reemplazado antes de fin de año son el 35,3 por ciento.
Menem no registra en el fin de su mandato brotes hiperinflacionarios ni saqueos de supermercados, como le sucedió al de Alfonsín. Pero su debilitamiento es notorio y quedó reflejado con la pérdida de dos de sus ministros –Susana Decibe y Erman González– en menos de quince días.
Desde entonces, el candidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, y el precandidato del PJ, Eduardo Duhalde, sugieren la necesidad de un encuentro con Menem para “garantizar” la gobernabilidad.
El Presidente le escapa a esa reunión, que sería entendida por todos como una muestra de que efectivamente la gobernabilidad está en peligro. Cuando se le pregunta cuándo entregará el gobierno, exhuma una frase que alguna vez pronunció un conocido antiperonista, el presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu: “Ni un minuto antes, ni un minuto después”.

 


 

Negocios complicados del flamante ministro

José Uriburu apareció vinculado al procesado financista Carlos Rohm y a la quiebra de Noel.

José Alberto Andrés Uriburu, hijo de un militar golpista, en la jura de ayer.
El nuevo ministro tiene once hermanos. Uno fue indagado por “insolventación fraudulenta”.

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Por Susana Viau

t.gif (862 bytes) Pese a ser el de su designación como ministro de Trabajo, mayo no es un buen mes para la familia de José Alberto Andrés Uriburu. En mayo de 1969 ocurrieron en Córdoba los hechos que suscitarían, casi dos años más tarde, la desgraciada frase con la que su padre, interventor provincial, se comprometió a cortar la cabeza de la “víbora” subversiva. La respuesta a su desafío fue otra pueblada mayúscula a la que, en su homenaje, los insurgentes bautizaron “el viborazo”. A raíz de esos hechos rodó, en efecto, una cabeza; pero no fue la del ofidio sino la del interventor. El jueves pasado uno de los once hermanos del ministro, Ignacio Abel, debió prestar declaración indagatoria en un juzgado correccional, sospechado de “insolventación fraudulenta”. La causa es desprendimiento de otra anterior, por estafa en perjuicio de María Isabel Inchauspe y donde aparece el nombre del reemplazante de Erman unido al del procesado banquero Carlos Rohm y su Banco General de Negocios. Ese incómodo lugar no es nuevo para el flamante ministro, ya había sucedido en la quiebra de la empresa Noel, propiedad de Humberto Romero, otro recordado ministro menemista.
La causa por estafa iniciada hace ocho años fue elevada para sentencia. Comenzó en 1991, cuando María Isabel Inchauspe de Ferrari, una de los cinco herederos del centenario Grupo Inchauspe (Agnette Lund de Inchauspe, Arnaldo Guillermo, Oscar Emilio, María Isabel y Marta Margarita, representada por su marido Hernán Algorta), dedicado a actividades agropecuarias, presentó una denuncia porque, hallándose fuera del país, fue inducida a malvender mediante engaños su participación en la antigua sociedad familiar. Su apoderado, Rubén Beraja, le había aconsejado aceptar, aún sin conocer la documentación, el planteo societario, que sostenía que el alejamiento de María Isabel Inchauspe era la única posibilidad de salvar la quiebra del grupo. A su regreso, Inchauspe de Ferrari advirtió que préstamos millonarios tomados por el grupo se habían esfumado en las cuentas de los directores, quienes los habrían destinado a la timba financiera; la deuda que, se le dijo, ascendía a 17 millones no pasaba de los 300 mil dólares y la administración de los bienes había pasado a su cuñado Hernán Algorta y dos personas propuestas por éste, Horacio Iván Gándara y Luis María Merello.
Tras el alejamiento de María Isabel Inchauspe, “Campos Santiagueños”, una propiedad familiar de 40 mil hectáreas, fue rápidamente vendida a “la Pastoril Santiagueña”, sociedad formada por la panameña Maid Investment Corporation, que integraban Gándara y Merello. Lo curioso es que la hipoteca sobre los campos hecha simultáneamente por el Banco General de Negocios, con la presencia ante el escribano del propio banquero Carlos Rohm, tasó los campos de la Pastoril Santiagueña en casi el doble de lo que ésta los había pagado. En 1996, los representantes de Maid Investment ya eran el actual ministro de Trabajo José Alberto Uriburu y su esposa, María José Algorta, hermana de Hernán Algorta, cuñada de Marta Margarita Inchauspe y, por lo tanto, concuñada de la denunciante María Isabel Inchauspe de Ferrari.
La Justicia, después de muchas idas y vueltas y una resolución favorable de la Corte ante un recurso presentado por la denunciante (con las disidencias de Julio Nazareno, Antonio Boggiano y Eduardo Moliné O’Connor, es decir una porción de la mayoría automática) resolvió el procesamiento, embargo de bienes y prisión preventiva de Arnaldo Inchauspe, Merello, Gándara y Algorta. No obstante, cuando la jueza de sentencia Mónica Budión de Crudo ordenó el embargo de las acciones de Gándara y Merello en el moderno criadero de semillas “SPS” (también propiedad del Grupo Inchauspe) tuvo la desagradable sorpresa de comprobar que éstas habían sido transferidas a Ignacio Abel Uriburu, hermano del ministro. La nueva causa fue girada a la jueza correccional Bulacio de Rúa, que ordenó ladeclaración indagatoria de Merello, Gándara y Uriburu como presuntos partícipes de una maniobra de “insolventación fraudulenta”.
La plata dulce
El ministro Uriburu no es un simple conmilitón para Erman González. Se conocían desde antes, de aventuras comunes en la actividad privada. Y habría sido Erman quien lo sacó de la vida ciudadana normal para incorporarlo al funcionariado. Uriburu fue presidente de la Petroquímica Bahía Blanca, bajo la órbita del salteño Humberto Romero, entonces titular de la cartera de Defensa. Pero el cargo lo desempeñaba en simultáneo con el de síndico del Banco Central, durante la gestión de Javier González Fraga y con Erman González como ministro de Economía. Ninguna de las dos cosas habría impedido que Uriburu motorizara desde el BCRA el diseño de un régimen especial que permitía cancelar deudas financieras con la contrapartida de fuertes quitas. El régimen, si bien aprobado a posteriori, benefició a la quebrada FINDA S.A., empresa de los Romero, y fue el mismo Uriburu el encargado de anunciar su aplicación en el caso FINDA S.A. La fórmula llevaba el nombre técnico de Régimen Alternativo de Pagos, pero a partir de entonces la franqueza de la city iba a popularizarlo como “resolución Romero”. Las dependencias funcionales no eran la única incompatibilidad que Uriburu se saltaba a la torera: el ministro Uriburu era el presidente de Biblos, una empresa fantasma uruguaya, subsidiaria del Banco General de Negocios, dueño del 70 por ciento de las acciones de Noel, la industria dulcera cuya posesión compartía con el grupo Romero luego del alejamiento de los fundadores, la familia Noel, en 1984. Los Romero, al igual que Uriburu y que el renunciado Erman González son entusiastas inversores en propiedades rurales. A Erman, aseguran, no le ha ido del todo bien con el criadero de chanchos que instaló en un enorme predio en Villa Lía localidad ubicada entre Luján y Carlos Ken.

 

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