El País de Madrid
Por Luis Matías López Desde Moscú
Moscú volvió a ser ayer
escenario de un nuevo maratón negociador para encontrar la fórmula que el enviado de
Boris Yeltsin para la crisis de Kosovo, Viktor Chernomyrdin, pueda vender al
líder serbio, Slobodan Milosevic, con alguna garantía de ser aceptada. Entrada ya la
noche, el mediador ruso seguía reunido con el presidente finlandés, Martti Ahtisaari, y
con el secretario de Estado adjunto norteamericano, Strobe Talbott, sin que hubiese
ningún indicio de cuánto se prolongaría aún un encuentro iniciado a media tarde, ni de
si saldría la fumata blanca para la solución del conflicto.
Al filo de las nueve de la noche, los tres negociadores se tomaron un descanso y, sin
hacer declaraciones sobre el fondo de la discusión, anunciaron que continuarán su
reunión sin hora límite. El pasado jueves aguantaron hasta las tres de la madrugada, por
cierto que sin alcanzar resultados visibles. Antes de la cita a tres, hubo ayer varias
otras a dos, como la de Ahtisaari con el primer ministro ruso, Serguei Stepashin, y las de
Albott con Chernomyrdin y con el ministro de Exteriores ruso, Igor Ivanov. Este último
prolongó sus esfuerzos diplomáticos con un viaje a Estocolmo, donde se entrevistó con
el primer ministro sueco, Goran Persson, y con el secretario general de la ONU, Kofi
Annan. Si tanta conversación termina dando fruto, se traduciría en un viaje a Belgrado,
probablemente hoy mismo, del mediador ruso. Un buen síntoma sería que le acompañase
Ahtisaari. Pero anoche nadie se atrevía en Moscú a apostar por esa posibilidad, e
incluso se condicionaba el desplazamiento de Chernomyrdin a que pudiese presentarse en la
capital yugoslava con algo más que aire en las manos.
A pesar de que oficialmente las posturas siguen muy distanciadas, se habla de optimismo,
buen ambiente negociador e incluso avances apreciables. Pero, si hubiese que juzgar por
las declaraciones que Talbott hizo ayer tras reunirse con Ivanov, habría que llegar a la
conclusión de que aún media un abismo entre unos y otros. Según el negociador
estadounidense, la OTAN sigue insistiendo en su exigencia de una retirada total de las
fuerzas de seguridad serbias de Kosovo porque sólo así podrían crearse las condiciones
para hacer posible el objetivo fundamental: el libre retorno de los refugiados, cuyo
número se estima en millón y medio, entre los que vagan por campos, bosques y montañas
de Kosovo y los que han huido hacia Macedonia y Albania.
La vía diplomática está en un momento crítico, del que lo mismo puede surgir una
ruptura que un acuerdo. Yeltsin primero, y Chernomyrdin después, han amenazado ya con
romper la baraja si la OTAN se mantiene en sus trece y continúa los bombardeos sin
ofrecer siquiera un gesto, en forma de interrupción de los ataques. Ayer, Ivanov declaró
tras reunirse con Talbott que las conversaciones se centran ahora tanto en la necesidad de
que callen las armas, en la futura presencia serbia en Kosovo y en la composición de la
fuerza internacional que supervise un acuerdo basado en los puntos acordados por el Grupo
de los Ocho.
Más ansiedad por Kosovo La última encuesta de la respetada consultora Harris Poll da como resultado
que la ansiedad pública en Estados Unidos por Kosovo crece. El gobierno de Washington,
verdadero motor de la OTAN, debe enfrentar la mayor desconfianza desde el inicio de la
ofensiva Fuerza Aliada. La proporción del público que oyó sobre Kosovo cree que fue un
error bombardear los blancos serbios, y creció de 29 por ciento a 36 por ciento. La
mayoría del público que dice que apoyaría el envío de tropas de Estados Unidos como
parte de la fuerza de la OTAN para proteger al pueblo la gente de Kosovo de los
serbios declinó de 62 por ciento a 56 por ciento. La conclusión lógica de estos
resultados es que cuanto más se alargue la guerra aérea sin un fin a la vista, más
crecerá la crítica pública de la política actual y del presidente. Sólo un hecho
nuevo buenas (o malas) noticias fortalecería el apoyo público a la política
de Estados Unidos en Kosovo.
Te invito a mi fuerza de paz
Donde las posiciones diplomáticas parecen estar más
cercanas es en torno de la composición de la fuerza internacional de paz para Kosovo en
la posguerra. El enviado norteamericano para los Balcanes Strobe Talbott (foto) insistió
ayer en que la OTAN debe jugar el papel central en ese contingente, pero
admitió que Washington daría la bienvenida a la participación de muchos otros
países, y especialmente de Rusia, a la que reconoció que está jugando un papel
esencial para buscar una solución al conflicto. Tampoco parece que haya demasiados
problemas en aceptar la bandera y cobertura legal de la ONU para esa fuerza. La OTAN,
según la mayoría de los analistas, no puede permitirse el lujo de dejar a Rusia fuera
del proceso, aunque sólo sea por dos motivos: porque dos meses de bombardeos siguen sin
quebrar la voluntad de Milosevic y porque, llegado el caso, se ahorrarían muchos
esfuerzos y problemas si se contase con Moscú para allanar en Belgrado el camino a la
aceptación de un acuerdo y la discusión de los detalles de su aplicación sobre el
terreno. |
COMO SIGUE LA VIDA DESPUES DE LOS BOMBARDEOS
Yugoslavia bajo el rayo que no cesa
The Guardian de Gran Bretaña
Por Viktor Levi * Desde Novi Sad, Yugoslavia
En estos días, en Novi
Sad, todos van a la iglesia. Es el único lugar donde se consiguen velas. En los negocios
no hay más. Desde el domingo a la noche, cuando los aviones de la OTAN atacaron la
principal estación de energía eléctrica de Novi Sad, no hay luz en las calles de noche;
la ciudad es fantasmal. Uno se encuentra con mucha gente caminando, especialmente los que
viven solos, hablando con ellos mismos. Una noche encontré cuatro o cinco mujeres mayores
charlando con nadie.
El domingo a la noche, los aviones atacaron nuestra principal estación de abastecimiento
de alto voltaje, la Novi Sad Tres. Ahora está totalmente fuera de servicio. La estación
generadora era la principal fuente para toda Voivodina y una de las estaciones de alto
voltaje más grandes de Serbia. Novi Sad Uno y Dos son estaciones generadoras mucho más
antiguas y pequeñas. De acuerdo con mis propias estimaciones, tenemos, quizás, un 15 por
ciento del abastecimiento.
A veces sale agua de las canillas. Cada área de la ciudad tiene servicio durante una
parte del día. Pero la presión es muy pobre. Los departamentos de arriba de los
edificios altos no tienen nada de agua. Sólo los clientes con prioridad número uno
tienen electricidad. Esto es, los hospitales y los institutos más importantes. Se ve a
algunas personas yendo a trabajar, pero se hace muy poco. Muchas fábricas han parado. Las
secciones de la industria alimentaria todavía siguen con la producción, aunque gran
parte de la industria está destrozada; no se puede imaginar cuántos edificios.
Hay gente haciendo cola para el pan todos los días porque no lo pueden hornear tan
rápido sin electricidad. Aquí, en el norte de Serbia, por lo menos hay alimentos. En el
sur no hay tanto. Cerca de la frontera con Bulgaria, en Pirot, de donde viene uno de mis
alumnos, me dijeron que no hay nada de comida. La gente se está muriendo de hambre.
* Ingeniero y profesor universitario.
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