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Colombia con ejército quebrado y alerta rojísimo

Trece generales se solidarizan con el renunciante ministro de Defensa contra la entrega indefinida de territorio a la guerrilla.

Rodrigo Lloreda, cuya renuncia desató la crisis.
Washington respaldó a Pastrana frente a los militares.

Mensaje: “El mensaje que se transmite al país y al mundo es casi una entrega territorial, y el Estado no puede dar esa impresión”, disparó Lloreda.

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t.gif (862 bytes)  Colombia entró ayer en el alerta más rojo. El ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda, renunció ayer a su cargo, en desacuerdo por la decisión gubernamental de desmilitarizar indefinidamente 42.000 kilómetros cuadrados al sudoeste de Colombia. El alejamiento de Lloreda desencadenó una gravísima crisis militar que amenaza con intensificarse si se confirma la masiva ola de renuncias anunciadas de al menos 14 generales y otros altos jefes del ejército colombiano, en solidaridad con el ministro saliente. Como reacción para prevenir una acción terrorista en medio de la crisis, el alto mando del ejército decretó el acuartelamiento en primer grado de todas las guarniciones, que es “la máxima alerta militar que se puede ordenar”.
El clima de tensión en Colombia se recalentó ayer después de que el ministro de Defensa decidiera renunciar a su cartera porque “hay cosas de principios sobre las cuales no se puede conciliar”. Lloreda protagonizó en los últimos días un choque verbal con el Alto Comisionado para la Paz, Víctor Ricardo, por la decisión de desmilitarizar una zona dos veces mayor que El Salvador, en una concesión del gobierno a la mayor guerrilla del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), para facilitar el diálogo de paz. “El mensaje que se transmite al país y al mundo es casi una entrega territorial, y el Estado no puede dar esa impresión”, disparó Lloreda en una conferencia de prensa. La renuncia de uno de los hombres más cercanos al presidente –que obstaculiza el incipiente proceso de paz con la guerrilla– es un grave revés para Pastrana, que hizo del logro de la paz el principal objetivo de su gestión, y cuya reciente autorización a la desmilitarización es rechazada por la mayoría de los colombianos, según reveló el martes una encuesta publicada por el diario El Espectador de Bogotá.
Desde Cartagena, donde preside una reunión de la Cumbre de Presidentes de la Comunidad Andina de Naciones, Pastrana aceptó la renuncia de Lloreda y nombró en su lugar provisoriamente al comandante de las fuerzas armadas, el general Fernando Tapias. Pastrana aseguró que “el proceso de reconciliación de colombianos, como política de Estado, cuenta con el respaldo de todos los sectores y de las fuerzas militares”, pero ante las consecuencias que la renuncia promete tener en el ámbito militar, decidió convocar a una reunión de urgencia a toda la cúpula castrense.
Al mismo tiempo, los jefes militares se reunían a puertas cerradas “para analizar la situación creada por la renuncia de Lloreda”. Después de la reunión, Tapias refirmó la “vocación democrática” de las fuerzas armadas y reiteró el respaldo castrense a Pastrana. Sin embargo, en respuesta a la crisis, el alto mando del ejército decretó el acuartelamiento de primer grado de todas las guarniciones “para prevenir acciones terroristas en el país”, según informó la jefatura castrense. La medida es “la máxima alerta militar que se puede ordenar e implica que los efectivos no pueden abandonar sus unidades”, y pone en evidencia la inquietud que reina en el sector militar. La renuncia expuso el malestar de las fuerzas armadas ante la forma en que Pastrana conduce las negociaciones con la guerrilla, y podría generar un “efecto dominó” entre los altos jefes militares que le habían dado públicamente su apoyo al ministro saliente. Según versiones de los medios periodísticos colombianos, ayer al mediodía el Ministerio de Defensa había recibido cartas de renuncia de 14 de los 30 generales del país.
En sintonía con la evaluación del sector castrense sobre el proceso de paz, Lloreda advirtió que el Estado hizo demasiadas concesiones a una guerrilla que no da señales suficientes de querer negociar. “La zona de distensión se creó para adelantar una negociación y no como una base armada para las FARC”, denunció. El ex ministro defendió la postura militar en las negociaciones con la guerrilla al asegurar que “no existe antecedente en Colombia ni en el mundo de unos militares más solidarios con un proceso de paz, en donde incluso se han visto obligados a sufrirhumillaciones”, y aclaró que el problema es que Pastrana “no ha escuchado las recomendaciones”.
El líder opositor y crítico del plan de paz de Pastrana, Alvaro Uribe, instó a “respetar a los militares, que en esta crisis han demostrado que respetan el orden constitucional y que prefieren retirarse del servicio antes que rebelarse contra la autoridad legítima”. Las repercusiones del alejamiento de Lloreda también llegaron a Estados Unidos, un país que presiona a Colombia para que avance en las negociaciones de paz, preocupado por evitar que la guerrilla controle territorios cercanos al Canal de Panamá. El subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Latinoamericanos de ese país, Peter Romero, elogió al ministro y dijo lamentar la renuncia, pero enfatizó que su país respalda al presidente Pastrana y al proceso de paz que él encabeza.

 


 

CIEN OVIEDISTAS A RETIRO
Purga a la paraguaya

t.gif (862 bytes) El presidente de Paraguay, Luis González Macchi, pasó a retiro a un centenar de militares catalogados por el gobierno como simpatizantes del ex general golpista Lino Oviedo. La mayoría de los desplazados son “elementos desestabilizadores” para el mandatario que asumió el poder el 28 de marzo pasado en sustitución de Raúl Cubas, precisaron los informes de prensa. Los marginados son en general jóvenes oficiales, muchos de ellos capacitados en el exterior. Entre los separados figuran 15 generales, 80 coroneles y oficiales de distinto rango medio.
El presidente González Macchi dio a conocer sus decretos de despido un día después de su partida a una gira latinoamericana por Colombia para asistir a una Cumbre del Grupo Andino en Cartagena (Colombia) y a una Cumbre del Grupo de Río prevista en México este fin de semana. Voceros del gobierno afirmaron hoy abiertamente que se trata de una purga de “elementos desestabilizadores” que supuestamente podrían poner en peligro al nuevo gobierno. González Macchi, que accedió al poder siendo presidente del Senado tras la renuncia de Cubas y el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, ya había movido a importantes piezas en la cúpula castrense al cambiar en abril a 18 generales. El nuevo poder considera que los desplazados han colaborado activamente en la campaña presidencial del general Oviedo en 1998 y que hasta hoy mantenían fidelidad al ex jefe del Ejército exiliado en Argentina.
País convulsionado por las crisis políticas en los últimos tres años, la cúpula del Ejército ha variado casi cada año a consecuencia de los marginamientos. El entonces presidente Juan Carlos Wasmosy cambió a fines de 1997 a cuarenta generales, por considerarlos incondicionales del controvertido general Oviedo. Para el político colorado Luis Castiglioni, próximo al gobierno, el desplazamiento de los militares tiene relación con aquellos uniformados que supuestamente tenían planeado convertir a las Fuerzas Armadas en un elemento de presión y de control social. La Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados confeccionó un cronograma de acercamiento a los nuevos líderes tratando de establecer una relación más estrecha con el estamento castrense, “para conocer sus prioridades futuras”.

 

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