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Otra denuncia contra el presidente del Banco Central
Acusan a Pedro Pou de defraudación

No fue un buen día para el procesado titular del BCRA. Recibió un tibio respaldo de Menem y desinterés del resto del gabinete. La dolarización, que impulsa con entusiasmo, cada vez tiene menos adeptos. Y para terminar se enteró de una nueva denuncia en su contra, a la que tuvo acceso Página/12.

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Pedro Pou, presidente del Banco Central. Se lo acusa a él y a parte del directorio por defraudación.La denuncia la realizaron los tenedores de Obligaciones Negociables del Banco Patricios.

Por David Cufré

t.gif (862 bytes) Un día después de que se dictara su procesamiento, Pedro Pou fue nuevamente acusado ante la Justicia. Página/12 accedió en exclusiva a la demanda por defraudación contra el funcionario y buena parte del directorio del Banco Central. El castigo por ese delito es de 2 a 6 años de prisión, mucho más grave que el que le cabría de ser condenado por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad, motivos por los que fue procesado. La causa recayó en el juzgado de Adolfo Bagnasco, quien podría remitirla al juez Gabriel Cavallo, quien lo investiga por el cierre y traspaso del Banco Patricios al Mayo.
Pou tuvo ayer un día agitado. Por la mañana participó de la reunión de gabinete nacional, a la que fue especialmente invitado para que expusiera sobre el proyecto de dolarización (ver página 3). Carlos Menem lo escuchó y, a su turno, se interesó por sus problemas con la Justicia. Ese fue el único gesto del jefe de Estado, quien se abstuvo de salir a respaldarlo públicamente, tal como sí hizo la semana pasada cuando el que tambaleaba era Roque Fernández.
Por la tarde, Pou distribuyó un comunicado en respuesta al procesamiento que le dictó Cavallo (ver aparte). Mientras intentaba cubrir ese frente, el banquero recibió dos nuevos embates. Los diputados socialistas Jorge Rivas y Alfredo Bravo, quienes impulsan la causa en manos de aquel juez, solicitaron a la Cámara baja que apruebe una resolución para pedir al Poder Ejecutivo la destitución del funcionario. Es sabido que la Alianza y el duhaldismo desean que –de llegar al poder– un hombre de su riñón asuma la presidencia del Central, algo que por ahora tienen vedado, puesto que por ley Pou tiene asegurado su puesto hasta el 2004.
Pou, además, sumó una nueva denuncia en su contra. Fue presentada ante la Cámara Federal por los tenedores de obligaciones negociables del Patricios, bajo el patrocinio de los abogados Federico Polak y Marcelo Griffi.
La demanda va más allá de la motorizada por Rivas-Bravo, que acusa a Pou y al directorio del Central de incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad. La condena estipulada para esos delitos es excarcelable. En cambio, ahora a los banqueros centrales se los acusa por “defraudación por infidelidad o abuso” en la administración de los bienes del Patricios. La pena prevista va de 2 a 6 años de prisión, con lo cual los funcionarios afrontan el riesgo de terminar en la cárcel.
La nueva querella también excede a la anterior en los motivos que habrían llevado a los responsables del Central a cometer –según se los acusa– el delito de defraudación. Los demandantes hablan de la existencia de un “plan” ideado por Pou y sus hombres para “favorecer la desaparición de las entidades bancarias pequeñas y medianas, especialmente las de capital nacional”. El plan fue “específicamente diseñado y sistemáticamente ejecutado”, afirman. “Está claro que no sólo tuvo víctimas sino también beneficiarios”, añaden, apuntando al Citibank -según dijeron a Página/12 Polak y Griffi–, que en definitiva absorbió el grueso de los activos y pasivos del Patricios, a través de la adquisición del Mayo.
Los argumentos que sostienen esa hipótesis son abrumadores. En primer término, los querellantes afirman que el Central tuvo una “notoria desigualdad en el trato de asistencia financiera” hacia el Patricios, dado que se le negó sistemáticamente el giro de redescuentos (préstamos), hasta el punto de que la suspensión fue decretada por la imposibilidad de cubrir una deuda de un millón de pesos. En cambio, al Mayo se le facilitaron redescuentos por 185 millones para absorber al Patricios. En segundo término, responsabiliza al Central de no advertir al Patricios que el banco UNB-Medefin, con el que negociaba un proceso de fusión en 1996, se encontraba en graves dificultades. También detalla las trabas que el Central puso para que el Patricios se capitalizara o se desprendiera deactivos –como su participación en la AFJP Previsol–, con lo cual buscaba resolver su situación de iliquidez.
Por otra parte, la denuncia establece que el propio Central forzó al Patricio a emitir ON, sabiendo que no iba poder responder por ellas, con el consecuente perjuicio para los tomadores. Asimismo, hace mención a la difusión de rumores desde el Central sobre la inestable situación del Patricios, lo que aceleró su caída. Por último, afirma que los activos del banco fueron subvaluados y hasta perdidos –por caso, obras de arte–, para que el Mayo pagara menos por ellos. Como el Central conocía las dificultades de esta entidad, concluye, el objetivo final era que el Citibank se hiciera de un negocio redondo.

 


 

SE AVANZARA EN LA DENUNCIA POR “CONDUCTA ANTISEMITA”
“Podría ser un agravante”

t.gif (862 bytes) “Si yo como juez puedo juzgar decisiones que toma el Presidente de la República con más razón puedo juzgar las que tome el presidente del Banco Central.” Así defendió ayer el juez Gabriel Cavallo, en declaraciones al programa Jaque Mate de la Rock and Pop, su resolución disponiendo el procesamiento del presidente del Banco Central, Pedro Pou, y a todo su directorio. El magistrado, quien investiga la caída del Banco Patricios y su absorción por parte del fallido Banco Mayo, admitió su retraso en investigar la denuncia de “conducta antisemita” por parte de Pou. Y anticipó que ahora se centrará en establecer –poniendo en el banquillo a los banqueros– si la debacle de ambas entidades se originó en sus propias deficiencias (ver aparte).
Cavallo destacó que en la causa se plantea un debate de fondo referido a “si las decisiones de política monetaria son decisiones políticas y no judiciales”. En la entrevista radial el magistrado reconoció que con la primera de esas interpretaciones, esgrimida por las autoridades del Central, se sustentó la doctrina que justificó los golpes de Estado. “La defensa de fondo fue, en líneas generales, muy coincidente en ese punto: que las decisiones de política monetaria no podían ser revisadas judicialmente”. El Banco Patricios, en opinión del juez federal, estaba en una situación financieramente muy precaria “desde muchísimo antes de la fecha en la que se lo suspendió. Tenía –destacó- una calificación muy riesgosa (Camel 4), y la tuvo durante muchísimo tiempo”. Sin embargo no se tomaron las medidas preventivas que la Carta Orgánica del Banco Central prevé. Respecto del caso de la absorción del Patricios por el Mayo señaló que “lo que dicen los informes técnicos es que el Banco Mayo no estaba en condiciones económicas de absorber al Banco Patricios en el momento en que se lo hizo” y “los resultados posteriores demuestran que no fue una decisión acertada”.
Las pruebas en que se basó el fallo, al que Cavallo calificó de “el primer pronunciamiento judicial”, van desde informes de los peritos contadores oficiales, del síndico de la quiebra del Banco Patricios, de una comisión de la Universidad de Buenos Aires y del colegio de Ciencias Económicas. También destacó especialmente la “particular relevancia de la labor de investigación periodística de una revista conocida (Veintiuno)”, y la labor de los legisladores que acercaron al Tribunal “gran cantidad” de elementos. De esos materiales se concluyó que existieron “decisiones que debieron haberse tomado con anticipación a la fecha en que se tomó, y decisiones que en algún punto pueden ser juzgadas de arbitrarias teniendo en cuenta que eran otras las alternativas viables”.
“Podría ser un agravante” señaló el juez respecto de la posibilidad de que se prueba una “conducta antisemita” por parte de Pou, tal como se denunció en el expediente iniciado por legisladores de la Alianza. Finalmente Cavallo, que ayer comenzó a indagar a los ex directivos del Patricios, dijo que lo que se le imputa a Pou es la “desactividad del Banco Central, algo que no tienen nada que ver con la actividad que los directores de los bancos privados realizaron por su cuenta”.

 

El turno de los Spolski

Pedro Pou ya no podrá criticar a Gabriel Cavallo con que sólo apunta sus cañones contra él y sus colaboradores. Ayer, en el marco de la investigación en la que terminó procesado, empezaron a desfilar por el juzgado los directivos del Patricios. Su ex titular, Alberto Spolski, no compareció porque su indagatoria está prevista –según confirmó el propio magistrado a este diario– para el próximo 10 de junio. Spolski está imputado por la presunta comisión del delito de fraude en perjuicio de la administración pública. Además, hay más de mil familias tenedoras de Obligaciones Negociables perjudicadas por el cierre de la entidad, puesto que no han recuperado su inversión en esos papeles de deuda.


 

“Quiere tapar el sol con las manos”

Pedro Pou cuestionó al juez que lo procesó. Sostiene que es un fallo político y que así se protege a los banqueros que quebraron.

t.gif (862 bytes) “El fallo no parece jurídico sino político y da lugar a sospechar de su imparcialidad.” Pedro Pou, el presidente del Banco Central, se defendió ayer públicamente del procesamiento dictado por el juez Gabriel Cavallo bajo los cargos de abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público durante el proceso de liquidación de los bancos Mayo y Patricios. Pou maneja la hipótesis de que el juez intenta proteger a los directivos de las ex entidades financieras.
A través de un comunicado de prensa de dos páginas de extensión, para que “la opinión pública conozca la otra cara de la moneda”, Pou efectúa doce preguntas a través de las cuales intenta demostrar que “es posible que el juez Cavallo haya incumplido con sus deberes, y que no lo haya hecho yo”.
En su descargo frontal, el titular del BC señala dos hechos como los centrales para dilucidar los verdaderos motivos de las caídas de los bancos Patricios y Mayo, que el juez Cavallo estaría dejando de lado al momento de dictar sentencia. En ese sentido Pou le cuestiona al magistrado el hecho de no haber tomado declaración indagatoria a los ex directivos de las dos entidades financieras quebradas, Alberto Spolski y Rubén Beraja, entre otros, pese a que el banco rector había denunciado ante la Justicia la existencia de autopréstamos por un total de 116 millones de pesos. Según Pou, los autopréstamos forman parte del “verdadero problema” en las causas Mayo y Patricios. “El juez pretende tapar el sol con las manos”, aseguró.
El banquero dedica el último párrafo de su comunicado para divulgar su convicción de que Cavallo obró por cuenta de un mandato político. “Prueba de ello sería que las conclusiones (del fallo) se conocían mucho antes de ser dictado el auto de procesamiento”, a través de los medios. Además, ensaya tres hipótesis que habrían guiado al juez para decidir la sentencia:
u Proteger a los responsables de los problemas de los ex bancos.
u Generar un derecho contra el Estado a los tenedores de Obligaciones Negociables.
u Limitar la libertad de acción del Banco Central.
Entre la docena de preguntas que (se) hace, Pou pone en cuestionamiento la decisión judicial de sobreseer –“correctamente”– al síndico titular del Central (Ricardo Ferreiro), “avalando la legalidad de lo actuado”, mientras que al mismo tiempo se procese a los directores del BC que dictaron las órdenes. “¿Por qué el juez realizó las pericias técnicas sin la intervención de los imputados, y les negó los pedidos de ampliación de pericias que formularan, impidiendo el ejercicio del derecho de defensa en juicio consagrado por la Constitución nacional?”, pregunta el funcionario. “¿Cómo es posible que se impute incumplimiento de deberes de funcionario en el caso del Banco Patricios, lo que presupone que hubo irregularidades que no supimos o quisimos atender o resolver, cuando no se han llevado a cabo las indagatorias a los ex directivos de ese banco?”, cuestiona después.
En otro tramo de su descargo, Pou advierte que Cavallo actuó pese a contar “con tan poca información” y que “en forma tan ligera” haya dado curso a los reclamos de los acreedores “perjudicados por los delitos de los banqueros denunciados por el Banco Central, para reclamar ante el Estado”. Y advierte: la medida “podría estar recreando la industria del juicio contra el Estado”.
Con una diferencia de apenas 20 minutos, la oficina de prensa del Central envió a este diario dos versiones del escrito de Pou. En la primera cuestiona a Cavallo por utilizar en su dictamen el concepto “zona liberada”, “que trae a esta causa acciones del pasado argentino”. En la segunda versión, la nota de Pou aparece corregida. Después de “zona liberada” se lee: “que trae a esta causa la terminología de un oscuro pasado argentino”. Toda una sutileza.

 


 

CUALES FUERON LOS FUNDAMENTOS DEL JUEZ CAVALLO
Abuso de autoridad y negligencia

t.gif (862 bytes) Sobre la base de una denuncia formulada por los diputados Alfredo Bravo, Héctor Polino y Jorge Rivas, el juez federal Gabriel Cavallo procesó al presidente del Banco Central, Pedro Pou, por incumplimiento en los deberes de funcionario público y abuso de autoridad. A juicio del magistrado, el titular de la autoridad monetaria dispuso de elementos suficientes para evitar el derrumbe de los bancos Patricios y Mayo.
Según interpretó Cavallo en su reciente fallo, Pou no impidió esa debacle por simple negligencia sino por un “aparentemente deliberado y grosero retardo en cumplir con las funciones que le son propias”. El magistrado consideró que aquellas dos entidades brindaron al Central información suficiente como para advertir la crisis que jaqueó, primero, al Patricios y, luego, al Mayo.
El Banco Central “habría tenido acabado conocimiento de importantes desvíos en el rendimiento de la entidad, en la medida que esta misma se los estaba informando a través de sus guarismos contables”, sostiene el pronunciamiento judicial, en relación al Patricios. “Resulta incomprensible que el directorio no haya adoptado en el tiempo oportuno los recaudos a que lo faculta su propia carta orgánica”, agrega el texto.
Cavallo formuló una apreciación similar respecto de la falta de reflejos de Pou para evitar la caída del Mayo. Para el juez, los responsables del Central bien pudieron advertir que esa entidad no tenía el perfil técnico requerido para absorber al Patricios, por la propia información que hacía llegar al BCRA y del informe de los inspectores oficiales.
Pero ese conocimiento no fue óbice para que Pou y el resto del directorio se expidieran a favor de aquella absorción, incurriendo en lo que Cavallo considera un claro abuso de autoridad. El funcionario procesado habría abusado de su poder al autorizar la operación con una resolución fundada en una premisa falsa: “La supuesta aptitud del Mayo para efectuar la operación”. Tanto el presidente del Central como su equipo habrían sabido que esto no era así, pero optaron “deliberadamente por obviarlo”, sostiente el pronunciamiento judicial.
Pou se negó a declarar en la causa argumentando que no entendía la imputación y que sus decisiones habían sido políticas y, por lo tanto, no susceptibles de ser evaluadas por la Justicia (ver nota aparte). Al pedir la nulidad de su indagatoria, también señaló que la carta orgánica del Banco Central no especifica en qué momento ni cuál es el criterio para decidir sobre la suspensión de un banco.
Al disponer su procesamiento, el juez Cavallo también atacó estos argumentos defensivos, afirmando que no se está discutiendo si la decisión adoptada en un caso fue o no acertada, “sino si fue dictada respetando o no la ley”.

 

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