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Invitados a comer hamburguesas, pero en la calle

Un abogado denunció que en McDonald’s  echaron a cuatro chicos humildes a los que   había llevado a comer. La empresa investiga.

En McDonald’s se habrían negado a aceptar a los chicos.
Abajo, Gabriel Vitale, el abogado que presentó la denuncia.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes) Un abogado denunció en los tribunales de La Plata que personal de una sucursal de McDonald’s de esa ciudad echó del local a cuatro niños de condición humilde que lo acompañaban y les impidió cenar dentro de la hamburguesería. En su presentación ante la fiscalía de turno, el letrado Gabriel Vitale acusó a la empresa de cometer con esa actitud el delito de “discriminación”. “Un empleado me dijo que los chicos se tenían que ir del local, aunque me aclaró que si yo quería podía comprarles las hamburguesas pero tenían que comerlas afuera”, contó ayer Vitale a Página/12. El hecho fue denunciado también en el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), en la Dirección de Derechos Humanos y en la Defensoría del Pueblo del municipio platense. La firma McDonald’s se mostró “sorprendida” y “preocupada” por la acusación y comunicó, a través de su vocera, que “está investigando” la existencia del episodio. El cura de La Plata Carlos Cajade, titular del Movimiento Chicos del Pueblo, calificó el hecho de “vergonzoso” y el presidente del Inadi, Víctor Ramos, consideró que se trataría de un caso de “discriminación a la pobreza” (ver aparte).
Según precisó Vitale, el martes último alrededor de las 22.30 encontró a cuatro niños de 9 a 11 años en la esquina de las calles 50 y 8 –pleno centro de La Plata– justo frente a un McDonald’s. “Eran de condición humilde y uno de ellos estaba llorando. Le pregunté qué le pasaba y me contó que se había escapado de su casa y que su hermano, que formaba parte del grupo, le decía que si no volvía, a su madre le iba a dar un ataque de presión. Charlamos un rato y los invité a cenar conmigo”, recordó Vitale, quien es secretario del Instituto de la Defensa de la Niñez y Adolescencia del Colegio de Abogados de La Plata y además, voluntario en tres hogares de chicos de la calle.
“Al ingresar al McDonald’s, los chicos se fueron a lavar las manos al baño y me di cuenta que inmediatamente salió detrás de ellos un empleado del local. Entonces lo seguí. Cuando entró al baño les dijo a los cuatro que se tenían que ir. Le expliqué que estaban conmigo, que yo iba a pagar la comida y que iban a cenar en mi mesa, pero el empleado insistió en que no se podían quedar, aunque yo podía comprar las hamburguesas y comerlas afuera”, indicó Vitale. Eso hizo. Cruzó la calle con los cuatro niños y una amiga que lo acompañaba y los seis cenaron sentados en una parecita, frente a los Tribunales Federales. “En ese lugar los señores son malos”, le dijo uno de los chicos a Vitale, mientras saboreaba una hamburguesa. Esa frase, indicó el abogado, lo movió a realizar el miércoles las denuncia penal por discriminación contra el local.
“Al no existir ningún hecho que justifique que sean expulsados del lugar, como disturbios, y al no invocar el derecho de admisión para echarlos, entiendo que cometieron un acto discriminatorio”, consideró Vitale. No era la primera vez que el abogado invitaba a comer a chicos humildes en un bar u otro local de McDonald’s. “Pero nunca me pasó algo igual”, destacó. Después de cenar, llevó a los cuatro niños a sus casas, ubicadas en 127 y 8, un barrio humilde a unos 5 kilómetros del centro platense. Dos de los chicos eran hermanos y los otros vecinos. “Me contaron que iban a la escuela”, precisó.
Karina Stocobaz, vocera de la firma, salió al cruce de la denuncia. “McDonald’s es una empresa que no discrimina. Se caracteriza por dar empleo a jóvenes de distintas razas, religiones, y capacidades. Estamos viendo qué personas estaban en ese local y qué pasó ese día”, informó Stocobaz.
La denuncia penal por el presunto delito de “discriminación” previsto en la ley 23.592 quedó radicada en la Unidad Funcional Nº 4, a cargo del fiscal Javier Guzmán. En diálogo con Página/12, el fiscal adelantó que elevará la causa a un juez en las próximas horas para que resuelva las medidas a seguir. La ley 23.592 no prevé un castigo penal para casos como el denunciado por Vitale pero el magistrado podría disponer un resarcimiento económico por el presunto daño moral provocado a los niños y al abogado. “En mi opinión, si se comprueban los hechos sería prudente exigirle a la empresa que reciba con cierta periodicidad a instituciones de chicos de la calle pero junto con el resto de su clientela para no repetir un acto discriminatorio”, consideró el fiscal.

 

“Discriminan a los pobres”

“Es una vergüenza que haya ocurrido lo que denunció el abogado pero lamentablemente no son hechos aislados: la discriminación contra los pobres es muy fuerte. Hace dos años a mí me pasó un episodio similar en un restaurante de La Boca. Entré a cenar con un grupito de chicos de la calle y cuando volví del baño, el mozo los había echado”, señaló a Página/12 el sacerdote Carlos Cajade, a cargo de varios hogares de chicos de la calle en el partido de La Plata. Para el cura, este tipo de discriminación “es similar a la que sufren los jóvenes en los lugares de baile, donde se les impide entrar por portar rostro oscuro”.
En el mismo sentido opinó Víctor Ramos, titular del Inadi. Lo que habría sucedido en un local de McDonald’s “constituiría una discriminación por condición social”, apuntó. “Es paradójico porque mientras se denuncia este hecho, en el Inadi estamos estudiando la posibilidad de entregarle a esa empresa una distinción por emplear a chicos con síndrome de Dawn”, agregó el funcionario.


 

NUEVOS DATOS ABREN DUDAS SOBRE LA CLONACION
Dolly tiene 3 años y también 9

t.gif (862 bytes) ”No muestra signos de envejecimiento, excepto que se la pasa preguntando sobre su pensión.” El investigador Alan Colman se permitió un chiste sobre Dolly, tal vez para distender el ambiente generado por las noticias en torno de la oveja. Lo cierto es que Dolly, que nació hace tres años, tiene en realidad 9. Los hallazgos sobre el desarrollo del primer animal clonado, publicados ayer en la revista Nature, parecen echar sombras sobre el futuro de la técnica.
En una carta a esa revista, Ian Wilmut, considerado “padre” de Dolly, explica que la oveja tiene nueve años porque a su edad efectiva hay que agregarle la de la oveja a la que se le extrajo la célula que permitió su nacimiento. Un exhaustivo examen de sus telómeros –las dos extremidades de sus cromosomas– mostró que no tenían el tamaño esperado en un animal joven, sino el de una oveja más vieja. Esos telómeros pierden un poco de longitud en cada división celular, por lo que los científicos consideran que constituyen una especie de “reloj biológico” que permite medir el envejecimiento.
“Ella fue producida de una célula tomada de una oveja hembra de seis años de edad –explicó Wilmut–. Ahora tiene casi tres años y la pregunta que nos hemos hecho es si este mecanismo es el de una oveja de tres años o de nueve. La respuesta es nueve años: ese particular “reloj” biológico no fue restablecido en cero durante el proceso de clonación”.
Aunque algunos científicos reaccionaron diciendo que los datos son “terroríficos” en relación al futuro de la clonación, aún no está claro cuál es el verdadero impacto del hallazgo. “Mi sensación es que la erosión de los telómeros, que fue experimentada por su madre y por lo tanto por Dolly cuando nació, no es suficientemente importante como para afectar su extensión de vida”, dijo Colman, de PPL Therapeutics, la compañía formada para explotar comercialmente las investigaciones del Instituto Reslin. Wilmut fue más cauto: “Es probable que vaya a tener una vida normal –le dijo a la BBC–. Pero si debemos clonar un clon y hacer la misma cosa una y otra vez en cierto momento, ignoro cuándo, comenzaremos a ver efectos perniciosos para el clon”.

 

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