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Rusia amenaza patear el tablero si sigue el ataque

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Los procesados: Slobodan Milosevic (izq.) y el jefe del Estado Mayor yugoslavo, Dragoljub Ojdanic (der. arr.)
Debajo de Ojdanic, el ministro del Interior serbio, Vlajko Stojiljkovic.

The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Walker Desde Bruselas

t.gif (862 bytes) El camino diplomático ruso para poner fin a la guerra en Yugoslavia se estancó ayer. El enviado ruso para los Balcanes, Viktor Chernomyrdin, postergó su viaje a Belgrado y amenazó con abandonar ya las negociaciones de paz. El canciller ruso Igor Ivanov condenó el proceso que el Tribunal de La Haya inició contra el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic como “motivado políticamente”. La OTAN lanzó ayer su mayor ataque desde el comienzo de los bombardeos, con 308 ataques, incluyendo más de 50 sólo en la capital Belgrado. Las defensas serbias respondieron con 33 misiles SAM, sin éxito, y con un fuego antiaéreo intenso. Los aviones aliados lanzaron 74 misiones contra las bases de misiles SAM y los emplazamientos de radares. Las fuerzas antiaéreas serbias son “crecientemente hostiles”, afirmó ayer el vocero militar de la OTAN, general Walter Jertz. Esto sugiere que el gobierno yugoslavo “está desesperado”.
La Alianza Atlántica dijo que el proceso contra Milosevic no ha cambiado nada en el conflicto e insistió en que la campaña aérea continuará hasta que no se cumplan las cinco condiciones no negociables, cualquiera que fuere en ese momento “las autoridades competentes” en Yugoslavia. “Son los enviados internacionales los que deben determinar quiénes deberían ser las autoridades competentes en Belgrado”, dijo Jamie Shea, el portavoz aliado. Shea rechazó la afirmación de que un Milosevic bajo condena preferiría seguir peleando hasta el final en lugar de aceptar las demandas de la OTAN. Y declaró que no puede haber solución política que desafíe la justicia.
Sin embargo, en Yugoslavia, la perspectiva de una respuesta dramática del presidente Milosevic, quizás en la forma de un golpe para asegurarse el control total de Montenegro (una provincia políticamente autónoma, cuyo gobierno es prooccidental) causa mucha preocupación. “Ahora Milosevic no tiene nada que perder”, dijo ayer el ministro de Justicia montenegrino, Dragan Soc, en un llamado a la OTAN para asegurarse su apoyo. “Podría haber un verdadero derramamiento de sangre aquí”. La policía local de Montenegro es leal al gobierno, pero no lo son las tropas serbias estacionadas allí.
En otro orden de cosas, las conversaciones en Moscú se rompieron cuando el representante de la Unión Europea, el presidente finlandés Martti Ahtisaari, viajó hacia Bonn diciendo que iba a volver a su país. Ahtisaari tenía que reunirse con Chernomyrdin en Belgrado. Chernomyrdin continuó sus conversaciones con el subsecretario de Estado norteamericano, Strobe Talbott, pero sin obtener ningún progreso significativo en los puntos fundamentales para alcanzar un acuerdo: la sincronización de una pausa en los ataques aliados con un retiro de las fuerzas serbias en Kosovo, la composición de una fuerza internacional para Kosovo y si estas tropas se configurarán como fuerza de mantenimiento de paz o fuerza de imposición de paz. “Es imposible hablar de paz mientras las bombas siguen cayendo”, escribió ayer Chernomyrdin en la edición de ayer del Washington Post. “A menos que los ataques se detengan pronto, voy a aconsejar al presidente de Rusia que suspenda nuestra participación en el proceso de negociaciones”, completó.

 

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