Página/12 en Holanda
Por Eduardo Febbro Desde La Haya
El presidente serbio
Slobodan Milosevic perdió ayer su inmunidad de jefe de Estado. Por primera vez en la
historia de la jurisprudencia internacional, el Tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia (TPIY) de La Haya inculpó a un presidente en ejercicio por crímenes
contra la humanidad y crímenes de guerra junto con otros cuatro
colaboradores del mandatario. El acta de acusación firmada el domingo por el fiscal del
TPIY, la canadiense Louise Arbour, y hecha oficialmente pública ayer se apoya en las
atrocidades cometidas en Kosovo por los dirigentes serbios e implica, por ende, a toda la
cadena de mando de las operaciones llevadas a cabo en la provincia de Kosovo: además del
mismo Milosevic, el TPIY inculpó y lanzó mandatos de arresto internacional contra el
presidente de Serbia, Milan Milutinovic, el viceprimer ministro yugoslavo Nikola Sainovic,
el jefe de Estado Mayor del ejército yugoslavo Dragoljub Ojdanic y el ministro de
Interior de Serbia Vlajko Stojilkjkovic. China y Rusia censuraron la decisión y Suecia la
criticó.
Los cargos de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra se desprenden de las
probadas responsabilidades de los cinco dirigentes de la ex Yugoslavia en la deportación
de 750.000 albaneses de Kosovo y el asesinato de 340 personas de edades comprendidas
entre los 2 y los 95 años. La fiscal del TPIY explicó en conferencia de prensa que
el Tribunal contaba con pruebas contundentes sobre la escala masiva con que se
perpetraron los crímenes de guerra. En adelante, Slobodan Milosevic ocupa el primer lugar
en la lista de criminales buscados por la justicia internacional. Detrás aparecen el jefe
de los serbios de Bosnia Herzegovina, Radovan Karadzic, y el general Ratko Mladic.
Algunos dirán que estas inculpaciones intervienen demasiado tarde, otros demasiado
temprano, puntualizó Louise Arbour antes de defender la independencia
de una decisión que a la vez que sorprendió a los dirigentes occidentales puede
complicar el mecanismo de las infinitas negociaciones diplomáticas en curso.
Concretamente, los cargos que el Tribunal Penal Internacional hizo pesar contra Milosevic
y Milutinovic descalifican a ambos dirigentes como partes autorizadas a negociar. Louise
Arbour recalcó al respecto que el Tribunal había tomado su decisión según las
exigencias de nuestro mandato, sin ninguna consideración política y
sin que se tomara en cuenta el juego diplomático.
El acta de acusación presentada en La Haya consta de unas 60 páginas y contiene toda la
panoplia de vejámenes posibles perpetrados en la provincia de Kosovo por las fuerzas
serbias: Saqueo de bienes personales y comerciales, amenazas y actos de
violencia, destrucción sistemática en todo el Kosovo de los bienes
pertenecientes a los civiles, bombardeos de pueblos y ciudades, incendio de
casas, chacras y empresas, degradación de los civiles kosovares mediante
violencias físicas y verbales, actos degradantes y malos tratos físicos basados en
consideraciones raciales. La fiscal del TPIY pidió a las autoridades yugoslavas que
defendieran el derecho exigiéndoles a los inculpados que se sometan
voluntariamente a la jurisdicción del Tribunal. Anhelo por de más irrealizable si
se toma en cuenta la forma en que la comunidad internacional, en especial las tropas de la
OTAN que garantizan en Bosnia Herzegovina la aplicación de los acuerdos de
paz de Dayton, permitieron la impune circulación de uno de los criminales más notorios
de la historia, el serbio Radovan Karadzic.
Pese a que los occidentales alentaron siempre las investigaciones realizadas por el TPIY,
nadie esperaba en realidad que la inculpación cayera tan rápido. Todos nos caímos
de espaldas, tanto losnorteamericanos como nosotros, comentaba ayer un diplomático
francés. Lo cierto es que europeos y norteamericanos nunca se opusieron a que el Tribunal
Penal Internacional se ocupara del dossier Kosovo, incluso extendiendo sus
investigaciones al más alto nivel. Desde hace más de dos meses, los países miembros de
la OTAN le transmiten regularmente al Tribunal las informaciones recabadas en el terreno
por los servicios de inteligencia. Países como Francia llegaron incluso a financiar
misiones de Organismos No Gubernamentales que fueron a Kosovo a escuchar los testimonios
de los refugiados a fin de entregarlos luego al TPIY. Incluso el Departamento de Estado
norteamericano publicó dos informes claramente acusadores contra los responsables
serbios. A diferencia de lo que había ocurrido con la guerra en Bosnia Herzegovina, casi
todos los países contribuyeron a que se instruyera la causa de los crímenes cometidos en
Kosovo. Sin embargo, en La Haya se percibía sin ambigüedad el asombro que suscitó una
inculpación que va a transformar directamente el delicado andamiaje de las negociaciones
diplomáticas en curso.
En lo inmediato, las inculpaciones contra los dirigentes yugoslavos no tendrán
consecuencias policiales. Nadie ve al emisario ruso Viktor Chernomyrdin en el papel del
policía. En el plano estrictamente jurídico nada prohíbe tampoco que se dialogue con
Slobodan Milosevic. Los acuerdos de Dayton estipulan únicamente que ninguna persona
inculpada por el TPIY puede aspirar a asumir un cargo electivo o una función pública. De
hecho, los estatutos del TPIY no incluyen ninguna prohibición para la ex Yugoslavia. El
caso es hoy meramente político pero le impone a la gran mayoría de
dirigentes un nuevo código que convierte la dimensión moral y política en exigencia
jurídica.
El TPIY El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia fue creado el 23 de
febrero de 1993 en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas que se inscribía en uno de los capítulos de la misma Carta de la ONU, el del
mantenimiento y el restablecimiento de la paz y de la seguridad internacional. Su misión
consiste en juzgar a las personas presuntamente culpables de graves violaciones al
derecho humanitario internacional, cometidas en el territorio de la ex Yugoslavia desde
1991. El TPIY es competente para los crímenes de genocidio, crímenes de guerra
ycrímenes contra la humanidad. El Tribunal está presidido por la jueza norteamericana
Gabrielle Kirk McDonald, mientras que, desde 1996, la canadiense Louise Arbour asume la
función de fiscal. En total, esta instancia internacional trabaja con 14 jueces
repartidos en tres cámaras. Desde su creación, el TPIY pronunció ocho veredictos y
juzgó a 61 personas, entre las cuales 30 siguen en libertad. El TPY dispone además de
una lista secreta donde figura un número indeterminado de acusados o sospechosos cuyos
nombres no se divulgan a fin de facilitar su detención. El Tribunal no cuenta con fuerzas
policiales y se apoya en la cooperación de los Estados firmantes de los acuerdos de paz
de Dayton y sobre la fuerza multinacional de la OTAN, la cual, en principio, debe arrestar
a los criminales de guerra.
Claves
La decisión de la Fiscalía del TPIY de inculpar a Slobodan Milosevic por
crímenes de guerra y contra la humanidad enreda el escenario de la negociación porque
abroquela al hombre fuerte yugoslavo en una posición de máxima en la que jamás
aceptará dejar el poder ni abandonar Yugoslavia.
Al mismo tiempo, sienta un precedente inquietante para países
como Rusia cuyo presidente Boris Yeltsin podría ser inculpado por cargos semejantes
a raíz del bombardeo al Parlamento en 1993 o la guerra de Chechenia en 1996 y China
cuyo liderazgo podría ser incriminado en su conjunto por la masacre de plaza Tian
An Men.
Y esta alineación de Rusia y China apunta a un debilitamiento
aún mayor del rol del Consejo de Seguridad de la ONU, del cual esas dos potencias
nucleares son miembros permanentes con poder de veto. |
UNA DECISION QUE ABRE UN LABERINTO DE
DIFICULTADES
El negociador descalificado
Por E.F. Desde La Haya
Sesenta y cinco días
después de que la OTAN iniciara el operativo Fuerza Aliada contra la opresión serbia en
la provincia de Kosovo, la Justicia lanzó ayer una bomba mucho más pesada y de
incalculables consecuencias al inculpar al presidente Slobodan Milosevic y a otros cuatro
responsables con los cargos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El
régimen serbio consideró la decisión del Tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia (TPIY) como una nueva manipulación de los agresores de la OTAN.
Incluso los opositores de Milosevic condenaron el anuncio considerando que esta acusación
va a acarrear un endurecimiento del régimen ya que, en adelante, Milosevic pierde la
legitimidad de su función. En el curso de una conversación telefónica, los presidentes
de Francia, Jacques Chirac, y de EE.UU., Bill Clinton, elaboraron una frase de autoelogio
para manifestar su pleno acuerdo con el TPIY: la inculpación del mandatario serbio,
dijeron, muestra muy bien que la moral y el derecho están del lado de nuestra
acción. Más tarde, en el curso de su sexta intervención radiotelevisada desde el
inicio de la guerra, elpresidente francés juzgó como un acontecimiento mayor
la inculpación de Milosevic y reiteró que con ello el TPIY legitima nuestro
combate. Sin embargo, Chirac puntualizó que la decisión del Tribunal no
cambiaría en nada la estrategia de la OTAN y por ello recordó una vez más
que Belgrado debía aceptar todas las condiciones fijadas por la comunidad
internacional.
Parte del discurso del jefe de Estado francés contiene no obstante la columna central
sobre la que se apoya la llamada comunidad internacional. Chirac dijo:
Repito que no se trata de negociar con Milosevic sino de hacer aceptar, para
Yugoslavia, un plan de paz justo y equilibrado. La Cancillería francesa recalcó
luego que los occidentales no excluían nuevas negociaciones con las autoridades
competentes de Belgrado. ¿Quiénes son esas autoridades? La respuesta está en la
actitud que asumieron hasta hoy los dirigentes de la OTAN. La mayoría de los dirigentes
occidentales habían hecho valer que no tenían nada que negociar con Milosevic: la única
salida a la crisis consistía en que Milosevic obedeciera y aplicara al pie de
la letra el contenido del plan de paz para Kosovo que le sería presentado una vez que
Occidente se pusiera de acuerdo con los rusos sobre su contenido. París señala al
respecto que la diplomacia trabaja desde hace semanas en la elaboración de una
resolución obligatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, para cuya
realización no se requiere la persona de Slobodan Milosevic.
Sin embargo, si bien su elaboración excluye a Milosevic, su aplicación en el terreno
requiere de él. Resulta hoy inimaginable que el presidente serbio acepte mañana un plan
de paz impuesto por una comunidad internacional que, al mismo tiempo que negociaba con
él, preparaba una inapelable acta de acusación. El rompecabezas se complica aún más
cuando se conoce el contenido de las exigencias de Moscú para votar en la ONU la
mencionada resolución: los rusos habían dicho que sólo la aprobarían si Milosevic
aceptaba antes su contenido. Un diplomático británico admitía ayer que es un
rompecabezas delicado. Estamos en un aprieto moral y político. Descalificando a
Milosevic, lo que hacemos es cerrar la puerta con la llave adentro. Si negociamos con él
tenemos en contra al Tribunal. Si no lo hacemos, perdemos el interlocutor válido. Es un
laberinto muy inglés.
|