El presidente
Andrés Pastrana dio por “conjurada” la crisis político-militar, perola
tensión sigue y el futuro es incierto.
Pastrana con Martha Ramírez, su
ministra de Comercio
.Las declaraciones del mandatario parecieron poco creíbles.
El Paísde Madrid Por Juan Jesús AznárezEnviado especial a Bogotá
El presidente colombiano
Andrés Pastrana, pese a haber dado por conjurada la crisis político-militar
desencadenada el miércoles con la dimisión del ministro de Defensa y 17 generales, en
una declaración más voluntarista que creíble, y concesiones aún no divulgadas, acomete
una nueva convivencia con las Fuerzas Armadas y la continuación del proceso de paz desde
una posición más frágil. El motivo es que la protesta castrense contra una prórroga
indefinida de la desmilitarización de 42.000 kilómetros cuadrados, aprobada en noviembre
para negociar con las Fuerzas Armadas de Colombia, casi tuvo carácter general aunque las
peticiones de pase a retiro tuvieran carácter selectivo, y en definitiva fueron
rechazadas por el presidente. “Quiero reiterar mi confianza a la cúpula
militar”, declaró Pastrana, en la peor crisis de sus nueve meses de mandato, al
término de una larga reunión con los jefes militares que permanecen en sus puestos. No
precisó si ha habido alguna modificación en la decisión de prorrogar la permanencia de
las FARC, como administradores, de la zona desalojada por las tropas. “Ellos (las
Fuerzas Armadas) continuarán prestando su servicio patriótico a la nación”,
agregó durante una conferencia de prensa en la que descartó una renuncia masiva de la
cadena de mando. El ministro de Defensa Rodrigo Lloreda dimitió el miércoles, y 17
generales, de los 30 en activo, además de 14 coroneles y un número indeterminado de
oficiales, se solidarizaron con él mediante su solicitud de pase a retiro. Todo en
protesta por las concesiones a los rebeldes. Las palabras del general Fernando Tapias,
comandante del Ejército, ministro de Defensa interino, muestran el tono cortante de la
reunión entre el generalato y el gobernante colombiano más comprometido con el proceso
de paz: “Después de un franco intercambio de opiniones con el presidente Pastrana,
se ha reiterado el respaldo a su gestión y su compromiso con la Constitución”. No
se descarta que los jefes y oficiales que han pedido el retiro, molestos también por las
sanciones impuestas a dos generales acusados de complicidad con los paramilitares,
reconsideren su postura si de la reunión entre el presidente y los generales surge el
compromiso de un mayor endurecimiento en las conversaciones del Estado con los delegados
de Manuel Marulanda ‘Tirofijo’. El presidente insistió en que mantendrá hasta
el final de su mandato, el 7 de agosto del año 2002, la actual política de paz,
respetuoso de la Constitución y la ley, por otra parte siempre sujetas a interpretación.
Las razones de Lloreda, que son las de los militares, fueron contundentes: “Lo que no
me parece bien es lo que está sucediendo en la zona de distensión, donde hay abusos
reiterativos contra la población civil, pues el grupo armado que está allí presente se
ha dedicado a construir sus efectivos militares y a prepararse, quizá, más para la
guerra que para la paz”.
Pinochet nopara de perder
El ex dictador chileno
Augusto Pinochet perdió ayer una importante batalla en su lucha contra la extradición a
España. Un juez del Tribunal Superior de Gran Bretaña rechazó una apelación contra la
decisión de permitir el proceso de extradición del general, diciendo que sólo
demoraría el caso innecesariamente. El veredicto contra Pinochet significa que la fecha
para el inicio de los procedimientos podría fijarse tan pronto como la semana próxima.
Pinochet fue arrestado en Londres el 16 de octubre a petición de la justicia española,
que quiere juzgarlo bajo cargos de asesinato y tortura durante la férrea dictadura
militar que implantó en Chile de 1973 a 1990.
El presidente colombiano
Andrés Pastrana, pese a haber dado por conjurada la crisis político-militar
desencadenada el miércoles con la dimisión del ministro de Defensa y 17 generales, en
una declaración más voluntarista que creíble, y concesiones aún no divulgadas, acomete
una nueva convivencia con las Fuerzas Armadas y la continuación del proceso de paz desde
una posición más frágil. El motivo es que la protesta castrense contra una prórroga
indefinida de la desmilitarización de 42.000 kilómetros cuadrados, aprobada en noviembre
para negociar con las Fuerzas Armadas de Colombia, casi tuvo carácter general aunque las
peticiones de pase a retiro tuvieran carácter selectivo, y en definitiva fueron
rechazadas por el presidente. “Quiero reiterar mi confianza a la cúpula
militar”, declaró Pastrana, en la peor crisis de sus nueve meses de mandato, al
término de una larga reunión con los jefes militares que permanecen en sus puestos. No
precisó si ha habido alguna modificación en la decisión de prorrogar la permanencia de
las FARC, como administradores, de la zona desalojada por las tropas. “Ellos (las
Fuerzas Armadas) continuarán prestando su servicio patriótico a la nación”,
agregó durante una conferencia de prensa en la que descartó una renuncia masiva de la
cadena de mando. El ministro de Defensa Rodrigo Lloreda dimitió el miércoles, y 17
generales, de los 30 en activo, además de 14 coroneles y un número indeterminado de
oficiales, se solidarizaron con él mediante su solicitud de pase a retiro. Todo en
protesta por las concesiones a los rebeldes. Las palabras del general Fernando Tapias,
comandante del Ejército, ministro de Defensa interino, muestran el tono cortante de la
reunión entre el generalato y el gobernante colombiano más comprometido con el proceso
de paz: “Después de un franco intercambio de opiniones con el presidente Pastrana,
se ha reiterado el respaldo a su gestión y su compromiso con la Constitución”. No
se descarta que los jefes y oficiales que han pedido el retiro, molestos también por las
sanciones impuestas a dos generales acusados de complicidad con los paramilitares,
reconsideren su postura si de la reunión entre el presidente y los generales surge el
compromiso de un mayor endurecimiento en las conversaciones del Estado con los delegados
de Manuel Marulanda ‘Tirofijo’. El presidente insistió en que mantendrá hasta
el final de su mandato, el 7 de agosto del año 2002, la actual política de paz,
respetuoso de la Constitución y la ley, por otra parte siempre sujetas a interpretación.
Las razones de Lloreda, que son las de los militares, fueron contundentes: “Lo que no
me parece bien es lo que está sucediendo en la zona de distensión, donde hay abusos
reiterativos contra la población civil, pues el grupo armado que está allí presente se
ha dedicado a construir sus efectivos militares y a prepararse, quizá, más para la
guerra que para la paz”.