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Por Carlos Stroker La noche del miércoles fue muy dura para Ramón Díaz. No sólo porque River quedó eliminado de la Copa Libertadores, sino por la situación interna que debe vivir en el club y frente a los jugadores del plantel. Fue por eso que ayer, ya en Buenos Aires, habría tomado la decisión de dar un paso al costado el mes que viene, seis meses antes de que finalice su contrato. Algunas versiones también hablaban de una renuncia cuando David Pintado regrese a Italia, adonde viajó a vender jugadores. Si se va en junio, el riojano se llevará varios futbolistas, ya que muchos de ellos sobre todo los que solicitó durante su gestión serían transferidos. Claro que ya hay dirigentes que desean su despido inmediato, una determinación cara ya que habría que pagarle las correspondientes indemnizaciones a él y al resto del cuerpo técnico, una cifra que ascendería a más de 2 millones de dólares, en momentos en que el club atraviesa una crisis económica importante, pues su pasivo supera los 30 millones de dólares. Mientras tanto, Pintado y Alfredo Dávicce, ambos en Italia, se reunieron ayer con los dirigentes del Parma y hablaron con las autoridades del Torino para iniciar las negociaciones por las ventas de Pablo Aimar, Marcelo Gallardo y Leonardo Astrada. Dávicce dijo, a última hora de ayer, que la transferencia de Aimar al Parma está descartada, a causa de diferencias económicas, y aseguró que el regreso de Ariel Ortega es imposible por el momento. Por primera vez desde que asumió como entrenador, Díaz no habló con la prensa después de la finalización del partido. Su costumbre se quebró, pero esa determinación tiene que ver con su delicada situación en River. En realidad, Díaz le ganó una apuesta a un dirigente que no creyó que el equipo llegaría a las semifinales de la Libertadores pero, en el viaje, algunos integrantes de la Comisión Directiva se quejaron por la actitud del equipo ante el Palmeiras. Díaz le había solicitado a Pintado una reunión, que el presidente del club agendó para su regreso de Europa. El técnico deseaba hacerla en Brasil, quizá previendo una caída ante los brasileños. Díaz nunca tuvo buena relación con los históricos del equipo, como Berti, Hernán Díaz, Leo Astrada, Germán Burgos y Juan Pablo Sorín y ante lo sucedido en los últimos días, su posición se debilitó. Ahora sólo le queda pelear por el certamen local. Claro que Boca le lleva seis puntos y será muy difícil que el conjunto de Carlos Bianchi se caiga. En caso de que eso suceda, le queda pelear por la segunda colocación y jugar un partido ante Gimnasia y Esgrima de La Plata por un lugar en la Copa Libertadores del 2000. Con un panorama difícil, el riojano ya habría decidido dar un paso al costado en junio y ayer en el Monumental, ante las versiones sobre su alejamiento, comenzaron las charlas para determinar quién podría ser el sucesor. Se le habría pedido a Américo Gallego quien está dialogando con los directivos del Betis de España que no arreglara nada todavía porque es un buen candidato para ir al banco. Los oficialistas disidentes Ricardo Grosso y César Traversone son los impulsores de su designación, mientras que algunos allegados a Mario Israel integrante de la Comisión de Fútbol ven con buenos ojos la designación de Norberto Alonso hasta fin de año y en diciembre sumar a Juan José López a la conducción. A medida que pasan los minutos, los candidatos a reemplazar a Ramón Díaz se van sumando. Si no toma una decisión antes, cuando regresen los dirigentes de Italia, Díaz se enterará de la posición de Pintado y Dávicce.
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