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“Después de Stroessner, el teatro perdió protagonismo en Paraguay”

En la Muestra del Mercosur, que se desarrolla en Uruguay, el teatrista José Luis Ardissone analizó el nuevo panorama cultural de su país.

A falta de una obra teatral, Paraguay presentó un film digital.
“De paso por la vida” adapta la obra “Caserón de añejos tiempos”.

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Por Hilda Cabrera Desde Montevideo

t.gif (862 bytes) Paraguay es el único de los cuatro países del Mercosur que no está representado por un elenco en vivo en la primera Muestra de Teatro que, organizada por la Asociación de Críticos del Uruguay, se viene realizando en la ciudad de Montevideo y finaliza el domingo. Para sustituir la falta, se ofreció un film paraguayo, dirigido por Carlos Banegas y realizado con técnicas digitales, De paso por la vida, que es a su vez una versión para televisión de Caserón de añejos tiempos, una pieza teatral del también paraguayo José Luis Ardissone. El autor acompañó personalmente la exhibición, y viajará a Buenos Aires para presentar, el martes 1º de junio en el Teatro Nacional Cervantes, un libro de su autoría sobre el Arlequín Teatro. Sobre este espacio, fundado en 1982 por Ardissone en Asunción, circulan innumerables anécdotas. Una de ellas fue recogida por el escritor Eduardo Galeano en una nota de contratapa de Página/12. El escritor uruguayo se refirió allí muy brevemente a la amenaza de clausura del teatro, en tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner. “Sucedió en 1984. Habíamos puesto en escena Las Troyanas, de Eurípides, en versión de Jean Paul Sartre. La policía rodeó el teatro. La orden era clausurarlo porque se estaba representando la obra de un comunista”, recuerda Ardissone.
De paso ..., premiada como mejor película extranjera en varios festivales internacionales de la especialidad (entre otros, el de Oklahoma, Estados Unidos), es una sentida y potente recreación sobre la puesta en escena de la pieza que Ardissone creó en base a la vida y obra del poeta paraguayo Alejandro Guanes. “Fuera de este trabajo, el teatro –precisa este autor y también actor– está pasando por un mal momento. A pesar de que fue parte de la historia del Paraguay, porque los jesuitas lo utilizaban para catequizar a los indígenas, cuesta mucho mantenerlo. Todavía tenemos la adhesión de una clase media, cada día más empobrecida económicamente.”
–¿Hay alguna relación entre política y teatro?
–Sí, y en ambos sentidos. Nosotros fundamos Arlequín Teatro durante la dictadura de Stroessner, que cayó en 1989, después de 35 años de poder. Durante esa época, quizá la de mayor represión, el teatro tuvo mucho público. Poníamos aquellas obras del teatro clásico universal que, de alguna manera, se referían a la historia que estábamos viviendo. El público encontraba en el escenario lo que no hallaba en la calle. Cuando cae Stroessner y se inicia un período de mayor libertad política, se produce también un avance de la televisión. El teatro empieza entonces a perder protagonismo. Nosotros tampoco supimos encontrar un lenguaje apropiado al momento.
–¿Con qué tipo de público cuentan en este momento?
–Desde hace unos años nuestra preocupación son los más jóvenes. Logramos un subsidio para un proyecto que facilita la asistencia de los estudiantes de escuelas públicas a las salas. El año pasado presentamos una obra teatral de Augusto Roa Bastos, La tierra sin mal, referida a un capítulo de nuestra historia, el de la expulsión de los jesuitas. También Roa Bastos está realizando con mucho suceso talleres de escritura para los más jóvenes, y no solamente en Asunción. A pesar de su delicada salud, viaja al interior. Cuando algo le gusta se olvida de sus nanas y encuentra tiempo y fuerzas. Ahora, por ejemplo, se ha empeñado en crear un partido político femenino.
–¿Qué opina de la actual coyuntura política paraguaya?
–Paraguay acaba de pasar por un momento muy terrible. Un anticipo de esa tragedia era el protagonismo que había empezado a tomar Lino Oviedo con su proyecto mesiánico y sus actitudes fascistas. Pero de esta tragedia sacamos algo positivo: la reacción del pueblo durante los sucesos de marzo de este año. Creo que después de la revolución comunera del siglo XVIII, que fue el primer grito de rebelión de América contra los españoles, éstaes la segunda vez que el pueblo paraguayo se levanta. Porque éste es un pueblo que, dentro de casa, ha sido siempre muy sumiso. Este es un cambio importante, que esperamos sepan acompañar los políticos, porque el peligro sigue latente. Oviedo tiene recursos incalculables. Por eso nos sentimos doloridos ante la actitud de los gobiernos hermanos del Mercosur. Todos recibieron a los culpables de esta tragedia. No tenemos la seguridad de que esa gente, estando en Paraguay, sea debidamente juzgada y encarcelada, pero por lo menos se podría haber hecho el intento.

 

Serrat, de regreso

El cantante catalán Joan Manuel Serrat arribó ayer al país para realizar una gira de shows en el interior y en la Capital Federal. Serrat se manifestó muy satisfecho por su llegada a la Argentina y bromeó respecto a los motivos de su gira: “No vine a presentar Sombras de la China, ya lo hice el año pasado, vine a reencontrarme con mis cosas, sencillas y cotidianas”. El cantautor realizará seis presentaciones en el Teatro Gran Rex, varios shows en el interior, luego un concierto en Chile y después regresará a Barcelona, su ciudad natal. Otro motivo de alegría del catalán es que durante su estadía en la Argentina, Boca Juniors, el club argentino del que es hincha, puede consagrarse bicampeón argentino. “Vine a festejar el bicampeonato de Boca, pero también el del Barsa (por Barcelona), que se coronó campeón español”, dijo. Respecto de la distinción Doctor Honoris Causa que le va a conceder la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén), Serrat dijo que “es un gran honor”. Consultado sobre la guerra en Yugoslavia, manifestó: “No creo que ninguna guerra haya promocionado nunca la paz. Ninguna guerra ha traído nunca, que yo sepa, la paz. La paz la traen los hombres con esa capacidad, que se les supone con esa racionalidad, con esa posibilidad de entenderse”.

 

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