Si no hay justicia, hay escrache, decía un cartel. Otro decía: No fue una guerra, ustedes son unos asesinos. Las dos consignas acompañaban el escrache que los rosarinos realizaron ayer en el Segundo Cuerpo de Ejército contra el comandante Eduardo Cabanillas, acusado por Juan Gelman por el robo de su nieto en 1976. Se encontraron con un llamativo cerco de seguridad compuesto por 50 mujeres policías, vallas y el apagón del alumbrado público. También con una ausencia: ayer a la tarde Cabanillas comparecía en Buenos Aires ante el Tribunal de Honor del Ejército.
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