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Por Mariana Carbajal Los legisladores de la ciudad de Buenos Aires se pusieron ayer el guardapolvo blanco. O mejor dicho, 60 alumnos de sexto y séptimo grado de dos escuelas primarias de los barrios de Flores y Villa del Parque se sentaron en sus bancas y simularon ser diputados por un par de horas. Aunque bebieron jugo de naranjas en lugar de café, y sus voces sonaron demasiado agudas para lo que está acostumbrado el recinto, los chicos dejaron asentada en la versión taquigráfica de la sesión los temas que hoy preocupan a los porteños: la inseguridad, los accidentes de tránsito y la falta de espacios verdes. Como solución, propusieron más policía y mayor iluminación en las calles, semáforos en todas las esquinas y convertir los baldíos en parques o plazas. La sesión comenzó a las 14.09 bajo la presidencia del diputado Aníbal Ibarra, vicepresidente del cuerpo, en el marco del Programa La Legislatura y la Escuela. Los chicos de los colegios municipales nº 7 y nº 10 del distrito escolar 12, inauguraron el ciclo con 15 proyectos por bancada. Según precisó Ibarra, la versión taquigráfica de la sesión será distribuida entre los verdaderos legisladores porteños, quienes podrán inspirarse en las iniciativas de los pequeños para elaborar sus proyectos. Los pedidos de semáforos y luminarias, en tanto, serán elevados directamente al Ejecutivo porteño. Ya se inscribieron unas 30 escuelas más para repetir la experiencia. La idea es que los chicos participen y se comprometan, comentó Olga Casanova, secretaria de la escuela nº 7. Antes de llegar al recinto, los alumnos relevaron los problemas de sus vecindarios. El primer proyecto fue un pedido de iluminación y seguridad en las calles. María, de la nº 7, solicitó la palabra y fundamentó la iniciativa: La falta de iluminación provoca inseguridad y favorece los robos. Consideramos necesaria la colocación de 3 luminarias por cuadra y guardia policial cada dos cuadras en Villa del Parque. Ibarra preguntó si otros legisladores querían opinar. Pero el silencio primó entre las bancas. Sería la última vez: a medida que pasaron los minutos, los chicos fueron tomando confianza y no hubo cómo pararlos. Al promediar la sesión que se extendió hasta las 16, la mayoría de las manos permanecían levantadas esperando un turno para hablar. Dejaron el machete de lado y se explayaron con espontaneidad. Y el problema de la inseguridad volvió a surgir insistentemente. La gente no sabe qué hacer para salir a la calle y muchos andan armados porque tienen miedo advirtió uno de los chicos. La esquina de mi casa no está iluminada y en la última semana hubo tres robos apuntó otro. Ahora, para robarte la bicicleta te matan señaló una niña. También por unas zapatillas te pueden matar completo otro varón. Cuando los asaltos quedaron atrás, los chicos de la nº 10 reclamaron un espacio verde para su escuela y propusieron transformar en un anfiteatro una fuente ubicada en Camarones y Chivilcoy. Después fue el turno de los semáforos. Empezaron pidiéndolos en algunas calles de sus barrios donde se producen accidentes de tránsito y terminaron reclamando uno para cada esquina de la ciudad. No sólo semáforos, también habría que poner lomos de burro sugirió Sara. Pero entonces, que pongan carteles anunciando los lomos de burro porque los autos se los tragan y es peor opinó Guillermo. También reclamaron asfalto para algunas calles, la reparación de baches y la construcción de bicisendas. Pido seguridad en las bicisendas porque como somos chiquitos los ladrones nos pueden empujar y robarnos las bicis sin necesidad de armas -alertó Verónica.
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