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Por Washington Uranga Es mi deseo que una vida civil en libertad, justa, participativa y armoniosa, manifieste la hidalguía y la riqueza espiritual del pueblo, dijo Juan Carlos Maccarone al asumir su cargo como nuevo obispo de Santiago del Estero, en un acto religioso al que asistió el gobernador de la provincia Carlos Juárez, una veintena de obispos encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal, Estanislado Karlic, el cardenal Raúl Francisco Primatesta y el nuncio apostólico Ubaldo Calabresi, y en el que estuvieron también la diputada y candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, Graciela Fernández Meijide y el secretario de Culto de la Nación, Juan José Laprovita. Maccarone sucede en el cargo a Gerardo Sueldo, fallecido en un accidente automovilístico el año pasado. La toma de posesión de Maccarone concentró en Santiago del Estero no sólo las miradas eclesiásticas sino también las políticas por la dura disputa que Sueldo mantuvo con el gobernador santiagueño. A lo anterior se suma la personalidad política del nuevo obispo, uno de los hombres de la Iglesia con mayor referencia entre los dirigentes políticos nacionales. Fernando de la Rúa y Carlos Alvarez, de gira política por el norte, habían prometido su asistencia al acto, pero finalmente desistieron de hacerlo. Aunque oficialmente se argumentó problemas de agenda los candidatos habrían desistido de viajar a Santiago debido a graves diferencias que existen entre los integrantes de la Alianza santiagueña. El candidato presidencial de la Alianza envió una nota a Maccarone para desearle éxito en su gestión pastoral. Ante una multitud de fieles que colmó la plaza Libertad situada frente a la catedral, Juárez y el intendente de la ciudad capital, Mario Bonacina, dieron a Maccarone una bienvenida que se limitó a lo estrictamente protocolar. La disputa pública entre Sueldo y Juárez fue subiendo de tono a lo largo de toda la gestión del obispo fallecido, fundamentalmente porque el prelado cuestionaba aspectos éticos de la gestión del gobernador peronista. Sueldo desató la ira de Juárez no sólo por las críticas que le dirigió en forma directa, sino porque en muchas ocasiones se convirtió en vocero de las demandas de grupos sociales que manifestaban contra la acción de gobierno y les dio acogida en la propia Iglesia. Maccarone, un hombre a quién se le reconoce gran capacidad política, entró con pie de plomo en Santiago del Estero, e invitó expresamente a Juárez a su asunción. El gobernador, que había enviado una carta personal a Maccarone felicitándolo por su designación, apenas confirmó su asistencia al acto un día antes de la asunción. Además de Karlic y Primatesta, estuvieron en Santiago del Estero el secretario general de la Conferencia Episcopal, José Luis Mollaghan, y los obispos Emilio Bianchi, José María Arancedo, Marcelo Palentini, Pedro Olmedo, Luis Stockler y el obispo anglicano Humberto Axt, entre otros. En su homilía Maccarone aludió a la justicia largamente esperada (...) que hiere la dignidad en tantas formas y que ha sido reclamada por los obispos argentinos y dijo que la dignidad y la justicia respetadas en cada hombre constituyen la alegría y el compromiso de Dios mismo.
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