Por Fernando Almirón Desde Mar del Plata
Con la convocatoria a
paros y movilizaciones que concretarán el 6 de julio, concluyó ayer el segundo congreso
de delegados de la CTA, que sesionó durante dos días en el estadio cerrado del
Polideportivo de Mar del Plata. Ante unos 8000 asistentes, entre congresales e invitados
especiales agotados después de 48 horas de permanentes deliberaciones, Juan
Carlos Camaño, integrante de la mesa de conducción de la central obrera, sentado junto a
su secretario general, Víctor De Gennaro, leyó la declaración final del encuentro. El
texto propone, entre otros puntos, luchar por una nueva sociedad convirtiendo la central
en una organización de masas, trascender lo corporativo para fortalecer alianzas con
todos los sectores y dividir el territorio político nacional entre aquellos que están a
favor del modelo y los que se oponen a él. Para que quede claro, se votó por unanimidad
rechazar las demandas de pago de la deuda externa y propuso la creación de un plan de
lucha ante la brutal ofensiva del capital contra el trabajo.
En la tarde de ayer, mientras afuera del estadio arreciaba una inesperada lluvia que
arruinó el festival nocturno al aire libre con que se esperaba cerrar el multitudinario
encuentro de la Central de los Trabajadores Argentinos, adentro envueltos en una
nube de humo de cigarrillos los dirigentes de la CTA tampoco lograron poner la
música esperada por los oídos de buena parte de los delegados como broche del plenario.
Mientras muchos esperaban una convocatoria al paro general con movilización, la mesa de
dirección de la CTA optó por un prudente llamado a paros y movilizaciones sin más
especificación para el 6 de julio, cuando se cumplan cuatro años de la Marcha Federal.
No podemos salir con una propuesta tan arriesgada sin antes consultarlo con otras
organizaciones obreras y sociales, argumentaron en cercanías del escenario. El
anuncio fue festejado con la misma prudencia.
Por el contrario, minutos antes se había sentido que los parches habían llegado al fondo
de los bombos acompañando los aplausos que remataron cada una de las conclusiones y
propuestas presentadas por las diferentes comisiones elaboradas entre el viernes y el
sábado. Fueron las que preludiaron la denominada Declaración de Mar del Plata, en la que
se fijó la estrategia de la Central para los próximos doce meses.
Afirmar dice el documento nuestro crecimiento organizativo y político
en todo el territorio. Crear desde la lucha y la movilización mejores condiciones para
enfrentar la lógica dominante del capitalismo que compromete el futuro de la humanidad
extendiendo la miseria, el hambre y la desocupación. Después agrega: Debemos
exigirnos un salto de calidad en la lucha política, constituirnos en una organización de
masas y hacer visibles nuestras ideas.
Como segundo punto considerado vital para el futuro de la organización, se
menciona trascender lo corporativo para ensanchar y fortalecer las alianzas
sindicales, políticas y sociales. En cuanto a las especulaciones que existen en
torno de la independencia partidaria de la central, el documento asegura que no
podrán utilizar nuestra fuerza como moneda de canje con el poder económico y ni con los
gobiernos de turno.
Por último, la CTA afirma: La brutal ofensiva del capital contra el trabajo no
exige una contraofensiva que involucre a la mayoría de la sociedad en la lucha por el
pleno empleo y la abolición del trabajo y el salario basura. En la Argentina sobra
trabajo, lo que falta es empleo.
TRABAJADORES DE TODO EL PAIS LLENARON EL
ESTADIO EN MAR DEL PLATA
Los que estaban mal y ahora están peor
Por F.A.
El Congreso de la CTA
convocó a gente de todas las regiones del país y de todos los sectores del trabajo.
Algunos recorrieron más de 4 mil kilómetros para estar. Algunos son éstos, que cuentan
sus historias:
Alberto
Portugal. Mameluco azul, robusto, morocho, manos como maza y casco bordó cubriéndole la
cabeza con el típico farolito minero. Viajó durante dos días junto a Silvio Tecay y
Juan Alvarez desde Río Turbio, Santa Cruz, para asistir al congreso de la CTA. La
vida en la mina era otra cosa cuando la empresa le pertenecía al Estado. Teníamos todos
los elementos necesarios para trabajar en el interior como en el exterior del yacimiento.
Desde hace cinco años la explota una concesión privada, que no sólo se llevó toda la
maquinaria buena que teníamos en superficie, sino que tampoco invirtió ni un solo peso
en lo que es la mina en sí misma, cuando el Estado nacional les pone 22 millones de pesos
anuales en subsidios a lo que se le tiene que agregar la ganancia que ellos tienen por el
carbón y la explotación del puerto en Río Gallegos. Ahora se abandonó la seguridad de
minas, para que la gente no se accidente, porque el Estado consideraba que la seguridad
era una inversión. Pero desde que está este concesionario ya tenemos cuatro muertos.
Cuando tomamos la mina como medida de protesta, la empresa apagó el sistema de
ventilación dejando sin aire a los hombres que estábamos a una profundidad de 700 metros
y en el fondo de un túnel de 6700 metros de longitud. Pese a que el juez los intimó a
subir la palanca, la empresa no obedeció. Así están las cosas ahora.
Ana Celentano.
Pelo corto, a la moda; bonita. Cuando me recibí de actriz me di cuenta de que no
iba a ser fácil conseguir trabajo y vivir de lo que había estudiado. Entonces me gané
la vida haciendo encuestas, de moza, de vendedora, de soldadora en un taller de acrílicos
... Siempre en negro, con contratos de aprendizaje o pagos, pero los del tipo basura.
Recién a los 26 años, cuando ingresé a una empresa de correos tuve mi primer trabajo en
blanco. Un día, mientras estaba en una sucursal del correo, veo entrar a Eliseo Subiela,
con quien ya había hecho un casting, y me escondí. Me dio mucha vergüenza estar ahí
después de haber defendido durante muchos años mi condición de actriz, el destino que
había elegido para mi vida. Me incorporé a la CTA en el 91, donde ahora integro la
Comisión de Cultura, porque así como yo, el 80 por ciento de los actores está sin
trabajo, y los que están contratados, de todas maneras no tienen estabilidad, y
necesitamos de alguien que nos defienda. Es muy desgarrador no poder vivir de tu
profesión.
Julio
Villalobos. Piel curtida, anteojos medio chingados, abrazado a uno de sus hijos que no
dejó de acariciar a su padre mientras hablaba. Integra la Federación Tierras y Vivienda
de la CTA. En el año 82 llevamos adelante la primera toma de tierras de
Latinoamérica. Fue algo espontáneo, sin participación política. Eramos 40 familias sin
casa y salimos a buscar un gran baldío donde levantar nuestras casas, con el único apoyo
de la Iglesia. Ahora en ese lugar viven más de 3500 familias. Es un barrio con todos los
servicios donde antes había una aguada. Ahora yo soy integrante de las mesas
coordinadoras desde donde impulsamos, hace ya diez años, el primer comedor para gente del
lugar y después una guardería infantil. Porque ahora son las mujeres las que salen a
trabajar, y alguien tiene que cuidar los chicos. A los míos los cuido yo, porque como ya
tengo 52 años nadie me da trabajo. Tengo cuatro hijos propios y uno adoptado, al que
nadie lo quería porque era discapacitado.
Por los pasillos del Polideportivo |
Viandas. Los ocho mil asistentes no debieron preocuparse por la comida, ni
abandonar su butacas, en las que estuvieron clavados doce horas diarias durante las dos
jornadas. Una bolsita con dos manzanas y agua mineral a media mañana, una caja con un
sandwich de milanesa y una gaseosa al mediodía fueron puntillosamente repartidos a
horario.
Avioncitos. Muchos de los congresales fueron acompañados por sus hijos. Si bien se
habilitó una guardería, los chicos tenían otra idea de diversión: aprovechar la
abrumadora cantidad de volantes que se repartían para armar con ellos avioncitos de papel
que arrojaban desde las alturas de las tribunas. Algunos se clavaron sobre el escenario
sin inmutar a los oradores.
Mate. En el sector de servicios del estadio cubierto del Polideportivo de Mar del
Plata
había dos grandes colas. Una para llenar con agua caliente los termos para el mate, que
circuló sin interrupción en todas las
tribunas. La otra: en la puerta de los baños,
claro.
Moda retro. Los setenta no sólo estuvieron presentes en las deliberaciones de los
delegados: los atuendos también fueron un parte importantes de homenaje al Cordobazo,
bajo cuya evocación se llevó a cabo el congreso.
Barbas y pelos muy largos, abrigos peruanos, mochilas tejidas, ponchos colorados y, como
si fuera poco, boinas con estrella roja de cinco puntas, como la del Che Guevara. |
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