|
El síndrome OTAN parece haber contagiado a los hostiles y nucleares vecinos asiáticos. India dio ayer luz verde al diálogo con Pakistán, pero aseguró que continuará sin tregua con los ataques aéreos en la zona de Cachemira. Nueva Delhi afirma que está combatiendo desde el miércoles pasado a infiltrados respaldados por Islamabad, que controlan territorio en el lado indio de la franja de patrullaje de Cachemira, una zona disputada por las más nuevas potencias nucleares sobre la que se cierne la sombra de otra guerra. En esta nueva escalada militar, India perdió en los últimos días dos aviones Mig y un helicóptero de ataque, al ser alcanzados por misiles lanzados por Pakistán. Hoy también se están llevando a cabo ataques aéreos confirmó el capitán de escuadrón de la Fuerza Aérea india, Subash Bhojwani, los ataques continúan y continuarán. La ofensiva militar india siguió ayer incluso después de la conversación telefónica que mantuvieron el viernes los jefes de gobierno de los dos países para intentar acordar el fin de las hostilidades. En un asombroso parecido con la estrategia de los aliados atlantistas en Yugoslavia, India decidió combinar palabras y bombas para enfrentar el clima de guerra que mantiene con su vecino enemigo Pakistán. Con una ofensiva terrestre respaldada por las fuerzas aéreas, India atacó ayer, por cuarto día consecutivo, a un grupo de infiltrados en las montañas de la parte india de Cachemira, a los que calificó como guerrilleros apoyados por Islamabad. Nueva Delhi culpa al ejército paquistaní de haber enviado 500 mercenarios y más de 100 soldados a la parte india de la región para ocupar posiciones de importancia estratégica en el conflicto territorial que los enfrenta desde 1947. Hemos recapturado una porción sustancial de aquellas áreas a las que habían entrado los infiltrados, aseguraron fuentes militares indias. El gobierno indio aseguró ayer que la campaña aérea que comenzó el miércoles iba a continuar para eliminar a los infiltrados en el valle de Cachemira, y advirtió que puso en estado de alerta a sus tropas en la frontera con Pakistán para no correr riesgos. Un portavoz militar indio, el teniente J.J. Singh, hizo público el hallazgo de un intruso muerto durante lasacciones militares indias contra la guerrilla, y aseguró que sus documentos probarían sin lugar a dudas que el ejército paquistaní respalda las infiltraciones. El portavoz expuso la cifra de 300 guerrilleros muertos como el saldo de la ofensiva india. Islamabad que derribó el jueves dos aviones indios Mig-21 y Mig-27, y un helicóptero de ataque entregó ayer el cuerpo de un piloto indio que murió cuando su avión fue derribado mientras sobrevolaba el territorio pakistaní, mientras el piloto del otro avión está retenido en Islamabad como prisionero de guerra. India asegura que sus operaciones se realizan dentro de su territorio y rechaza las acusaciones de haber violado el espacio aéreo de su vecino, una situación que Pakistán aseguró que no toleraría. Vamos a discutir, pero no hay condiciones previas, concedió a medias el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, ante la propuesta de su contraparte paquistaní, Nawaz Sharif, de iniciar conversaciones para evitar que la situación en la región derive hacia una dirección peligrosa. El diálogo telefónico entre Sharif y Vajpayee que se realizó el viernes a través de una hot line construida para evitar episodios de alto riesgo como éste, marca el primer intento diplomático por bajar la temperatura en la frontera disputada en los Himalayas. Vajpayee aceptó la oferta que le extendió el premier paquistaní de enviar a su ministro de Relaciones Exteriores para impedir una escalada en el conflicto. Las autoridades paquistaníes esperan ahora una respuesta india a su propuesta de diálogo. Hice un llamamiento por un urgente acuerdo por la disputa en Cachemira explicó Sharif. Le dije a Vajpayee que deberíamos sentarnos a la mesa de negociaciones para resolver el tema. En principio India se mostró dispuesta a negociar, pero condicionó la suerte de la diplomacia a la expulsión de los infiltrados. Permítanme asegurarles que de forma lenta pero segura derrotaremos a los intrusos en esta situación cercana a la guerra, advirtió el general indio Hari Mohan Khanna, comandante del Ejército indio del norte. El militar afirmó que su país enfrenta no sólo a guerrilleros sino también a soldados paquistaníes apoyados por mercenarios talibanes extremadamente bien entrenados. La intensificación del enfrentamiento entre las dos potencias nucleares calificada por observadores de la ONU como muy alarmante, genera una gran preocupación en la comunidad internacional por el escenario que adelanta en la región. La escalada militar entre los países vecinos amenaza con desencadenar un hito tristemente célebre: la primer guerra nuclear de la historia.
TRAS LA PARTICION, UN ESTADO DE GUERRA
PERMANENTE El País de Madrid
|