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Por Felipe Yapur El gobernador Antonio Domingo Bussi está preocupado por su hijo Ricardo. El próximo domingo el vástago compite en Tucumán por el cargo que hoy ostenta el anciano general y ante la anunciada polarización de los comicios el ex dictador denunció que puede haber fraude. Mientras Bussi habla, se multiplican las encuestas que coinciden en señalar que la nepotista variante de reelección se concretará y el joven abogado nacido en los Estados Unidos será el gobernador del nuevo milenio. De todas formas, ni el peronismo ni la Alianza pierden sus esperanzas de poder eyectar al bussismo del poder. Sólo diez puntos separan a Bussi hijo de sus contrincantes, quienes requieren de la presencia de sus referentes nacionales para el intento de arañar una suma de votos que les permita concretar el triunfo. Pero Bussi no se conformó con anunciar la participación de una mano negra durante el escrutinio. Dijo además, y avivando un poco más el fuego, que si cualquiera de las otras expresiones políticas triunfa, esa misma noche van a tocar a degüello y no quedará un solo republicano. El ex dictador eligió anunciar la probable caza de brujas de sus seguidores enConcepción, la segunda ciudad de Tucumán, y desde donde funcionó uno de los centros operativos del nefasto Operativo Independencia en 1975. Todo un mensaje que respondió el actual concejal radical, José Ascárate, quien aseguró a este diario que seguramente Bussi hace esta referencia debido a su cruel experiencia de 1976. El simple análisis de los datos que ofrecen las consultoras muestra una clara polarización. Por estos días en Tucumán se conocieron varios sondeos de opinión. La semana pasada Enrique Zuleta Pucerio se animó a decir que la Alianza puede llegar a arrebatarle el poder a Fuerza Republicana por estar a sólo dos puntos. Las demás no dicen lo mismo. Mario Nahuz, gerente regional de Julio Aurelio, jura que el bussismo obtiene el 39,6 por ciento de las preferencias, contra el 30,6 por ciento del candidato justicialista, Julio Miranda. En tanto, trascendió que la consultora Mora y Araujo determinó que Bussi obtiene el 34 por ciento, la Alianza el 26 y el PJ el 25 por ciento de las preferencias. Obviamente que la compulsa de Zuleta Puceiro provocó la lógica alegría de los aliancistas, que llevó a la fórmula presidencial que integran Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez a visitar dos veces la provincia en poco menos de una semana para apoyar al candidato local, el ex diputado Rodolfo Campero. En tanto, el justicialismo vernáculo asegura que tiene en sus manos una encuesta de Hugo Haime que los da a sólo cuatro puntos de Fuerza Republicana. Con esta versión, el propio Miranda se reunió con Eduardo Duhalde para pedirle el apoyo explícito del binomio justicialista. Eso sí, esta compulsa de preferencias nunca fue mostrada en Tucumán y tampoco al gobernador bonaerense. Pero fuentes peronistas tucumanas, distanciadas del mirandismo, señalaron que la diferencia en realidad era de diez puntos y que por estos días se está realizando otra encuesta. A esta diversidad de porcentajes que benefician a uno y a otro partido opositor, que pone un poco nervioso a Bussi, se suma un dato que no puede ser dejado de lado. La presidencia de la junta electoral de la provincia recayó en el actual titular de la Suprema Corte de Justicia local, el ultraorteguista Alfredo Carlos Dato. En las filas del bussismo ya existen rumores sobre la intención de jugar a favor de Miranda por parte de Dato. Estos mismos desesperados seguidores del militar sostienen que en una elección reñida dar vuelta algunas urnas es mucho más fácil que cuando uno de los candidatos es netamente superior. Es bueno recordar que Miranda es justamente un candidato que proviene de las filas del actual precandidato presidencial del PJ, Ramón Ortega. El senador tucumano fue quien justamente tildó de mentirosa la encuesta de Zuleta, al considerar que la encuestadora trabaja para la UCR y sólo se trata de una picardía. Ante esto Bussi se da valor jurando que sólo Dios puede cambiar la voluntad de los tucumanos y, como todos saben, éste es republicano. Mientras tanto, en el peronismo local se comenta que el viejo (por Bussi) abre el paraguas porque sabe que no sucederá lo mismo que en las elecciones del 95 cuando el PJ cortó boleta. Los justicialistas se refieren a que en ese año los legisladores peronistas obtuvieron los 220.000 votos y la entonces candidata a gobernadora, Olijela del Valle Rivas, sólo 160.000. El peronismo unido gana, juran y ruegan para que su deseo se materialice.
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