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Por A. H. M. Mi distrito es el lenguaje. Mi distrito es la palabra, autodefine el precandidato a vicepresidente Jorge Asís. Y nadie puede reprocharle que no camine su distrito. De regreso a la Argentina, dispuesto a sumarse a la campaña del gobernador puntano Adolfo Rodríguez Saá, Asís justifica su postulación como una forma de ponerle fin a la política de resignación del duhaldismo. Recorre su territorio pegándole muy duro a Ramón Palito Ortega (si ese muchacho dice buen día hay que abrir la ventana para ver cómo es el día) y a Eduardo Duhalde (tiene una ética de las encuestas que no comparto), parangona a Rodríguez Saá con lo que era Carlos Menem en 1988. Y, contra lo que afirman a gritos los duhaldistas, asegura no recibir órdenes del presidente en su cruzada contra la hipocresía política. ¿Por qué aceptó esta candidatura? Porque estoy haciendo política, además me parece una buena causa y soy amigo de Adolfo Rodríguez Saá. Es un gobernador que transformó su provincia, buen gestor, buen impulsor, lleno de proyectos que me parecen honorables. El proyecto de Duhalde no es el que más me apasiona, hay una cultura política de la resignación en muchos compañeros. Es de una simpleza argumental casi ofensiva, ya que cuando uno critica posiciones de los precandidatos dicen que le favorece a la Alianza. Pero en distritos importantes como la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal Rodríguez Saá tiene muy mala imagen. Esta es una característica del etnocentrismo cultural, sería interesante que Duhalde lo llamara a James Carville para preguntarle qué significa (la expresión etnocentrismo), pero creo que Jorge Telerman sabe, está muy preparado. Rodríguez Saá pertenece a lo que se puede denominar, sin que suene un concepto nacionalista retrógrado, una Argentina profunda, entrañable, del interior, y yo como porteño me permito cuestionar el etnocentrismo. Es el mismo etnocentrismo que tuve que enfrentar cuando apoyamos a Menem en 1988. Hay una sigilosa desconfianza, que es clave en el porteño y en el hombre de Buenos Aires, en el político de interior y en cambio puede gustar aquel político del interior que se asemeja al porteñismo. Es un político de interior conocido por ese episodio desdichado, del que fue víctima. Detecto y considero ofensivos los chistes que me quieren hacer a mí sobre aquel episodio. ¿Pero por qué apoyarlo a Rodríguez Saá? Porque me despierta mayor adhesión que Duhalde, la nuestra es una formula más atractiva que la de Duhalde-Ortega. No quiero resultar agresivo, pero por la reacción de algunos parece que la nuestra fuera una presencia violenta para quebrar un cultura política de resignación. Queremos ganar la interna democráticamente, porque si Duhalde gana yo me voy a encolumnar detrás de su postulación. Pero si gana Rodríguez Saá los quiero a todos detrás de él. ¿Por qué dice que Duhalde es una encuesta? Porque tiene una afectación a las encuestas y a una ética de encuestas que no comparto, yo no soy de esa clase de políticos. Todo aquel que venga a hacer política conmigo tiene que tener en cuenta que yo no voy a hacer diferencias con un compañero porque las encuestas me marquen que es un piantavotos. Tiene que haber un cuestión de lealtad absolutamente básica, la unión con Ramón Palito Ortega es uno de los más grandes errores de Duhalde. Palito es un muchacho que dice buen día y usted tiene que abrir la ventana para saber si es verdad. Nunca tomé su candidatura presidencial en serio, recuerdo un viaje de Cavallo a Canadá como ministro de Economía, me propuso ser su canciller. En ese viaje, Palito habló tan mal de Duhalde que hasta tuve que salir a defenderlo... y eso que no soy su amigo. Pero la alianza entre Duhalde y Ortega marcó un crecimiento muy grande de las posibilidades electorales del PJ. Es verdad, pero..., otra vez el razonamiento de encuestas. Hay que quebrar esta monotonía que pasa por el aburrimiento de la Alianza y estacultura de resignación que tiene que ver con el duhaldismo y en todo caso discutamos. Hay un totalitarismo conceptual que no admite la posibilidad de la confrontación. ¿Qué le dijo Menem sobre su postulación? El Presidente me entendió, porque mi aceptación genera en la simplificación interpretativa conjeturas que me parecen hasta agraviantes, como cuando dicen que uno quiere jugar a una ruptura, a perder. Son conjeturas de autoritarios que no pueden aceptar que alguien piense distinto. Ayer le pedí disculpas al Presidente por no consultarlo, pero fue para evitar las interpretaciones que de todos modos se hacen; si lo consulto soy prisionero de esa consulta. ¿Que le puede aportar usted a la postulación de Rodríguez Saá? Mi distrito es el lenguaje. Mi distrito es la palabra. En la Argentina hay toda una discusión de estructuras de pensamiento que dice que usted tiene que tener territorio, estructura y dinero para ser dirigente político. Mi dinero, mi estructura y ni territorio es la palabra. Mi única potencialidad es que la palabra tiene que ver con las ideas, que es algo tan poco valorado en la política argentina que tienen que recurrir Dick Morris y James Carville, pero como dice el filósofo positivista Hugo Franco, un lacaniano de lo peor, yo no compro espejitos de colores, los vendo. Como hay tantas caras y argumentaciones que justifican ampliamente el desinterés y el zapping de la gente, porque no interesa lo que se habla, a mí me dieron ganas, con mi única arma importante que es el lenguaje, de terminar con la hipocresía política.
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