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Por Pedro Lipcovich Las alumnas de cuarto año de secundaria constituyen uno de los grupos más adictos al tabaco en la Argentina: el 45 por ciento fuma, más que sus compañeros varones y mucho más que la media nacional. Es uno de los datos que asombraron en la Primera Jornada Buenos Aires sin Tabaco, que se realizó ayer, Día Mundial Sin Tabaco. Tan inquietante como lo anterior es el hecho de que 6,9 por ciento de los alumnos varones de sexto y séptimo de primaria ya fuman, así como el 2,2 por ciento de las nenas. En materia de tabaquismo, la Argentina mantiene la elevada curva de adicción propia del subdesarrollo, mientras que en Estados Unidos y Europa las cifras cayeron drásticamente en los últimos años. Los especialistas critican la publicidad dirigida a menores y la ausencia de prevención en las escuelas. Nueve años fue la menor edad de comienzo para el tabaquismo que registró la encuesta efectuada por la Comisión de Tabaco de la Secretaría de Salud del gobierno porteño, sobre un total de 978 niños de entre 10 y 15 años. Entre los 10 y los 11 años, el 3,2 por ciento fumaba; entre los 12 y los 13, el 4,3; entre los 14 y los 15, el 14,9 por ciento. De los fumadores, el 17,8 por ciento consumía más de 10 cigarrillos por día y el 17,8 por ciento lo hacía desde hace más de un año. El 36,1 por ciento desconocía que el consumo de tabaco provoca dependencia. Tomando los dos últimos grados de la primaria, alrededor de un 5 por ciento de los chicos fuma: entre los varones, el 6,9 por ciento, y entre las niñas el 2,2 por ciento. "Los chicos que tienen un amiguito fumador tienen diez veces más probabilidad de ser fumadores --observó a este diario el médico Isidoro Hasper, coordinador de la Comisión--; esta correlación es mucho más alta que para los hijos de padres fumadores, ya que los adolescentes toman más en cuenta lo que hacen sus pares: la presión grupal." Entonces, para la prevención, es mejor "trabajar directamente con los grupos juveniles, para que ellos mismos elaboren las estrategias y las consignas". Pero los adolescentes que asistían a la jornada observaron que "entonces, es importante que los docentes no fumen: si fumar es peligroso, no puede ser que los adultos puedan fumar y los jóvenes no". En la Argentina, el 33 por ciento de las maestras de escuela primaria fuma y, a diferencia de Estados Unidos o Gran Bretaña, no hay programas orgánicos para prevención del tabaquismo en clase. Otro estudio de la Comisión de Tabaco porteña indicó que en primer año de secundaria el porcentaje de fumadores llegaba al 21 por ciento, tanto en varones como en mujeres mientras que, al llegar a cuarto año, las cifras llegan al 40 por ciento en hombres y 45 por ciento en chicas. "Las mujeres fumadoras empiezan siendo menos en la escuela primaria y terminan siendo más que los varones en la secundaria", comenta Hasper. En la Argentina, fuma el 35 por ciento de la población total. En Estados Unidos, la proporción, que en 1965 llegaba al 36 por ciento de los hombres y el 26 por ciento de las mujeres, cayó al 21 y 20 por ciento en 1995. Sin embargo, allí también creció el tabaquismo adolescente, "ya que durante varios años la publicidad de cigarrillos estuvo dirigida especialmente hacia jóvenes, hasta que hace poco se logró detener en esto a las tabacaleras", observó Hasper, quien admitió que "en la Argentina no existen adecuadas limitaciones a la publicidad de cigarrillos: allá, por ejemplo, se prohibió el `Camello Fumador', que acá sigue en vigencia". Especialistas del Hospital de Clínicas hicieron por su parte una encuesta a 1368 personas mayores de 15 años, en supermercados, donde, además de presentarles un cuestionario, les ofrecían medir su capacidad respiratoria mediante un espirómetro: resultó que el 8 por ciento tenía obstrucción bronquial, la mayoría sin saberlo: "La obstrucción puede deberse a tabaquismo, asma o ambos factores combinados", explicó Ricardo Gené, jefe de neumonología del Clínicas. Además, esta investigación mostró que, a diferencia de lo que sucede en países desarrollados, "en países como la Argentina, la gente más instruida fuma más, ya que no tiene suficiente educación preventiva; los más pobres fuman menos porque no les alcanza la plata". En Estados Unidos, sólo el 3 por ciento de los médicos fuma; en la Argentina, el 28 por ciento. Tampoco existe en la Argentina mucha conciencia sobre el fumador pasivo: "Yo tengo pacientes con problemas cardíacos o pulmonares que no pueden lograr que sus compañeros no fumen en el trabajo", comentó Gené. Hasper destacó que "un estudio en la Argentina mostró que el fumador pasivo tiene 70 por ciento más de probabilidades de enfermar de las coronarias, y otros mostraron que quien convive con un fumador tiene el doble de riesgo de cáncer de pulmón".
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