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Los dos fundamentalismos atómicos cerca de estallar

Pakistán anunció que “no dudará en usar todo su arsenal” en el conflicto contra el gobierno hindú por la provincia india (pero islámica) de Cachemira.

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Por Alfredo Grieco y Bavio

t.gif (862 bytes)  Nunca un conflicto regional estuvo tan cerca de una guerra nuclear como los enfrentamientos fronterizos indo-paquistaníes en Cachemira, el único estado de la India con mayoría musulmana. El fuego de artillería continuaba ayer, mientras la fuerza aérea india desplegaba sus armas convencionales más modernas, sus Mirage 2000 franceses. Más de 20.000 soldados indios siguen luchando por recuperar los desfiladeros en las alturas del Himalaya, alrededor de la ciudad de Kargil. De una manera que fue percibida como contradictoria con esta ofensiva, el premier nacionalista hindú Atar Bihari Vajpayee anunció que recibirá en Nueva Delhi al ministro de Relaciones Exteriores paquistaní Sartaj Aziz. Por su parte, el secretario de la Cancillería paquistaní afirmó: “No dudaremos en usar todas las armas de nuestro arsenal”. Y esto incluye las atómicas.
Al menos la mitad de los 680 guerrilleros separatistas musulmanes, que buscan la anexión a Pakistán –desde donde entraron–, perdieron la vida en los últimos seis días de combate continuo. Pakistán pidió a la ONU una mediación a la que está bien dispuesto Estados Unidos, pero la India se opone a internacionalizar un conflicto que prefiere mantener bilateral. El gobierno fundamentalista hindú que preside Vajpayee perdió un voto de confianza en abril, y debe enfrentar elecciones en setiembre. Desde el éxito de los tests nucleares subterráneos que India y Pakistán realizaron en mayo de 1998, Estados Unidos fue la voz cantante en medio de un coro mundial de angustia por los riesgos de que el conflicto de Cachemira encendiera uno más amplio, en el que las dos recién estrenadas potencias nucleares hicieran un uso más efectivo y menos experimental de las armas que ahora son el orgullo de las dos naciones.
Cachemira es el escenario anual de enfrentamientos armados. Todos los años, al derretirse las nieves del Himalaya, rebeldes musulmanes cruzan el límite internacional. Entre abril y noviembre de 1947, cuando ocurrió la partición de la India inglesa en los actuales India y Pakistán, 15 millones de personas, entre musulmanes e hindúes, se desplazaron huyendo, respectivamente, hacia el primero o el segundo de los nuevos estados. Y cerca de dos millones murieron en las carreteras o en los “trenes de la muerte” –muchos de ellos en Cachemira–, a manos de bandas de musulmanes, o de hindúes y sijs, armados con hachas, cuchillos o palos de hóckey. Desde entonces, los dos países se enfrentaron en tres guerras fértiles en muertos. Dos de esos conflictos tuvieron lugar a causa de Cachemira, el único Estado mayoritariamente islámico en la India.

 

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